El gobierno consciente de la importancia de la organización sindical en el Modelo, en 1947 crea el cargo de Agregado Obrero en el Servicio Exterior, cubierto por sindicalistas que previo curso de formación fueron destinados a distintas embajadas.
ATLAS y la Línea Tercerista
La intención de crear una asociación mundial de trabajadores es antigua. El primer intento importante fue la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores en 1864 con sede en Londres. La organización nucleó agrupamientos sindicales y partidos de tendencia obrera, cuyo principal objetivo era lograr la emancipación social de los asalariados en todo el planeta, considerando que por encima de las nacionalidades, los unía su condición de trabajadores. Las tendencias dominantes fueron la socialista marxista (Karl Marx) y el anarquismo liderado por Mijaíl Bakunin. El primero planteó la toma del poder por parte de un partido revolucionario que debía establecer la dictadura del proletariado, para acabar con la lucha de clases bajo un régimen socialista hacia la construcción del comunismo.
Bakunin en cambio, se oponía a toda forma de dominación incluyendo un Estado Obrero, ya que a su juicio la sociedad debía organizarse respetando la libre voluntad de los individuos; además rechazaba la política partidaria considerándola un “instrumento burgués” que corrompería el espíritu revolucionario del proletariado.
El debate se profundizó entre marxistas y anarquistas, llevando a la organización a su bancarrota en 1876. El aplastamiento de la Comuna de París en 1871 agregó lo suyo a la disolución del organismo.
El fracaso del intento internacionalista no fue obstáculo para que en muchos países surgieran sindicatos, partidos socialistas y organizaciones anarquistas de distintas tendencias, que fueron claves en la construcción del Movimiento Obrero Mundial.
Las luchas obreras ferozmente reprimidas se comenzaron a librar hasta en los países más desarrollados y en 1886 durante un paro en reclamo por ocho horas de trabajo (las jornadas se extendían hasta catorce o más horas, incluyendo menores), culminó en disturbios y un atentado atribuido a militantes obreros, que culminó con la ejecución un año después, de cinco de ellos. El caso conmovió al mundo y en 1889 la Internacional Socialista conocida como la Segunda Internacional, decretó el Primero de Mayo de cada año, Día Internacional de los Trabajadores.
Durante muchos años no fue un día festivo; las huelgas y marchas en muchos países culminaron con muertos, presos y persecuciones a sindicatos, mutuales y prensa obrera. En nuestro país comenzó a conmemorarse el 1° de mayo de 1890.
Vale recordar que la Segunda Internacional que se había comprometido a fortalecer la paz mundial y la solidaridad entre trabajadores de todo el mundo, en 1914 cuando estalla la Primera Guerra Mundial, la mayoría socialista se alinea con sus respectivos gobiernos provocando el quiebre de la organización, ya que el ala izquierda (marxista) la abandona en repudio a la claudicación de sus principios.
Al culminar la conflagración en 1918, el discurso de los vencedores fue que la misma había sido “La guerra que terminó con todas las guerras”. Semejante falsedad quedó demostrada con las durísimas condiciones impuestas a los vencidos, sembrando las condiciones para el nuevo horror que representó la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945); apenas veinte años después.
El bloque triunfante en la Gran Guerra fundó la Liga de las Naciones y entre otros organismos, creó en 1919 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que aún sobrevive.
No es un dato menor que un año antes se produzca la Revolución Rusa que para muchos sectores de izquierda en todo el mundo, representa una posibilidad real de
cambio revolucionario. Los bolcheviques rusos crean la Tercera Internacional (COMINTERN) con el objetivo de expandir el proyecto comunista por todo el mundo.
Aún no había terminado el segundo gran conflicto (febrero de 1945), cuando en Londres se realiza la Conferencia Sindical Mundial con delegados de casi cuarenta países. En ese encuentro se acordó crear la Federación Sindical Mundial (FSM). Su composición reflejó las orientaciones políticas de las tendencias dominantes: izquierda, derecha liberal y sectores que intentaban mantenerse equidistantes.
Sólo cuatro años más tarde y con la Guerra Fría en plena tensión, las centrales pro occidentales se alejan de la FSM y se agrupan en la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL). En ella participan también el laborismo inglés y la poderosa AFL norteamericana.
