Costumbres
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Pelota de Trapo
Una señora cruzó al terreno baldío, que nosotros llamábamos potrero, y nos exigió el premio
Pelota de Trapo

– En el barrio, la pelota para ustedes era como una deidad.

– Jugábamos con pelotas de trapo. Para conseguir una de cuero, lo que hacíamos eran rifas con los últimos números de la lotería nacional. Hacíamos los boletos y regalábamos una botella de vermú y cuatro vasos, pero nadie lo cobraba. Quién iba a reclamar eso… todos los vecinos compraban un número para que pudiéramos tener pelota. Una sola vez reclamaron el premio; una señora cruzó al terreno baldío, que nosotros llamábamos potrero, y nos exigió el premio. Tuvimos que ir a comprar la botella y los cuatro vasos [risas].

Todo esto teníamos que hacer para tener pelota, que era un lujo, un privilegio. Luego íbamos a la carnicería a que nos diesen grasa para echarle en las costuras. La llevábamos al campo envuelta en papel de periódico, engrasada, y nadie la tocaba hasta que hacíamos los equipos. Era como un rito que indicaba el amor que teníamos por la pelota. Porque la pelota era un instrumento que nos daba la felicidad, pero también gracias a ella teníamos identidad. Eso que hacíamos con la pelota nos pertenecía, era nuestro y nos daba prestigio. En el barrio, el tipo más respetado era el que mejor jugaba al fútbol. Al matón lo que le teníamos era miedo, el respeto siempre iba al mejor futbolista.

Por aquel barrio luego te encontrabas con personajes como el Manco Gamero, que era un extremo derecho de una habilidad extraordinaria. Cuando jugaba, tiraba los centros levantando la pelota. La subía y te enviaba el centro de volea. Y era manco, le faltaba una mano. Cuando ya era mayor, le gustaba la bebida e iba a los bares, le tiraban una moneda, la levantaba con el pie, la iba subiendo dando toques, hacía jueguito y se la metía en el bolsillo de la camisa. Todo a cambio de un vaso de vino.
Reportaje a Miguel Ángel Cappa en www.jotdown.es – Noviembre -2018
Publicado por Álvaro Corazón Rural – Fotografía: Begoña Rivas

Película Pelota de Trapo
Pelota de trapo es una película argentina dramática de 1948 dirigida por Leopoldo Torres Ríos y protagonizada por Armando Bó y Andresito Poggio. El film en blanco y negro fue estrenado el 10 de agosto de 1948 en el Cine Metropolitan de Buenos Aires. En el elenco actúan como ellos mismos importantes personalidades del fútbol profesional de la época, como el entrenador y exjugador Guillermo Stábile, los jugadores Tucho Méndez, Juan Carlos Salvini y Vicente de la Mata, entre otros, y los periodistas Fioravanti y Enzo Centenario Argentino Ardigó. El filme tuvo un extraordinario éxito popular.

Un niño apodado Comeuñas, perteneciente a una familia de clase obrera, tiene el sueño de ser «crack» de fútbol. Con sus amigos del barrio y una pelota de trapo crean un equipo modesto, al que llaman «Sacachispas». El sueño de estos chicos es poder comprar una pelota de cuero, de las de verdad. Ya de grande el niño se convierte realmente en una estrella del fútbol, pero mientras juega en primera división, defendiendo los colores de un club importante y con aspiraciones de campeón, sufre una serie de desmayos; el médico de la institución le descubre una enfermedad cardíaca que puede resultarle fatal si no abandona la práctica del fútbol. Ante la desesperación de Comeuñas el médico consiente en guardar silencio hasta que termine el campeonato en el cual su club marcha en primer lugar, y pueda cobrar los elevados sueldos estipulados en el contrato. Después de eso, deberá retirarse de la actividad.

Pelota de Trapo

Yo, como todos los pibes
Te tuve entre los zapatos,
Dibujando garabatos
En el viejo corralón.

Y hasta en la escuela lejana
Te iba forrando de a ratos,
Engañando a la maestra
Y olvidando la lección.

Pelota de trapo, te supe cien veces
Con mis polonesas de facha brutal,
Y en el combinado formado en el barrio
Bordé muchas “eses” sobre el empedrao.

Pelota de trapo, mi verso barato
Ligué mil zapatos por irte a buscar,
¿Dónde estás ahora, dónde está tu trapo?
¡Atajá este cacho que quiere llorar!

Tango – 1947
Letra: Carmelo Imperio y Enrique Soriano
Música: Romeo Gavioli

Pelota de Trapo

Adonde ir cuando ya no quedan más lugares
Sin alguien que te ayude a recorrer los bares,
El espejismo de tu amor siempre se aparece,
Es el fantasma de tu ser que no se desvanece,
En un rincón del corazón siento el sonido de tu voz…
Y abro más, las heridas que no cicatrizan
Quiero borrarte del mundo, de mi vida y hacerte cenizas.
De qué color voy a pintar, los grises de la nada
A media marcha mi motor va cayendo en picada.
Me da lo mismo Buenos Aires, Nueva york,
Cuernavaca o Madrid… que la plaza de Tilcara (El Paraíso).

Un mamarracho, pelota de trapo
Un triste payaso sin vestiduras
Una caricatura de aquel muchacho
Que tanto te ha amado.
Una herida de muerte
Que es peor que la pesteUna herida constante
Que no desaperece,
Que no me deja ver
Claramente el presente,
Que me anula la mente.


Adonde ir con media vida y sin garantías,
Adónde van los amores eternos, los besos, adonde las caricias,
Adónde van aquellos «Te quiero» cuando el Amor se acaba,
Por el hueco de algún ascensor….?
Todo todo se acaba…?
Porque vence el corazón a la mente débil
Que no tiene valor…?
Para empezar de nuevo…

Daniel Magal
Canción
www.youtube.com/watch?v=MUYg38V_9ZE

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