El águila a los 40 años está casi ciega, las plumas pesadas y feas, el pico se curva hacia dentro lo mismo que las garras y no puede cazar para sobrevivir. Es cuando el águila debe tomar una decisión radical: se somete a una renovación o se deja morir. Las que deciden seguir viviendo, se retiran a lo alto de una roca en donde construyen un nido. Estando allí, ella misma se arranca el pico viejo golpeándolo contra la roca, y sale uno nuevo, con el cual arranca y destroza una por una sus viejas garras. Luego le salen garras nuevas con las cuales arranca sus plumas, hasta quedar pelona. Al mismo tiempo, un aceite le limpia los ojos, devolviéndole la visión. Cuando le crecen estas nuevas plumas, con un pico, garras y nueva visión el águila puede seguir en su vuelo diario por 30 años más. Es un proceso sumamente doloroso de unos 150 días, pero que le ofrece una nueva juventud. («El Reto del Águila»).
Muchas aplicaciones, todas ellas útiles, podemos tomar de este ejemplo del águila… Cuando nos sintamos emocionalmente débiles y aun mismo espiritualmente débiles, recordemos que ¡todo lo podemos en Cristo!; y no importan las circunstancias, ni tampoco la edad, en Dios podemos encontrar nuestra fuerza. No nos dejemos morir espiritualmente, estemos preparados para hacer frente a cualquier desafío. La resignación no debe ser opción y, contrariamente, que lo natural sea desechar nuestros viejos y gastados hábitos y optar por levantar el vuelo.
Aprovechemos los momentos que nos regala la vida y procuremos rejuvenecer con una buena voluntad y dedicación. Colmemos de gracia y de ternura cada situación que se nos presenta y saciemos nuestros anhelos con bienes no perecederos.
¡Seamos como un águila y renovemos nuestra juventud! Es hora de alcanzar la grandeza y la excelencia. El hombre hoy conoce lo que ahora la ciencia asegura que es verdad: Las águilas pueden rejuvenecer.
Sostengamos los sentimientos de asombro, exaltación, intimidad, dulzura u otros estados de ánimo que impregnan de gozo y alegría nuestro corazón.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
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