Algunas investigaciones lo ubican en la antigua Mesopotamia (también llamada la “Media Luna de las Tierras Fértiles”), una región ubicada entre los actuales Irak, Siria, Irán y Turquía. Por los presuntos ingredientes que habrían tenido los turrones primitivos.
Turrón de Alicante
El Turrón
En las festividades tradicionales como Navidad y Año Nuevo, hubo un tiempo que parece fuera del tiempo, cuando un mes antes de esas fechas las vidrieras de los comercios estallaban en colores y formas, poblándose del cotillón alusivo: guirnaldas brillantes, pinos repletos de “bombitas” que entonces eran de un vidrio muy delgado, cintas “Marabú”, empaques de supuestos regalos y los escaparates más espaciosos, se permitían exhibir un pesebre con figuras alusivas al Nacimiento y hasta papel “montaña” como decorado de fondo.
Los del rubro alimentos (almacenes, proveedurías, ya que los “Hiper” y Super” aún no habían desembarcado), tomaban la iniciativa en ese adelanto del calendario y también en el atractivo; ya qué a la escenografía navideña, agregaban vinos finos, sidra, pan dulce, budines, “peladillas” y como no podían faltar, turrones de diversas marcas y contexturas. Porque ¿Qué mesa familiar podía jactarse de cumplir el ritual navideño si en ella faltaba el turrón?
Como suele pasar con muchas cosas que naturalizamos y que sólo notamos su importancia cuando no están, difícilmente nos preguntamos el origen de esa golosina.
Más allá de las marcas líderes argentinas (Georgalos, Arcor) y otras tantas menos conocidas, pero también ricas en sabores y variedades, el nacimiento del turrón se pierde en el tiempo y la geografía, pero como gran parte de la cultura occidental, hay que rastrear su génesis en el Cercano Oriente.
Turrón Duro de Almendras
Algunas investigaciones lo ubican en la antigua Mesopotamia (también llamada la “Media Luna de las Tierras Fértiles”), una región ubicada entre los actuales Irak, Siria, Irán y Turquía. Por los presuntos ingredientes que habrían tenido los turrones primitivos (frutos secos, miel), es razonable ubicar su nacimiento en esas latitudes, ya que su condición de alimento apto para consumir en largas travesías en terrenos de extrema aridez, favoreció su difusión.
También el tráfico permanente en esa encrucijada de culturas que fue el Mar Mediterráneo en la Antigüedad, colaboró en el intercambio de alimentos y es posible qué en el mundo greco – latino, ya existieran otras formas de turrones, puesto que las tripulaciones embarcadas demandaban comida no perecedera en el corto plazo.
En Europa Occidental la golosina habría sido introducida a través de España, cuando los árabes inician la conquista a partir del año 711. Desde las costas de Al Andalus (Andalucía) posiblemente se popularizó en toda la península.
Turrón de Jijona
En pleno siglo XVI ya son conocidos los turrones en la zona de Alicante, donde abundan los almendros, la miel y otros ingredientes esenciales. Pero de acuerdo a las distintas regiones comienza la variedad de turrones, ya que según el clima y la oferta de la tierra, aparecen los que llevan algún insumo principal como almendras tostadas, avellanas, nueces y lo que el ingenio de los confiteros creaba.
Se cuenta que el entonces rey Felipe II conocido como “El Prudente”, introdujo la costumbre de consumir turrones en Navidad. Cierta o no la anécdota, lo cierto es que por entonces el producto había diversificado los sabores y también se podía adivinar el origen por su textura. Ejemplo: todavía hoy el que se produce en Jijona en la provincia de Alicante, es conocido como “blando”, ya que esa es su característica principal. Su base es almendras, miel, azúcar y clara de huevos. Por su parte el llamado de Alicante sería el “duro” clásico.
Paralelamente al “boom” español, también en Cremona (Italia) a mediados del siglo XVI se popularizó el torrone, elaborado con frutas secas y otras confituras.
A su vez, el arribo de especias exóticas a los puertos alicantinos sumadas a los conocimientos de los confiteros que comienzan a producir turrones, realzan los sabores y calidad de los mismos, convirtiéndolos en un producto de exportación de gran calidad. Atrás parecían quedar los tiempos del turrón casero o artesanal, aunque el mismo sobrevivió en todas sus variantes a través de los siglos y llegado el momento, también cruzó el Océano Atlántico y en nuestra Patria, circuló junto a la pizza de “cancha”, el choripán y otros bocados al paso; todavía sobrevive en porciones que se venden por peso, en almacenes de barrio en la versión “turrón japonés”, en general, de origen ignoto. Según la leyenda urbana, el creador habría sido un inmigrante griego cuya fórmula, la mantuvo siempre en secreto negándose a venderla; prefería comerciar él mismo el turrón que fabricaba con sus propias manos.
Pero sin dudas, fue en la región de Alicante y en particular en Jijona, donde el proceso de especialización del producto no se detuvo nunca. Ya en 1854 era reconocida la firma Hijos de Antonio Monerris y a finales del siglo XIX los turrones “La Colmena” obtienen el primer registro de turrones en la Oficina de Marcas y Patentes.
En pleno siglo XXI en países del Oriente Medio y también en Los Balcanes y Turquía, se elabora una variante del turrón denominado halva (nombre que varía ligeramente según el país), cuya materia prima es miel, sésamo, pistacho y otros ingredientes regionales.
Turrón Extremeño
En nuestro país uno de los líderes es Georgalos (que estaría en proceso de venta), con su personalísimo turrón: Mantecol, nacido en 1940. Es un producto semiblando en base a pasta de maní, jarabe de glucosa, azúcar, clara de huevo, cacao y otros ingredientes.
Otro formato de turrón muy popular por su sabor y bajo costo, es la barrita individual cuyo componente básico es pasta de maní y glucosa, emparedada entre dos obleas. Ese producto lo venden kioskos, trabajadores ambulantes y comercios del rubro.
También florecieron muchas empresas de menor volumen, pero que se especializaron en variedades de turrones sofisticados blandos, duros y que cuentan con componentes inimaginables.
Más allá del abanico de calidad, precios y sabores, en la memoria colectiva subyace la imagen del turrón clásico, el de Alicante, asociado al pan dulce, la sidra y el arbolito de Navidad./