¿Y Cuando Hablo qué Sucede?
Al escribir estas líneas, que no son otra cosa que mi particular visión acerca de versos y grafitis, o textos y tatuajes, o tatuajes (concepciones o sentires que gustan de quedarse en la piel), observo y comparto el valor de las voces que se escuchan a fuerza de pensamientos diversos y libertades bien ganadas. Me gusta leer poesía y recalo por enésima vez en una poema con costumbres de antaño, escrito por el gran poeta chileno Pablo Neruda, (Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904-Santiago, 23 de septiembre de 1973) que puede o no gustar y siguiendo el hilo de su Poema 15, me enorgullece como mujer que el paso del tiempo no haya sido en vano ya que estaría lejos de identificar a la mujer actual.
Cien años es mucho, o un suspiro cuando la poesía es eterna con visos de universalidad, pero cuando la poesía es intimista y se mete de lleno con las características de una mujer en un determinado momento (1924) entonces se corre el riesgo de que los versos se quiebren, se deshagan, o dicho de otro modo, caigan en saco vacío, porque en este Siglo XXI poco nos importa si a un hombre le gusta o no que nos callemos, afortunadamente tenemos voz y voto, tenemos libertad para hacer, decir, actuar según cada una elija y los ojos se vuelan si deseamos y la boca la abrimos o cerramos en un beso si queremos, y nuestras quejas no son arrullos, muy por el contrario son a voz alzada, y no estamos ausentes porque la ausencia se asemeja a la desolación y al vacío y nosotras hemos llenado páginas, plazas, mundos pequeños y amplios con nuestras presencias.
En fin, si bien una sonrisa abre puertas, cuando llega la hora de repartir las cartas nos sentamos a la mesa de las oportunidades con el cerebro afinado y el cuerpo libre para caminar a la par de otros destinos. De tanto en vez, cantamos vale cuatro y proponemos algún retruco sin un As a la vista, y hablamos el idioma de todos, y no le escapamos a ningún tema y tampoco queremos el silencio como un modo de vida y es ahí cuando nuestras voces se mezclan, difieren, se parecen o diversifican, en definitiva, cuando el espejo/reflejo habla, nos gusta. Hemos macerado demasiados silencios como para permanecer ajenas a las injusticias, a las postergaciones, a los desmanes, al dolor, etc. y es por esa razón que grabamos en la piel, el alma, la razón o la sinrazón “Mujer, no me gusta cuando callas”, después de todo, las palabras muestran caminos y los silencios se evaporan en la nada…
Me Gusta Cuando Callas – Poema 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 1
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma 5
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 10
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada. 15
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. 20
Pablo Neruda: Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada – 1924