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Nosotros, los Monos
“Los chimpancés tienen un ADN más parecido al de los humanos de lo que la gente cree. Hay similitudes biológicas, emocionales, intelectuales…”
Nosotros, los Monos

Estoy inquieto. Mas que de costumbre. Descubrir hace dos días, mientras desayunaba, que los humanos somos primates muy similares a los chimpancés, aunque ligeramente modificados.

Tenía una vaga idea sobre la cuestión, pero ahora sé que compartimos con ellos un 99,4 por cierto de nuestros ADN, secuencia molecular que contiene la información hereditaria de nuestra especie. La sorprendente investigación fue publicada en los Estados Unidos por la revista Proceedings of the National Academy of Science y nadie discute su seriedad. Un ligero escalofrió recorre mi columna vertebral. Señal prejuiciosa, pero inevitable.

Morris Goodman, investigador de la Facultad de Medicina de Wayne State University, de Detroit, y uno de los responsables del estudio, propuso frente a los resultados ampliar el género homo para darles cabida a los chimpancés agrupados, por ahora, en el género pan. Un género, vale echarlo, que reúne a un grupo de especies estrechamente relacionadas. La nuestra, Homo sapiens, sostiene en soledad sus pergaminos en los que figuran especies ya extinguidas como el Homo Neanderthalensis. La generosidad de los chimpancés no se hizo esperar: ofrecen ampliar el género pan para dar cabida a los hombres agrupados, por ahora, en el género homo. Aunque no está muy claro, porque hay varias facciones en una interna pesada y seguramente habrá ballotage para resolverlo.

Los ensayos compararon 97 genes de varias especies para descubrir que los Homo Sapiens son muy parecidos a los de los chimpancés, seguidos por los orangutanes y los monos del Viejo Mundo. El mapa genético del nunca bien ponderado gorila antiperonista no arrojó sorpresas; es único e incompatible.

En fin, la primera conclusión es que habrá que hacerse mono para no bajarse del avión de la historia. Como en todo, ya hay tipos que corren con ventaja para ganar el reconocimiento del bronce o los honores de la vida. Entre los que recuerdo a vuelo de pájaro el Mono Gatica, de trágico final, mito popular y leyenda del boxeo argentino; el Mono Rodríguez Jurado, patriarca del San Isidro Club; el Mono Villegas, excelso pianista de jazz y gran conversador; el Mono Mas, ultimo exponente  de una raza desaparecida, la del puntero izquierdo; el Mono Navarro Montoya, guardameta de notables reflejos que todavía ataja; el Mono Burgos, rockero pesado y portero del Atlético de Madrid, que también ataja; el Mono Bush, ex rey del drink, que va por su reelección en USA; y el Mono Piccione, castigado injustamente en la vida, porque sí.

El Hombre de Neander Thal

Cursiva y Gótica
Me resulta curioso evocar, si proponérmelo conscientemente, la historia del Mono Piccione, desafortunada por donde se la mire. El destino le jugó una trastada de verdad. Dicharachero, pintaba para master de física (era su vocación mayor) en el tercer año de la secundaria. Pero la mala suerte se desquició con él y lo marcó a perpetuidad con un sino de reformatorio.

Fue en un tumulto tan absurdo como incomprensible. De esos que se armaban en el final del ultimo trimestre del año escolar para defender de apuro las notas y evitar las mesas examinadoras de diciembre y marzo. El término de la hora de clase nos encontró a todos parados en el aula, como un enjambre, en torno a la docente, esgrimiendo carpetas y trabajos.

De pronto la avalancha y el caos. Pasada la ola, Piccione quedó, de pie, con una mano apoyada en los glúteos de la profesora de caligrafía, monumento digno del mármol de carrara y el cincel de Lola Mora. Para época fue un crimen grave (lo seguirá siendo, supongo). No hubo perdón, ni olvido. El Mono perdió el tren de la cursiva y las góticas y se fue expulsado del colegio y de mi mundo. Hasta ahora, como se ve. El curso de los hechos seguramente hubiera cambiado, para bien o para mal, si alguien advertía, entonces, que el 99,4 por ciento de su ADN era el de un chimpancé.

Jane Goodall, etóloga británica ganadora del españolísimo Premio Príncipe de Asturias, hace rato que rema por su propia cuenta, y acaso sin proponérselo, al encuentro de las revelaciones de Goodman. “Los chimpancés tienen un ADN más parecido al de los humanos de lo que la gente cree. Hay similitudes biológicas, emocionales, intelectuales…”, reivindicó a los monos desde siempre.

Nacida en Londres en 1934, comenzó a estudiar a los chimpancés en su hábitat natural de Gombe, Tanzania, en el año 1960. Sus observaciones echaron por tierra con la difundida teoría de que los humanos eran los únicos capaces de construir herramientas. Goodall fue la primera en observar cómo los chimpancés quitaban hojas de las ramas y las introducían en los nidos de termitas para sacarlas adheridas a las varas y comérselas. Para el jurado que la distinguió, la trayectoria de esta estudiosa en el comportamiento de los primates es “un trascendental aporte científico para comprender las raíces del comportamiento y la cultura humana”.

Calculado ahora el ritmo de las mutaciones genéticas, tarea del equipo de Goodman, se concluyó que un antepasado común de los chimpancés y los seres humanos se diferenció de los gorilas hace siete millones de años mas tarde, a otras dos especies que todavía nos hacen diferentes. En realidad, y eso es lo apasionante, nadie sabe por cuánto tiempo más.
Por Lorenzo Amengual – Debate – 30-05-03

Una Charla Abierta con Jane Goodal – buenosaires.gob.ar

Día Mundial del Chimpancé
Cada 14 de julio se conmemora el Día Mundial del Chimpancé y es un homenaje a esta especie de primates en estado silvestre y en cautiverio, la cual se encuentra en peligro de extinción, así como la necesidad de unir esfuerzos por su protección y conservación.

El 14 de julio de 2018 se dio inicio a la conmemoración de esta fecha, para alertar al mundo sobre las amenazas que enfrenta esta especie, entre las que se destacan la pérdida de su hábitat natural por elementos de la naturaleza o la intervención indiscriminada del hombre en su espacio habitual.

Jane Goodall, la Protectora
Cabe destacar, que Jane Goodall es una primatóloga, etóloga y antropóloga reconocida internacionalmente, dedicada a estudiar a los chimpancés en estado silvestre desde el año 1960 y el día 14 de julio de ese año, Goodall visitó por primera vez la reserva conocida hoy como Parque Nacional Gombe Stream en Tanzania, para estudiar el comportamiento de los chimpancés en su hábitat silvestre. Hizo innumerables estudios e investigaciones sobre los chimpancés, una especie prácticamente desconocida en ese momento.

Debido a sus investigaciones permanentes sobre los chimpancés, desde hace casi seis décadas, ha sido reconocida con un premio Guinness y fue nombrada Embajadora de Paz de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

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Por acciones emprendidas por legisladores porteños y diputados nacionales durante años, se salvó de la piqueta y esperar hasta 2006 para su reconstrucción. Desde el año 2021 pertenece al Grupo de Bares Notables de la Ciudad de Buenos Aires.
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