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El Atentado Contra Isabel Perón
El 8 de junio de 1984 en el Aeropuerto de Ezeiza fue hallada una bomba, a bordo de una aeronave. La que explotaría en pleno vuelo
El Atentado Contra Isabel Perón

Corría el mes de junio de 1984 y gobernaba la Nación el Doctor Raúl Ricardo Alfonsín, triunfante en las elecciones del mes de octubre del año anterior. Argentina transitaba sus primeros seis meses de democracia recuperada. Con inflación creciente, la monumental deuda externa contraída por la dictadura y la inquietud militar por la anulación de la autoamnistía declarada por el último titular del proceso militar, general Reynaldo Bignone.

Hechos que comenzaron a empañar la vida cotidiana.

En ese contexto una noticia sacudió al país: el día viernes 8 de ese mes en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, cuando personal de seguridad realizaba una inspección de rutina en un avión de Aerolíneas Argentinas próximo a partir con destino a Europa, en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. En la aeronave viajaban unas trescientas personas, entre ellas la ex presidenta argentina María Estela Martínez de Perón; “Isabel”. También el flamante ministro de Trabajo argentino, Juan Manuel Casella, el delegado del presidente Alfonsín para asuntos gremiales y ex sindicalista peronista, Hugo Barrionuevo y otros funcionarios de jerarquía, se contaban entre los pasajeros.

Con relación al fallido atentado terrorista, la Policía Federal Argentina a cargo de las investigaciones emitió el siguiente comunicado:

“En el día de la fecha siendo las 13,36 horas, personal de la División Brigada de Explosivos intervino en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, desde donde la Policía Aeronáutica Nacional solicitó la concurrencia de personal especializado, ya que había sido hallado un artefacto explosivo a bordo de una aeronave. Una vez en el lugar se estableció que en el terreno adyacente al espigón internacional de la parte interna del aeropuerto, se hallaba un artefacto explosivo compuesto por una libra de trotyl, dos pilas para transistores y conductores eléctricos, como asimismo un envase vítreo adherido al conjunto. Ante ello, el personal interviniente procedió a detonar el mismo, hecho que por el lugar donde se hallaba no produjo lesiones ni daño alguno” (1). El Jumbo 747 partiría tres horas y media más tarde para aterrizar en Madrid, previa escala en Río de Janeiro.

Cabe destacar que la carga explosiva pesaba unos 450 gramos y fue instalada en la trompa del avión, en un sector interno donde se encuentran elementos de comunicaciones y radar.

El sofisticado mecanismo para hacer detonar la bomba se activaba cuando el aparato tomara altura y debido a la explosión que iba a destruir la cabina, la diferencia de presión que se registra entre el interior presurizado y el exterior, terminaría de desintegrar la gigantesca aeronave.

Entre los pocos indicios recogidos, se contabilizó la procedencia extranjera de dos pilas de 1,5 voltios y la precisión con que se colocó el artefacto, señal que el o los terroristas conocían perfectamente el diseño del aparato. Otras de las dificultades para encontrar responsables, consistió en que en el mantenimiento de ese avión en tierra, intervino un centenar de personas que cumplían tareas múltiples. También pudo establecerse, que no era necesario abordar el Jumbo para colocar el explosivo, ya que contando con el conocimiento necesario, pudo haberse hecho desde afuera del mismo.

Por su parte la Fuerza Aérea Argentina, confirmó que la carga letal consistió en casi medio kilo de trotyl exógeno y que “… la elección de la trompa, donde se concentran los dispositivos de comando y comunicación, parece denunciar el propósito de destruir el centro neurálgico del avión y provocar su irremediable caída” (2).

La catástrofe humanitaria y política que la destrucción del avión en vuelo hubiera provocado, es impredecible. Con una democracia nonata, la sorda resistencia militar a los juicios por los crímenes de la dictadura y fuertes tensiones sociales, el atentado sólo hubiera echado más leña al fuego.

Finalmente la ex presidenta arribó a Madrid, su lugar de residencia habitual desde que había sido liberada por los militares. Refiriéndose al episodio que pudo haber costado la vida de centenares de personas incluyendo la suya, se limitó a decir: `”Nadie muere en las vísperas” (3).

El frustrado golpe que generó el repudio de todo el arco político, no se lo atribuyó nadie.

Tiempo Argentino – 09-06-84 – La Titular del PJ Integró el Comando Superior

Entre las hipótesis que se contemplaron, existió la sospecha que pudo tratarse de un atentado de quienes el entonces ministro del Interior, Antonio Tróccoli, denominó “mano de obra desocupada”; refiriéndose a los grupos de tareas que sirvieron al terrorismo de Estado dictatorial y que con el arribo de la democracia, quedaron sin “trabajo” y bajo riesgo de terminar presos por los crímenes cometidos.

Un dato no menor es que días antes, Isabel Perón había dejado constituído en Buenos Aires el Comando Superior Justicialista.

1) Diario Tiempo Argentino – Buenos Aires – 09-06-84
2) Diario Tiempo Argentino – Buenos Aires – 09-06-84
3) Diario El País – Madrid – 09-06-84

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