En general, hablar de confianza significa poder estar seguros de la respuesta de alguien siempre, confiar en ésa persona. Porque cada engaño o mentira destruirá la confianza que uno tiene hacia otros; es como una bomba que nos cae.
Por Claudio Valerio
¿Esperanza, Seguridad o Confianza?
Las personas confiables construyen una vida que les permita y les haga realmente confiables; ellas entienden la importancia de confiar y, además, son conscientes de que, de no ser confiables, podrán ser reemplazados por alguien que sí lo sea.
Las personas confiables son leales y cumplen sus promesas; además de ser integras y honestas. No cambian lo que dicen o lo que hacen, ni lo que piensan.
Las personas confiables no son de doble discurso, de doble cara, ellas siempre procurarán a cumplir sus deberes. No hacen promesas que no pueden cumplir, son abiertas y, desde luego, no estafan ni hacen fraude.
Las personas que son confiables, además de cumplir sus promesas, independientemente que las mismas sean grandes o pequeñas, son leales porque cuidan a quienes los cuidan y defienden a los suyos. No son de doble cara. Tienen el valor de hacer lo correcto aunque sea duro y costoso.
La confiabilidad resulta esencial para tener amistades duraderas, relaciones significativas y fructíferas, como también equipos de trabajo que sean eficaces y exitosos en los negocios… En general, hablar de confianza significa poder estar seguros de la respuesta de alguien siempre, confiar en ésa persona. Porque cada engaño o mentira destruirá la confianza que uno tiene hacia otros; es como una bomba que nos cae.
La falta de confianza lo puede romper todo; porque, si prestamos atención, todo lo creado funciona para inspirar confianza y, como que leyes físicas fijas que nos rigen en este mundo, también las hay respecto de la confiabilidad en los actos y las personas, siendo las mismas tan constantes como lo son el tiempo y la gravedad y nuestras vidas se organizaran en torno de ellas.
En el siguiente texto, la poeta mexicana nos presenta el origen de la confianza como una expresión se sí misma.
RÉQUIEM DE MI MISMA
Por Oralia López Serrano (escritora y poeta mexicana).
Ya no sé qué palpo entre mis letras.
Mis obstinados dedos se diluyen
en medio de nubes claras y grises,
y todo se vuelve demasiado volátil,
sabores tristes, partículas vanas
y desaparecidos voluntarios e indolentes.
Paso mis dedos por mi propio ataúd,
se esparce el menudo polvo,
mi piel se carcome,
quisiese no fueran mis deseos,
para no sentir
este fatal deceso que me pierde.
El polvo queda entre las rendijas,
insertado, se regocija
entre escondidas muecas
y yo cada vez más
soy exánime ceniza en el abismal
de vida del mar muerto.
Por qué no termino de dar remedio
a este quebranto mío,
un lloviznar brota en mis ojos,
resbala sobre mis mejillas,
y enjuga mi difunta alegría…sollozo.
Apago mis labios, no hay vocablos,
será impensable imaginar la vida
de otra manera,
sin oposición ni reclamo,
sin crear siempre una estampida.
Y no ver nunca al de atrás si cae,
vivir en continuo reto,
huyendo a la insegura,
fuera de la zona de conflicto
y batiéndome a diario en su licuado.
Ahogo con la lluvia de los otros mi penar,
mis gemidos,
gotas de aguacero saltan una tras otra
hasta quedar agonizantes,
reventadas, enmudecidas en el suelo.
Me aflige e inquieta su fútil balanceo,
bailan, carcajean…
les veo cual sonrisas deshabitadas
que en el reflejo de los charcos,
satisfechas convulsionan, desfallecen.
Se deshacen ante mí, se desmoronan
entre la arboleda de mis ensueños,
y relucen equidistantes
en la discrepancia del follaje
con troncos gruesos, pero huecos.
Tal precipitación apaga mis labios,
detiene mis latidos,
no hallo vocablos, sollozo… muero.