Al Pie de la Letra
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En Estado de Abierto
Hay gente que no escribe poesía pero vive poéticamente
En Estado de Abierto

Escribir es un oficio, una pasión y un camino que busca hallar al lector. El escritor es parte del engranaje cultural de un determinado lugar; conocer el mundo de la gente del interior es en muchos puntos bien disímil al mundo de las grandes urbes. El desafío es conocer más para comprender mejor.

Hoy nos acompaña   Norma Etcheverry

Nació en…Ranchos, a 80 kilómetros de La Plata

Norma Etcheverry en Isla Paulino

¿Desde cúando se inicia tu pasión por las letras y cómo fueron tus comienzos literarios?
Esto lo he contado varias veces, pero es así: cuando estaba en sexto grado debíamos escribir una redacción para la cual nos daban algunos títulos posibles. Elegí “Nerón incendia Roma”, y escribí sobre cómo mi familia y yo nos alejábamos de la ciudad en llamas, por culpa del tirano. Después, la vicedirectora de la escuela me llamó a su despacho y poniendo en mis manos un cuaderno Laprida, me dijo “Ud. tiene que escribir su diario”, o algo así. Lo recuerdo como un mandato, algo solemne, y fue la primera vez que tuve conciencia sobre la importancia del acto de escribir como “un acto de escritura”, en el sentido de algo potencial que está ahí y necesita desarrollarse. Sin embargo, desde siempre recuerdo escribir, y era algo placentero para mí, algo que hacía mi vida más gratificante, pero a la vez era algo que surgía de leer. En mi casa no había libros, pero yo leía todo lo que caía a mis manos, iba a las bibliotecas y a negocios de canje de libros y revistas. Y después, sentía que tenía que escribir. Escribía versos especialmente, e imitaba los sonetos de Bécquer. Una vez, le escribí una carta de puño y letra a la mismísima Editorial Kapelusz,  ofreciendo mis poesías. Para mi sorpresa, al tiempo llegó el correo con otra carta en la que, amablemente, me explicaban los motivos por los cuales no podían publicarlos. En el año 1987, ya viviendo en La Plata, formé parte de una Feria del Autor Inédito, que se reunía en Plaza San Martin a vender libros artesanales que fabricábamos los propios autores. En “El ángel de la fragua”, el taller de xilografía del artista Enrique Arau, transformé en un pequeño libro mis hojas escritas a máquina.  A esos poemas en tinta negra le agregamos dibujos, se llamó “Parnusse, lo necesario para vivir”; era una expresión que yo había tomado del idish, por pura curiosidad.  Ese fue, creo, concretamente el comienzo.

¿Cuál o cuáles libros has publicado?
Formalmente, publiqué mi primer libro recién a finales de los 90. Ese libro, “Máscaras del Tiempo”, estaba lindo en su estética y reúne algunos poemas muy queridos por mí en tanto reflejan cosas muy auténticas, cosas que siempre me preocuparon como el paso del tiempo, la fugacidad, y también la política como juego del poder, su banalidad en la balanza final de la existencia. El siguiente es del año 2002 y tiene un título que es una expresión de la lengua euskera: “Aspaldiko”, que significa algo así como “cuánto tiempo sin vernos”… este libro surgió unos años después de estar en el país vasco. Fue la primera vez que viajé a Europa con el solo sueño de conocer Euskadi.  Y así fue. Se había firmado el Pacto de Lizarra, que prometía una tregua en la lucha armada de la ETA, y entonces se podía viajar a la región con cierta tranquilidad.  Siempre soñé con ir a la tierra de mis ancestros. Por otra parte, en todas las ciudades que conocí me emocionaba la lucha política, recuerdo que fui a festejar la noche de San Juan en Hernani, un pueblo cercano a San Sebastián, que a la sazón era cuna del separatismo vasco, cosa que desconocíamos. En la plaza colgaba una enorme bandera de la ETA y cuando dije que era argentina enseguida la conversación derivó en el tema de los montoneros y en la cuestión de los desaparecidos. Bailamos tamburrada en las callejuelas sobre las que pendían cientos de carteles con los nombres de los presos. “Olano, etxera!”, decían, por ejemplo. “Etxe” es casa, como en mi apellido, y en el cartel significaba “Olano, a casa”, seguramente se refería a un preso en la cárcel de Segovia. Todo eso, sumado a la crisis del 2001 en la Argentina me debe haber movilizado mucho,  porque necesité publicar ese libro en 2002. Lo curioso es que yo no fui ni soy, en general,  consciente de esos procesos. La presentación de “Aspaldiko” la hizo un amigo periodista que supo leer las claves políticas de ese libro. Por supuesto, hay poemas que tienen otra mirada, más en relación a lo que yo llamo la otredad, los vínculos humanos, (“cavar en la profundidad de cómo son las cosas, a través de la gente, es lo que me gusta” diría John Casavetes) y eso estuvo también. Luego, publiqué en 2009 un libro que se llama “La ojera de las vanidades y otros poemas”; visto a la luz de la cuestión de género actual, es un libro que no sabría cómo definir exactamente. Habla de mujeres fuertes (“que tienen que llevar los pantalones bien puestos”) pero también de mujeres dóciles (“labios de rouge y ojos de ternura degollada”), habla de hombres débiles pero también de hombres muy valientes para afrontar su homosexualidad…en fin, salió así,  se trataba de jugar con los estereotipos y ponerlos de cabeza, pero también jugar el juego del lenguaje, en el sentido en que lo decía Durás (“Moi, le language, je le connais”,  dice en “Escribir”, uno de sus libros más geniales). Otra referente en ese libro es Alfonsina Storni, para  mí, una adelantada.

