Epitafios
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Ricardo Barreda: El Sorprendente Epitafio
Ricardo Alberto Barreda - “Arrepentido de mis pecados cometidos”
Ricardo Barreda: El Sorprendente Epitafio

“Arrepentido de mis pecados cometidos”. Así dice el lacónico epitafio que un día del año 2020 apareció estampado en una placa de una sencilla cruz de madera, sobre una tumba del cementerio municipal de la localidad de José C. Paz, en el Conurbano bonaerense.

Si bien la frase no es habitual en esos ámbitos, ya que piadosamente los deudos tienden a exaltar los valores altruistas del finado olvidando sus equívocos si los tuvo; en éste caso, la sencilla placa cobró interés periodístico por el nombre del difunto: Ricardo Alberto Barreda.

Para quienes no recuerdan o desconocen el caso protagonizado por el ocupante de la tumba, se trata del responsable de un cuádruple homicidio; las víctimas fueron su esposa, Gladys Mc Donald de 57 años; su suegra, Elena Arreche de 86 años y sus hijas; Adriana de 24 años y Cecilia de 26 años. El tremendo episodio sucedió el 15 de noviembre de 1992 en una casa del centro de la ciudad de La Plata.

Ricardo Barreda

Es probable que el desencadenante esgrimido por el homicida para justificar la masacre, suponiendo que ese hecho puntual haya sucedido, podría ser el desenlace de una convivencia insostenible. “Conchita, andá a limpiar”; o una frase semejante es la que su mujer le habría proferido. Entonces el hombre, siempre de acuerdo a su relato, retiró una escopeta de un armario; un arma que paradójicamente le había regalado su suegra. Con el arma cargada y cartuchos para reponer, se dirigió a la cocina donde estaban su mujer y la hija menor; le disparó a ambas. Cuando su suegra se asomó por la escalera que llevaba a la planta alta, también recibió una andanada. Finalmente, culminó el raid macabro ejecutando de otro escopetazo a su hija mayor, Cecilia, quien habría alcanzado a insultarlo antes de caer bajo la perdigonada que acabó con su vida.

Luego desordenó la casa para simular un robo, recogió los cartuchos usados, abordó su auto y se fue de la casa. Mientras se alejaba, se desprendió de la escopeta y los cartuchos.

Al volver ya de noche, “descubrió” el tremendo cuadro de su familia masacrada y llamó a la policía. Pero al ser interrogado en la comisaría, terminó por caer su coartada y confesó ser el autor de los crímenes, siendo detenido.

Relató minuciosa y serenamente los hechos y el presunto desencadenante. Luego de desordenar la casa para simular el robo y desprenderse de las pruebas, se habría encontrado con su amante con quien pasó la tarde.

Tres años más tarde fue juzgado y condenado a prisión perpetua por triple homicidio calificado en los casos de su mujer e hijas y homicidio simple en la figura de su suegra.

Los medios de comunicación se ocuparon ampliamente del caso Barreda, hasta que poco a poco fue cayendo en el olvido. La elegante casa familiar de La Plata no volvió a ser habitada y su frente está acribillado por pintadas condenatorias de lo que la justicia actual denomina femicidios y a su responsable.

Barreda comenzó su periplo carcelario en la Unidad 9 de La Plata y con el paso de los años fue trasladado a distintos penales. En su primer destino conoció casualmente a quien sería su segunda esposa: Berta “Pochi” André. En 2008 obtuvo el beneficio de prisión domiciliaria, debido a que cumplió setenta años y fue a vivir al domicilio de su mujer, en el barrio porteño de Belgrano. Pero el hombre volvió a prisión por violar la detención domiciliaria. Más adelante recuperó el beneficio hasta que en marzo de 2011 obtuvo la libertad condicional.

Pero debido a problemas presuntamente neurológicos que padecía Berta y que podrían generar violencia en Barreda, en 2014 la justicia lo devolvió a prisión.

En el año 2015 Berta falleció. El dentista nunca pudo recuperar la casa familiar de La Plata y el 25 de mayo de 2020, murió en un geriátrico.

Cruz con Epitafio – Diario Popular – 17-06-20

Pero sorpresivamente, el 16 de junio de ese año, a veinte días de su deceso, apareció la cruz con el epitafio. Luego se supo que fue colocada por personal del cementerio a pedido del escritor Pablo Martí, quien habría sido su último biógrafo.

Ese 16 de junio, Barreda habría cumplido 85 años.

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