Piedra Libre
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La Ciencia, Sin Ninguna Conciencia
Con los recortes aplicados sobre el sistema de ciencia y tecnología llevan el presupuesto a mínimos históricos
La Ciencia, Sin Ninguna Conciencia

“No va a hacer todas las locuras que promete en campaña”, decían algunos votantes de La Libertad Avanza, como para justificar su voto también afirmaban que “la Justicia o el Parlamento lo frenará”.

La Ciencia, Sin Ninguna Conciencia
Un claro mensaje fue advertido en plena campaña presidencial de 2023, en el programa “A Dos Voces” del canal Todo Noticias (TN), cuando Javier Milei cuestionó la productividad del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), “como existe hoy hay que cerrarlo”. Y aseveró: “El Conicet hoy tiene 35 mil personas. La NASA tiene 17 mil. Me parece que el Conicet no produce en línea con lo que produce la NASA. O sea, la productividad del Conicet es bastante cuestionable. La NASA, digamos, me parece que produce un poquito más”.

El dato fue Chequeado en su momento, señalando que “según el ranking SCImago 2023, que evalúa entre otras cosas la productividad científica dentro de la categoría de organismos gubernamentales, el Conicet aparece en el puesto 22 y la NASA en el 28, entre más de 1.700 instituciones del mundo evaluadas. Esto es así a pesar de que en la Argentina el Conicet tiene un presupuesto en dólares 72 veces menor al de la NASA, y que el Estado nacional destina menos recursos sobre el PBI que el Gobierno de los Estados Unidos”. Una mentira completa.

Este año, en febrero, el presidente dio una entrevista para el medio francés Le Point, en donde le preguntaron cuáles eran sus planes para la ciencia y específicamente para el Conicet.

«Los planes para que la ciencia, digo, que la ciencia sea ciencia, digamos, que no sea propaganda política», dijo el libertario.

«¿Qué quiere decir con eso?», le repreguntó el francés. «No me gustan las aplicaciones a todo lo que tiene que ver con las ramas sociales», dijo Milei. Claramente desea eliminar esta rama que representa un 25% del organismo.

«Lo único que hace es favorecer a parásitos que escriben a favor del Estado y en contra de la gente para mantener un estatus de vida que no tiene contrapartida de mercado ¿en qué mejora la vida de la gente esos panfletos, como estudiar el ano dilatado de Batman?», dijo Milei.

«¿Qué es eso?», quiso saber el periodista francés. «Un informe. Como es el del efecto de las memes del Whatsapp», explicó el presidente. El «ano dilatado de Batman» es un paper del que se valieron Milei y sus trolls, además de voceros oficiosos, para desprestigiar el Conicet.

«Yo quiero que la ciencia promueva la tecnología de punta. De hecho, nosotros estamos haciendo todos los desarrollos en materia nuclear en base a investigaciones hechas desde científicos. Algunos trabajan en el Estado y otros en el sector privado», dijo Milei. 

Estos recortes de fondos retrotrajeron el financiamiento de la investigación científica al nivel de 2002, cuando nuestro país atravesaba la peor crisis económica y social de su historia reciente. En el mismo lapso, cayó un 30% el poder adquisitivo de los sueldos de investigadores y becarios. Como consecuencia, según los datos oficiales ya se perdieron más de 4.000 empleos en el sistema científico y se redujo en un tercio la cantidad de jóvenes que aspiran a ser investigadores.

Desde su asunción, el Gobierno prorroga el presupuesto 2023, cualquier actualización y ejecución de partidas de dinero se hace de forma discrecional, lo que aleja cualquier tipo de compensación con el impacto inflacionario y las devaluaciones de la moneda. De ahí proviene gran parte del filo de la “motosierra” que está cercenando a la administración pública.

La inversión estatal en ciencia y tecnología se retrajo 30 puntos porcentuales en 2024 y se estima que en 2025 caerán otros 25 puntos

Cuando Milei entró en la Casa Rosada, el gasto en ciencia alcanzaba al 0,30% del Producto Bruto Interno. El año pasado, con un PBI estimado de 579 billones de pesos (unos 482.000 millones de dólares), ese porcentaje bajó al 0,21. Para este año se calcula que la inversión en ciencia se desbarrancará hasta el 0,15% del PBI.

“Los valores del actual presupuesto son irrisorios, son similares a los de la megacrisis de 2001-2002 y se aproximan a lo que invertía en ciencia la última dictadura militar hace 50 años”, dice Valeria Levi, doctora en química y vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Su comparación es literal: en 2002 la inversión en ciencia fue el 0,17% del PIB y en 1976 el 0,19%.

Junto con la amenaza de cierre o privatización, golpea a todos los organismos científicos, mientras se multiplican las carencias de recursos para equipamiento, laboratorios, bibliotecas, obras o mejoras de infraestructura. El Ministerio de Ciencia fue degradado a secretaría por Milei, con la consecuente baja presupuestaria. La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, cuya función era subsidiar proyectos, está prácticamente paralizada por falta de autoridades y personal; ni este año ni el anterior se hizo la convocatoria para presentar propuestas.

El mismo desajuste lo sufren los salarios de los investigadores y los estipendios de los becarios. Según los cálculos de los sindicatos, unos y otros sufrieron desde 2023 una merma del 30% de su capacidad de compra, una disminución superior a la sufrida por el resto de la administración pública. “Los sueldos del sistema científico y universitario se devaluaron completamente. La gran mayoría, entre el 80 y el 90%, está cobrando salarios paupérrimos”, explica Sandra Torlucci, rectora de la Universidad de las Artes e integrante de la comisión de ciencia y técnica del Consejo Interuniversitario Nacional. “Todo esto empuja a los docentes e investigadores al pluriempleo, genera renuncias, fuga de cerebros”, agrega Torlucci. “Las trayectorias de los grupos de investigación se interrumpen, los equipamientos se van deteriorando… No va a ser fácil recuperar todo eso, es el producto de años de trabajo e inversión”.

Un tercio de las bajas registradas corresponde al Conicet, el mayor organismo de investigación del país, que perdió 1.513 investigadores y becarios. No solo los investigadores se están yendo, sino que además está obturado el ingreso de las nuevas camadas. Hay 853 jóvenes seleccionados por concurso en 2023 para comenzar la carrera de investigador científico que todavía no pudieron iniciar su actividad. Uno de los efectos de las trabas y los recortes es el marcado declive de la cantidad de aspirantes a entrar en el Conicet: en 2023 se habían anotado 1.960 personas y en 2024 fueron 1.378 los postulantes. En la Argentina de Milei, ser científico es un futuro poco atractivo.

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