El Juego de Gerald s un gran ejemplo sobre esa excepción a la regla que reza: “el libro es mejor que la película”. Aquí el largometraje es mucho mejor, ejecutado con pericia y adaptado para convertir las debilidades que ostenta la novela en fortalezas.
La rama de ese árbol en determinado momento se hizo tronco y la otra persona del otro lado de esa línea inalámbrica desapareció de la escena. Sólo quedábamos esa lengua áspera chorreada de cremas chocolatadas y mis ojos felinos.
“El pueblo no debe albergar ninguna preocupación: el corvo de San Martín será cuidado como si fuera el corazón de nuestras madres; Dios quiera que pronto podamos reintegrarlo a su merecido descanso.
La gastronomía nos lleva a una experiencia sensorial que evoca y representa esos buenos momentos, como el clima que se creara, alrededor de la mesa familiar. Gracias a esas sensaciones placenteras, se despierta la inventiva que permite crear platos.
Sin dudas, la obra que nace del artista, en un principio, se le parece; luego comienza a jugar su juego el alter ego, la imaginación, las lecturas que elige y lo formaron, los desafíos que se impone, el ánimo de su alma, los momentos que transita...