Ese “aramos” y El Coche y la Mosca reflejan la actitud de un enjambre de gente que con la pantomima de colaborar cree haber cumplido. Un zumbido que irrita. Un aguijón de falsos méritos que nos taladra con frecuencia.
Con la recuperación de la democracia en 1983, sólo se abstiene el 14% (triunfo de Alfonsín). Veinte años más tarde (presidenciales de abril de 2003) el ausentismos trepa al 22,4%, casi tantos votos como los que obtuvo Néstor Kirchner.
El Juego de Gerald s un gran ejemplo sobre esa excepción a la regla que reza: “el libro es mejor que la película”. Aquí el largometraje es mucho mejor, ejecutado con pericia y adaptado para convertir las debilidades que ostenta la novela en fortalezas.
La rama de ese árbol en determinado momento se hizo tronco y la otra persona del otro lado de esa línea inalámbrica desapareció de la escena. Sólo quedábamos esa lengua áspera chorreada de cremas chocolatadas y mis ojos felinos.
“El pueblo no debe albergar ninguna preocupación: el corvo de San Martín será cuidado como si fuera el corazón de nuestras madres; Dios quiera que pronto podamos reintegrarlo a su merecido descanso.