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Leopoldo Presas: Un Artista Completo
Pintor y amigo. Una de aquellas personas que no levantan la voz. Un hombre tímido y cálido; generoso y con gran sentido del humor
Leopoldo Presas: Un Artista Completo

Nació en Buenos Aires el 21 de febrero de 1915. Su madre, Manuela, era uruguaya y sus abuelos, gallegos. A los 17 años, concurrió a las clases del pintor y grabador Adolfo Sorzio, para preparar el ingreso a la Academia Nacional de Bellas Artes, donde cursó sólo unos meses.

Luego tomó clases particulares con el maestro Lino Enea Spilimbergo, en el Instituto Argentino de Artes Gráficas.

En 1939, Presas integró el grupo Orión, integrado también por Luis Barragán, Ideal Sánchez, Vicente Forte, Orlando Pierri, Bruno Venier, Juan Fuentes, Alberto Altaleff, Antonio Micheli, los poetas Rodolfo Alegre y Juan Aschero y el crítico Ernesto B. Rodríguez, mentor o ideólogo del grupo.

Orión hizo su primera muestra el 20 de octubre de ese año, en la Sociedad de Artistas Plásticos. La exposición pasó a la historia del arte argentino por mostrar las primeras obras surrealistas realizadas en el país. Y fue la presentación de Presas ante el gran público.

Ante la necesidad de ganar el sustento, en 1940, se empleó en un taller de diseños textiles y abandonó la pintura. Conoció allí a Elsa Legaspi Salgado, con quien se caso cinco años mas tarde y se convirtió, además, en la modelo de sus obras. Juntos tuvieron tres hijos: Gabriela, Fernando y Manuel. Alentado por su colega y amigo Santiago Cogorno, retornó a la pintura.

Pero ya tenían sus obras aquel sonambulismo casi lúgubre del surrealismo. Su paleta se fue aclarando y pintaba naturalezas muertas y figuras con empastes de materia, aunque sin estridencias de color.

En 1947, realizó su primera exposición individual en la galería Callao. El éxito fue inmediato. Ese mismo año fue premiado en el Salón de Artes Plásticas de Bahía Blanca, siendo este el primero de una larga lista de galardones, entre los que se destacan el Gran Premio de Honor en el Salón Nacional de Pintura (1959) y el Premio Palanza, otorga por la Academia Nacional de Bellas Artes, en 1963.

Viajó a Europa en 1950. Estuvo en España, Italia, Inglaterra y Francia, y se radicó en París hasta 1952. De regreso a la Argentina, el artista continuó con sus exposiciones individuales en Buenos Aires y el interior del país.

En colaboración con Leopoldo Torres Agüero, Presas pintó murales en las Galerías Santa Fe. En 1953, realizó una exposición en las galerías Witcomb y la venta de sus obras la permitió comprar un taller en Cerrito y Avenida Santa Fe, de Buenos Aires. El lugar de trabajo lo compartió con su amigo y colega Raúl Russo. Dos años después, viajó a los Estados Unidos y expuso en la galería Sudamericana de New York. También participó con sus obras en las bienales de Venecia (Italia) y San Pablo (Brasil).

En la década del 60, Presas comenzó a pintar series con un carácter expresionista, como Los Cerdos, Los Reyes de la Podredumbre y su serie religiosa Los Cristos. En 1965 instaló su taller en el Barrio de La Boca, en Buenos Aires.

Era ya un pintor en plena madurez artística y consagración profesional: el gran crítico de arte, Rafael Squirru, presentó el primer libro monográfico dedicado a su obra y Presas realizó su primera exposición retrospectiva en el Museo Gallery of Modern Art. Y Huntington Hartford Collection de New York, en 1967. La muestra previa en esas mismas salas fue, nada menos, que la de Salvador Dalí.

El Pintor y la Modelo – 1997 – Óleo Sobre Lienzo

En 1971, fue designado Presidente de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos y, en 1976, miembro de Numero de la Academia Nacional de Bellas Artes.

Además de pintar con óleo y tempera, es un excelente dibujante (utilizó lápiz, pastel y carbonilla). Incursó también en la técnica de los tapices y fundó, en 1972. “El taller de la Orilla”, especializado en impresiones litográficas, serigráficas y otras técnicas de grabado artístico. El taller estaba ubicado en la calle Pedro de Mendoza, del Barrio de La Boca.

Se radicó en Paris en 1979 y vivió y allí hasta 1987. Pese a vivir durante ochos años al lado del Museo de Orsay, con una vista increíble del Rio Sena, pintó allí su serie Puerto que, curiosamente, está dedicada al Riachuelo de Buenos Aires.

De regreso a la Argentina, Presas continuó pintando en su taller de la Avenida de Mayo. Considerado uno de los grandes maestros del arte contemporáneo, así lo demuestraron sus continuas exposiciones en la Argentina y el extranjero. Una de las más importantes fue el homenaje organizado por Zurbarán, en 1994, en el Paláis de Glace. Esta muestra retrospectiva fue la primera realizada en el país y fue visitada por más de 179.000 personas.

Pintor y amigo. “Toto” Presas- como lo llamaban familiarmente-, es de aquellas personas que no levantan la voz. Un hombre tímido y cálido; generoso y con gran sentido del humor.

Disfrutaba de la música, la charla entre amigos, el ajedrez, la buena lectura y su gran pasión: la Pintura. Creía que el cuadro es producto del milagro y que es “una luz que se ve, un color, algo que se siente, es el milagro, la inspiración”.

En su vasta obra, fruto de sesenta años de labor, pueden reconocerse algunos ciclos: los inicios en el surrealismo, los cuadros eróticos, las obras religiosas con Los Cristos que llevó a la Bienal de Arte Sacro del Museo del Arte moderno de Paris, en 1967, y la serie expresionista de Los Cerdos, en la que pintó la bestialidad humana con una critica acida. Pero mas allá de toda periodización, Presas es un colorista excepcional, pintor de fruteras y de flores, de magníficos paisajes e inigualables desnudos femeninos, en fin, un artista completo.

Falleció el 12 de junio de 2009 en Buenos Aires.
Por Ignacio Gutiérrez Saldívar en Genios de la Pintura Argentina – Publicación de Editorial Perfil

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