¿Qué es la creatividad? ¿Cómo aprendo a ser creativo? Son preguntas que escuchamos con mucha frecuencia en talleres, cursos y seminarios sobre gestión cultural. Y finalmente, la creatividad puede ser pensada como una actitud personal sometida a ciertos condicionamientos de espacio y tiempo. Así parece surgir del reportaje a Francisco Menchen que publica el sitio Neuronilla.com. El portal español cita como fuente una entrevista realizada por Patricia Muñetón Pérez para la revista de la UNAM. Veamos unas pocas líneas de ese material que recorre, entre otras cosas, la historia misma del concepto.
“Para un lenguaje coloquial tengo una definición muy ilustrativa: «Mirar donde todos han mirado y ver lo que nadie ha visto». Pero en un entorno formal tengo que profundizar en su sentido, habiendo llegado a determinar que, la creatividad es la capacidad que tiene el ser humano para captar la realidad y transformarla, generando y expresando nuevas ideas, valores y significados.” (…)
“…la creatividad también se manifiesta ante una necesidad, ante una situación de crisis, reaccionando el cerebro y activando aquellas capacidades que están dormidas. Albert Einstein decía: «En tiempos de crisis, sólo la creatividad es más importante que el conocimiento» (…)
“Según los científicos, sólo conocemos el 10% de la realidad, el otro 90% es invisible, que el hombre no podrá descubrir con el uso de la razón y el pensamiento lógico. Para crear un nuevo conocimiento el investigador, el artista o el jardinero debe valerse irremediablemente de la creatividad que es la única capacidad que conecta con el inconsciente y además puede moverse por lo desconocido, por lo invisible y por lo imposible.” (…)
“Es imprescindible un compromiso de la política, de las universidades, de la sociedad y la financiación de programas dirigidos a todos los equipos docentes de las escuelas, institutos y universidad. En este caso, las nuevas generaciones disfrutarán de un clima propicio al desarrollo armónico, pleno y creativo del ser humano.” (…)
“Cualquier cambio que implique salirse de lo convencional genera incomodidad y desconcierto, y por eso siempre habrá resistencia al cambio. Es preferible prolongar lo conocido: el pasado. No podemos acudir a soluciones de antes, ante situaciones muy diferentes a las del pasado.” (…)
“No hay que olvidar que la creatividad es como la electricidad, está ahí pero hay que saber conectarla. El responsable de activar ese botón eres tú, y solamente tú. Yo espero mucho de la creatividad porque todavía estamos en la prehistoria de su desarrollo.” (…)
“La sociedad dará más valor a la única habilidad humana que no puede ser automatizada: la emoción. El lenguaje de la emoción afectará a todo, desde nuestras decisiones de compra hasta cómo enseñar a los alumnos. Este será el espíritu de los nuevos tiempos.” (…)
“En los centros docentes se debe empezar a soñar, incorporar el pensamiento prospectivo y pensar cómo será la escuela en el año 2030 y estudiar los cambios y los desafíos que se producirán. Hay que detener el pensamiento lineal y evitar repetir el pasado, sabiendo que no existe una ley natural que determine que sucederá en el futuro. La solución no consiste en mejorar la condición actual, sino en crear algo nuevo, porque ya no vivimos en un entorno estable y predecible, sino en un entorno de cambios permanentes.” (…)
“Actualmente, estoy implicado y muy ilusionado con un proyecto para crear ciudades creativas, pero partiendo desde la base, es decir, formando ciudadanos creativos que desde muy pequeño se sientan orgullosos de su pueblo o ciudad y se responsabilicen por un crecimiento sostenible.” (…)
“Tenemos la obligación ineludible de redefinir la educación y tratar de potenciar el valor sagrado, cósmico y espiritual que tiene el ser humano. Educar es un arte, es como componer una obra musical; es una tarea eminentemente espiritual, dirigida a la búsqueda e iluminación del yo interior.” (…)
“La sociedad necesita, hoy más que nunca, personas creativas, pues los niños nacidos a partir del año 2000 harán trabajos que todavía no están inventados.”
La creatividad aparece, en la mirada de este experto, como una capacidad intrínsecamente humana, pero también como precondición de una humanidad mejor. Carga sobre las espaldas del sistema educativo buena parte de la responsabilidad de su impulso. Pero, desde nuestro lugar, cabe hacerse una pregunta más ¿Qué puede hacer la gestión cultural por potenciarla?
Mucho, incluso imaginar aquello que no puede ser imaginado y que, por tanto, no podríamos listar. También estar atentos a las ideas y experiencias que surgen a nuestro alrededor. No serán, naturalmente, todas las posibles, pero sí un puñado a revisar y, creativamente, replicar. Vayan algunas de ellas:
– llevar la gestión cultural al terreno de lo cotidiano ampliando la capacidad perceptiva de las personas.
– revalorizar el error como una oportunidad de aprendizaje en lugar de poner el acento en la crítica y el castigo.
– promover en los jóvenes la investigación de su entorno cultural
– difundir el trabajo de investigadores de los fenómenos creativos
– analizar y promover las formas y posibilidades del cambio cultural
– ampliar el campo de la gestión cultural hasta implicarse en la renovación de nuestras ciudades
– llevar la movilización creativa al sistema educativo como espacio curricular específico
– desarrollar la perspectiva del intraemprendedor para movilizar creativamente a nuestras organizaciones
– sistematizar modelos de gestión cultural para replicarlos creativamente
Seguramente nuestros lectores conocerán otras y desde ya invitamos a incorporarlas a través de los comentarios. Quienes nos dedicamos a la gestión cultural debemos tener un profundo compromiso con el impulso de la creatividad. No hacerlo nos convierte en meros burócratas de las administraciones culturales.
Por Fernando de Sá Souza
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