En algunas de sus poesías hay una profundidad inaudita y un sentido irreverente para con los mandatos y los modelos masculinos (se ve en versos como “Hombre pequeñito” o “Yo soy como la loba/rompí con el rebaño”); otra poeta que admiro en esa línea es a María del Carmen Colombo. “La ojera…” tiene un eje en este caso provocador pero otra vez, fui totalmente inconsciente de eso mientras lo escribía. Tal vez porque líneas como “Me caso para divorciarme/ y qué” o  “Papi mataba un cordero cada cumpleaños/los cuereaba y les sacaba despacito/ el corazón/delante de mí” aluden con total naturalidad a fragmentos de mi vida. En este libro, por otra parte, está “Aguas”, un poema que habla de la inundación, pero escrito mucho antes de la gran inundación del 2013.  Luego, publiqué “Lo manifiesto y lo latente” (2011) que forma parte de una colección de poetas platenses. Del 2014 es “La vida leve”, prosa poética, recortes, como postales hechas con palabras. El último publicado es “País niño”, cuyas coordenadas yo diría que son la infancia y la política argentina, es decir cómo la historia del país fue dejando “fotos”, por decirlo de alguna manera, que se nos grabaron en la memoria y pudimos darle sentido a medida que fuimos creciendo. Esto, me parece, nos ha pasado a muchos de mi generación; ahora sería imposible esta forma de recordar, porque los tiempos y las formas de internet son vertiginosos. Pero País niño surge de la imperiosa necesidad de no perder esas fotos. “La isla escrita”, (2014) es una selección propia de poetas cubanos, un proyecto que imaginé mientras recorríamos la isla compartiendo lecturas con otros poetas de allá. Sentía que, en cierta forma,  estaban “aislados“ y me los quería traer a todos. Al año siguiente volví ya que me invitaron a presentarlo en La Habana. También tengo libros inéditos como “Autóctonas y Exóticas”, que es producto de una Beca del Fondo Nacional de las Artes.

¿Cómo es la vida de una escritora en el interior de la provincia? Ventajas y desventajas a la hora de ser leída  y/o publicada.
Si bien nací en un pueblo del interior, vivo en La Plata hace cuarenta años, por lo tanto mi actividad se desarrolla aquí. Ahora, si consideramos a esta ciudad como del interior, lo cual sucede a menudo, hay que decir que cuesta porque todo lo que sucede en Buenos Aires parece ser lo realmente importante. Sin embargo, en La Plata hay un gran trabajo creativo y producción en distintas artes. También se puede escribir y publicar, y presentar libros, y hacer cosas al respecto. Tal vez no accedamos con facilidad a los grandes mercados o vidrieras de la publicidad,  pero la poesía no es ni de los mercados editoriales ni de las grandes vidrieras. Y en lo particular, no me interesa demasiado. Pienso que la buena poesía de quien sea pasará a la posteridad y no estaremos ahí para enterarnos. En el presente, escribir y publicar de acuerdo a las propias necesidades, para mí es suficiente. A veces alguien se acerca a señalarme que un verso mío lo conmovió y eso es muy gratificante. Los premios son algo lindo, si hay reconocimientos mejor, claro, pero  quien escribe poesía lo hace básicamente porque es su manera de estar en el mundo.

