Uno y los Otros
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Uno y los Demás
una breve presentación de “uno”, que automáticamente definirá a “los demás”
Uno y los Demás

“Uno” será nuestro compañero de ruta. Y “Las mil”, serán las vicisitudes que él y cada uno vivimos habitualmente, en nuestro quehacer cotidiano. Alguna vez “uno estará como personaje en un cuento, otra vez será el periodista que realice un reportaje imaginario, o quizás sea todos los hombres y mujeres de un aguafuerte o crónica de la realidad que entra sin llamar.

Ahora, una breve presentación de “uno”, que automáticamente definirá a “los demás”. “Uno con ustedes”.

Definición de Uno

UNO: adj. Que no está dividido en sí mismo / Único, sólo / Lo mismo, igual. -Pron. Indet. qué en singular significa una y en plural dos o más personas cuyo nombre se ignora o se calla. Aplícase también en singular a una persona indeterminada o a la que habla./ m. Unidad. Signo con que se representa la unidad sola.

Extensión de Uno

Desde la fría definición académica que se encuentra en los diccionarios, “uno” se va transformando, y se acerca de acuerdo a las circunstancias, el lugar, o la época. “Uno” toma distintas formas y nunca se objetiviza. Difícilmente se personalice en alguien, por que “uno” es la despersonalización del yo. “Uno” es ese personaje, usted, que ahora está leyendo, y que desde éste preciso instante, quizás, comience a pensar en “los demás”.

Comprensión de Uno

A su manera, muchos disfrazaron a “uno” y la sectorizaron según su conveniencia. Raúl Scalabrini Ortiz, clavó a “uno” en la porteña Buenos Aires y lo llamó “El hombre que está solo y espera”. Casi en ese mismo instante Arthur García Nuñez, Wimpi, habló de “uno” en forma más sencilla y universalizada refiriéndose al “tipo”. En cambio José Ingenieros se despachó con “El Hombre Mediocre” y nos dio un panorama de la moral, la cultura y la política de entonces y ahora, en la búsqueda permanente de “uno mismo”.

En tanto estos pensadores, filántropos de una sociedad que busca su ser, se ilusionaban y alucinaban a los demás con un destello de conocimiento puro; el pueblo cuando se tenía que referir a “uno” sin que nadie lo supiera, le decían “el quía”, convirtiéndose automáticamente en su cómplice. Mas tarde se sumó “el que te dije” en donde el cómplice era “uno”.

Con el tiempo fueron apareciendo muchas formas de cómo decir “Uno”, en donde las mujeres, fue y será tan “uno” como el hombre y viceversa. María Elena Walch produce la síntesis de esa acepción, cuando titula una copla de todos con el nombre “Serenata para la Tierra de Uno”.

Mucho antes Enrique Santos Discépolo le había dado vida y sentimiento a partir de su tango homónimo:

Uno busca lleno de esperanza,
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias…
Sabe que la lucha es cruel
y es mucha, pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.

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