Fuera de Serie
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Las Cintas de John Wayne Gacy
CONVERSACIONES CON ASESINOS: POGO, EL PAYASO ASESINO —DISPONIBLE EN NETFLIX
Las Cintas de John Wayne Gacy

En una entrevista que dio en 1992 al periodista Walter Jacobson de la cadena CBS, el asesino serial John Wayne Gacy contó —entre tantas otras cosas— su “truco con una soga”. Le pide al periodista que le dé un cordón de su zapato y, con una sonrisa socarrona, le advierte a su entrevistador: estás en problemas ahora, mientras toma la delgada cuerda, sin quitar la vista del objeto, como quien encuentra ese juguete de la infancia que consideraba perdido.

Intenta hacer un torniquete en su propia muñeca, pero se da cuenta que es difícil conseguirlo con una sola mano disponible. Entonces le pide a Jacobson que estire su brazo y, con toda naturalidad, da una primera vuelta al el cordón y hace un nudo. Sobre ese, hace un segundo nudo e introduce en el agujero una lapicera que tenía sobre la mesa. Todos los movimientos van acompañados de una explicación clara sobre cómo realizar un torniquete, como si fuera un tutorial dictado por un experto en medicina para cortar una hemorragia en una situación de emergencia.

Todo es macabro en la escena. El nivel de goce que manifiesta Gacy mientras observa como el nudo aprieta la muñeca, no mucho, no lo suficiente para cortar el flujo sanguíneo hacia la mano del periodista. Pero si lo suficiente para despertar recuerdos que provocarían traumas a cualquier ser humano común y corriente. Podemos ver al otrora payaso visualizando como aparece delante de sus ojos el cuello de una de sus tantas víctimas, podemos ver las manos del asesino aplicando presión con un palo para cortar el aire de la persona que tuvo la mala suerte de caer en sus garras. La entrevista ya no es una entrevista, es un canal para que el monstruo se manifiesta silenciosamente.

La cadena de televisión obtuvo una entrevista impactante, pero quien ganó fue el asesino. Él consiguió revivir los momentos de los asesinatos, algo que, se sabe, disfrutan estos “personajes”. Y encima tuvo la oportunidad de hacerlo incrementando su notoriedad, su registro fílmico. Encima lo logró disponiendo de una persona que le sirvió como avatar para sus evocaciones… hasta se da el lujo de quejarse del largo del cordón, como si se tratara de un artista consumado y no uno de los serial killers más prolíficos de Estados Unidos.

El director de cine y televisión Joe Berlinger es un especialista en temas policiales, macabros y asesinos seriales. Para el gran público general el nombre del cineasta apareció gracias a una mini serie documental titulada Conversaciones con un asesino: las cintas de Ted Bundy (que cubrimos en una nota en este mismo portal) junto con la película biográfica del asesino que protagonizó Zac Efron.

Ambas salieron en el 2019.

Berlinger no abandonó la ruta de los asesinos, psicópatas y todo tipo de escoria humana. El año pasado solamente estrenó tres mini series documentales con distintos casos policiales como eje temático, y produjo un cuarto título en el transcurso de trecientos sesenta y cinco días solamente.

El pasado abril Netflix estrenó los tres capítulos que conforman la nueva entrega de Conversaciones con un asesino, centradas en Pogo, el payaso asesino de Chicago, Illinoils, comunidad que lo vio nacer, crecer y hasta convertirse en una figura querida entre sus vecinos y familiares.

Existen muchas horas de material fílmico de Gacy, nunca fue un hombre que le escapara al seductor ojo de la cámara o a la posibilidad de ver su nombre impreso en el titular de un diario. Basta buscar su nombre en Internet para encontrar registros audiovisuales, fotografías de todo tipo y hasta películas de terror que lo tienen como protagonistas. No es de extrañar, la humanidad tiene una fascinación morbosa con los payasos, nosotros lo sabemos, ellos lo saben. Gacy era la personificación de ese miedo intrínseco a lo desconocido, a lo que se esconde detrás de la perpetua sonrisa pintada.

El principal atractivo de esta mini serie es que el director accedió a entrevistas que Gacy dio en prisión, antes de ser ejecutado, en donde el panorama crudo de su naturaleza que el hombre nunca pudo ocultar del todo —ni quiso hacerlo, probablemente— se intensifica. Escuchar la voz del monstruo da más miedo que muchas producciones con millones de dólares detrás invertidas en los mejores efectos especiales. Hay algo en esa risa que hiela la sangre. Sabemos que es una risa, pero hay algo que no es auténtico. Como si una criatura intentara imitar el sonido de la risa humana; como si esa risa estuviera compuesta por los sonidos ahogados de sus víctimas, sonidos de los cuales se apropió.

Berlinger no sólo rodeó el testimonio del asesino con las palabras de especialistas en crímenes y asesinos seriales, policías que participaron en el caso y gente que conoció a Gacy, también consiguió la declaración exclusiva de una de sus víctimas que consiguió escapar del horror. Sus palabras sirven para terminar de cerrar el contexto detrás de cada asesinato, que consistía del mismo modus operandi: elegía una víctima, en general chicos menores de edad o jóvenes, conseguía de alguna manera atraerlos, los violaba, los ahorcaba con el nudo torniquete que aprendió de pequeño en los Boy Scouts, y después enterraba los restos en su rancho.

Las palabras que pueblan las casi tres horas de metraje son, en su mayor parte, difíciles de escuchar. Es el doble filo de este género apasionante: por un lado el espectador intenta comprender que hay detrás de esas mentes retorcidas, y por otro lado no puede evitar sentir ese horror existencialista. La fascinación por lo desconocido, por lo inhumano, está ahí, y este tipo de series documentales consiguen sonar la campana de alerta instintiva, que nos avisa “tal vez no deberías estar mirando esto”, pero que igual decidimos ignorar.

Las cintas de John Wayne Gacy abundan en detalles terribles pero el director consigue manejar la información con toda la elegancia posible, dadas las circunstancias. No hay material gráfico impactante, porque los relatos orales alcanzan. Los amantes de los documentales sobre asesinatos encontrarán en esta mini serie un producto de gran calidad, superior a la primera entrega centrada en Ted Bundy, que busca analizar el camino del hombre en su transmutación a monstruo.

Los tres episodios se encuentran disponibles en Netflix.

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Por acciones emprendidas por legisladores porteños y diputados nacionales durante años, se salvó de la piqueta y esperar hasta 2006 para su reconstrucción. Desde el año 2021 pertenece al Grupo de Bares Notables de la Ciudad de Buenos Aires.
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