¿Qué es poesía para vos?
Hay gente que no escribe poesía pero vive poéticamente, pienso en la gente que vive alejada, cerca de la naturaleza, por ejemplo. No tiene conciencia quizá del acto  poético, pero su entorno lo es. Quiero decir que podemos discutir si la poesía es un género literario o mucho más que eso; ahora, la producción poética, una poesía, bueno, es algo concreto atravesado por el acto físico de escribir y  lo otro fundamental que es su materia: el lenguaje. En esa conjunción,  está lo formal donde hay tonos, ritmos, figuras, etc.etc. y su contenido. Si unas líneas te dicen algo, y te lo dicen de una forma exquisita, (inteligente, original, sentida, en fin…)  no hay duda que es poesía.

Mencioname algunos de tus escritores admirados y ¿El porqué de la elección?
Odio las enumeraciones porque uno está atravesado por infinitas lecturas  a lo largo de su vida, y cada uno dejó una impronta…cómo elegir a unos en detrimento de otros? Te puedo decir, sí, que, con los años algunos poetas me van interesando más que otros porque no se puede leer todo, lamentablemente, y hay mucha escritura dando vueltas, Internet ha hecho que explotara la producción y el acceso a esas escrituras es casi una invasión. Hay mucho ruido también y la poesía necesita del silencio. Necesita tomar distancia, alejarse… (siempre amo ese concepto del formalismo ruso “ostranenie”, alejar el objeto para extrañarlo, re-conocerlo… ); por eso, en general, leo y releo a los antiguos maestros, los escritores rusos, alemanes y franceses, algunos ingleses; a los poetas simbolistas, a los poetas norteamericanos. Y especialmente, sigo el desarrollo de la poesía vasca y de algunos países del este, que me atrapan por afinidades personales. Por caso, la poesía del escritor checo Vladimir Holan, poco leído en Argentina, o de Jaroslav Seifert, me interesa porque son escrituras producidas en un país aplastado por las guerras, atrapado entre el nazismo y el régimen soviético, con historias de persecuciones y pérdidas eternas, y sin embargo, apasionados con el arte, la música, la búsqueda de belleza; y luego, con una democracia joven nacida en el corazón del arte, hay magia ahí, en ciudades como Praga, y otras de Chequia donde se respira poesía.  También, la evolución de la poesía posterior a los procesos revolucionarios de ETA en el País Vasco es particularmente interesante para mí.  Por último, trato de hacerme un tiempo para ver en qué están los poetas jóvenes de Argentina, qué hay de nuevo,  y para eso sí, a veces acudo a algún blog que reconoce y difunde nuevas voces.

¿Formás parte de alguna asociación de escritores?
 No.

¿Cuál considerás que es el rol de las asociaciones de escritores?
No formo parte de ninguna, por lo tanto no creo tener derecho a opinar al respecto.

Los escritores como tantos otros son eslabones de la cultura nacional, provincial y local; ¿Qué actividades realizás con respecto a la difusión de tus obras y las de otros autores?
Hace unos años creamos con Ángela Gentile, (escritora, traductora, docente oriunda de Berisso) lo que llamamos Proyecto Hybris que había comenzado organizando lecturas de poesías en algunos sitios emblemáticos de la región como la isla Paulino, y seguimos en otros de gran valor histórico como los viñedos de Los Talas, los viejos talleres del ferrocarril en Tolosa, el Puente giratorio de Ensenada, etc.etc. Además, se juntaron libros para donar  a un Hogar de Ancianos en Berisso y luego pudimos fundar una pequeña biblioteca en la Isla Paulino, que no había. Durante un par de años se fueron haciendo estos encuentros que cerramos en el Conservatorio Gilardo Gilardi con muchísimos de los poetas del Gran La Plata, Berisso y Ensenada. Al principio publicamos unos pequeños libros individuales, para entregar a los más de cincuenta poetas que habían participado. Pero, en otra etapa, decidimos hacer Proyecto Hybris Ediciones y  con nuestro sello editorial reunir todas esas voces (que además, contiene homenajes a los poetas que ya no están, como Preler, Speroni, Castillo, Lahitte… e incluye autores de la gauchesca) en un solo libro que se llama “Poetas de la Ribera”, publicado en 2020. Desde entonces sumamos una decena de títulos en nuestras colecciones y actualmente tenemos trabajos en imprenta.  A su vez, creamos “Pueblos y Poesía”, con la idea de acercar a nuestros poetas a determinados pueblos de la provincia, intercambiar con los escritores del lugar, conocer su riqueza ya sea histórica, geográfica, socioeconómica…es decir, el mismo espíritu que nos motivó en los encuentros de la región, pero ampliarlo al interior de la provincia y del país. Fuimos a Punta Indio, leímos en la Biblioteca Popular Mariano Moreno, de la ciudad cabecera, Verónica, y visitamos la Reserva de Biosfera del Parque costero sur, ( que fue declarado como tal por la UNESCO, por la riqueza de su flora y su fauna), leímos a orillas del río y en el Sendero de Interpretación en Punta del Indio. También fuimos a Ignacio Correas, cuyo ámbito geográfico, el humedal, fue declarado Paisaje Protegido. Con la pandemia tuvimos que continuar en forma virtual y, por ejemplo, estuvimos invitados a una lectura en Toay, La Pampa, en la casa Museo de Olga Orozco; tenemos invitaciones pendientes en el interior que esperamos cumplir pronto; por otra parte, todos nuestros libros son de poetas de la región, publicamos a César Cantoni, Guillermo Pilía, Raquel Sinelli, Marcela Di Croce, entre otros, y hace poco inauguramos la colección bilingüe con “Mux Quichuapi”, una selección de poemas de Néstor Mux, traducidos al quichua, que le entregamos a modo de homenaje por su larga trayectoria en la poesía platense. Es decir, que, más que nada, nos hemos abocado a difundir a nuestros poetas. 

¿Cuál es tu búsqueda como escritora, si es que la hay?
Si hay escritura es porque hay búsqueda. Y como dice Spinetta, “buscar se parece a nada…” y yo digo que no hay palabras para definir este tipo de búsqueda, porque, justamente, no se parece a nada. Es, por decirlo de alguna forma, una incertidumbre, y a la vez una certeza. Algo hay ahí para descubrir, develar, nombrar, decir…aunque a veces siento que lo que busco me encuentra a mí; son indicios, señales, vas por un camino que te lleva a otro y algo se está tejiendo ahí, un poema propio, o el descubrimiento de un gran poema ajeno, o la vida, la historia de alguien, una obra genial, lo extraordinario que aparece de pronto…como si fuera por arte de magia pero es, en realidad, la magia del arte.

¿Qué opinás de los certámenes literarios?  y mencioná algunos de los premios recibidos.
Participé pocas veces en certámenes literarios, cuando era muy joven. En la Fiesta del Inmigrante donde obtuve premio por un cuento, en un concurso de Derechos Humanos que se hizo en Junín y tuve premio por mi poema “Islas”, que alude al asesinato de José Luis Cabezas, luego una mención en un concurso provincial…y algún otro supongo, que no recuerdo porque no gané nada. En general, no participo. A veces, sí, me ha tocado ser jurado.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Por ahora estoy con el trabajo del sello editorial, leyendo algunos manuscritos, y estoy haciendo cursos de checo, mi sueño es poder leer algo de poesía checa en la lengua original.

No estoy escribiendo nada en este momento, tengo etapas largas que no escribo ni un verso…Trato de leer, eso sí, pero escribir….bueno, ya volverá, la escritura siempre vuelve. Hay que permanecer, como dice Heidegger, en estado de abierto.

Biografía
Norma Etcheverry nació en Ranchos, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Reside en La Plata.
Es periodista egresada de la Universidad Nacional de La Plata, donde además cursó estudios de Letras.

Publicó
Máscaras del Tiempo (1998)
Aspaldiko (2002)
La Ojera de las Vanidades y Otros Poemas (2009)
Lo Manifiesto y lo Latente (2011)
La Vida Leve (2014) que ha sido traducido al griego como tesis de Maestría en la Universidad Jónica, Corfú, Grecia
La isla escrita, (2015) -selección propia de poetas cubanos contemporáneos, que fue presentado en la Feria del Libro de La Habana (2016)
Autóctonas y Exóticas (Beca del Fondo Nacional de las Artes 2019)
País Niño (2019)
En co-autoría: Anotaciones de Horacio Castillo a su Poesía y Otras Notas Amigas (2012)
Poetas de la Ribera (2020), y otras antologías en México, Colombia y Grecia, entre otros.

Participaciones
Ha sido invitada a Encuentros de Lectura y Festivales de Poesía de su país y del exterior (Cuba, México, Chile, Colombia).

Colabora en diarios, revistas literarias y publicaciones de la diáspora vasca. Jurado de literatura en los Torneos Bonaerenses de escuelas organizados por su provincia, en bibliotecas y otros organismos culturales.

Actualmente forma parte del Proyecto Hybris Ediciones (sello editorial y organización de eventos poéticos) y de Pueblos y Poesía, gestionando ciclos de lectura en sitios de particular interés por su valor histórico, social,  cultural, y en especial, aquéllos con relación al medio ambiente.

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