Congreso de ATLAS
A su vez, hay que destacar que la implementación del Plan Marshall para la reconstrucción europea condiciona la alineación de los sindicatos del viejo continente y en América Latina los sectores anticomunistas desplazan en distintos países, al sindicalismo de izquierda. En nuestro país la Confederación General del Trabajo (CGT) acompaña las políticas gubernamentales del gobierno peronista y éste le otorga un protagonismo nunca antes alcanzado por el gremialismo local. El gobierno consciente de la importancia de la organización sindical en el Modelo, en 1947 crea el cargo de Agregado Obrero en el Servicio Exterior, cubierto por sindicalistas que previo curso de formación fueron destinados a distintas embajadas, en particular las latinoamericanas. El objetivo fue fortalecer relaciones con el gremialismo internacional y paralelamente defender la gestión gubernamental, que por izquierda y derecha seguía siendo atacada por su neutralidad durante el conflicto y la filtración de la disputa geopolítica entre EE.UU. y la Unión Soviética en el sindicalismo mundial. Desde la misma época la CGT contaba con un Departamento Internacional que ordenaba el rol argentino en los organismos laborales mundiales.
Dirigentes Obreros Latinoamericanos de Visita en Buenos Aires, Invitados por la CGT.
Asisten a una Reunión con Perón – 1948
Asimismo, el anarquismo había desaparecido como grupo de presión en el mundo del trabajo sindicalizado.
Estados Unidos veía en la Tercera Posición peronista una amenaza a su hegemonía continental; por lo tanto decidió enfrentarlo también en el terreno gremial.
Desde 1938 existía la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) que como lo indica su nombre, pretendía agrupar a las fuerzas del trabajo del continente.
Los cambios operados en el mundo desde el fin de la guerra golpearon a la CTAL, ya que en un congreso realizado en Lima en 1948 y a instancias estadounidenses, un sector de esa Central se alejó fundando la Confederación Interamericana de Trabajadores (CIT); nuestra CGT (que no había sido invitada) repudió ese encuentro denunciando que el mismo era sólo un escenario político más de la Guerra Fría.
Un año más tarde en Europa que se hallaba en plena reconstrucción y bajo fuerte influencia norteamericana, nace la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), cuya vida se extenderá hasta 2006 en que decide llamarse Confederación Sindical Internacional (CSI), reflejando el nuevo escenario mundial globalizado. La CIT fue absorbida por el nuevo organismo.
Delegación obrera argentina a la Conferencia de la OIT en Ginebra, 1949. Posan delante de la sede de la OIT. Pueden verse entre otros a: Juan Garone (1 izq.), José Alonso (5 izq.), Antonio Valerga (3 derecha), José Espejo ()4 derecha que presidia la delegación.
Aprovechando el impulso fundacional, la CIOSL desembarca en América realizando un congreso en Canadá en 1951, dando a luz la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), apéndice de la organización madre. Como era previsible la CGT no fue invitada. Los vientos helados de la Guerra Fría soplaban con fuerza sobre toda iniciativa nacional, ya que la Tercera Posición político – sindical argentina no encajaba en ese esquema bipolar. No obstante y mediante un subterfugio, un delegado argentino pudo “colarse” e intentó fijar la posición de la CGT:
“La cuestión argentina causó momentos de gran tensión. La CGT argentina no había sido invitada oficialmente pero lo había sido subrepticiamente por Luis Morones. De modo que un delegado de la CGT se encontraba en la reunión inaugural pretendiendo integrarse en la nueva organización regional para luchar desde adentro de la misma por la “Tercera Posición”. El delegado se levantó a hablar pero la mayoría del Congreso se opuso vivamente a ello y no se lo permitieron. Entonces la representación de la CROM se retiró”. 1).
Ese episodio fue un punto de inflexión para quienes en el sindicalismo argentino y en el peronismo gobernante, rumiaban la necesidad de construir un gremialismo que respondiera a los intereses legítimos de los latinoamericanos.
Paralelamente en Latinoamérica convergen debates, reuniones y propuestas de los sindicalismos que buscan no quedar atrapados en la propuesta binaria comunismo – anticomunismo. Esa síntesis, acerca a muchas centrales obreras hermanas a la posición justicialista militada por la Central argentina.
Para convertir en realidad ese deseo, la CGT tomó la audaz iniciativa de convocar el 12 de febrero de 1952 un Congreso en la ciudad de Asunción (Paraguay), contando con la asistencia de 16 países. El Secretario General de la CGT, Gerónimo Espejo presidió el encuentro, e integraron el Secretariado miembros de distintos países adherentes.
El primer secretariado del ATLAS. En el centro, Espejo, el 1 de la derecha es Pérez Vidal,
que fue el segundo secretario general del ATLAS.
Luego de arduos debates, a instancias argentinas se estableció un Comité de Unidad Sindical Latino Americana (CUSLA), que fijaría la fecha de creación de la nueva Central Latinoamericana y otras cuestiones organizativas. En su Declaración de Principios prevaleció la línea tercerista (ni comunista ni pro norteamericana) y se decidió sesionar en noviembre de 1952 en Ciudad de México. Un centenar y medio de delegados de casi veinte países se reunieron para deliberar. El nombre de la naciente organización continental se impuso a instancias de los argentinos José Alonso y David Diskin: Asociación de Trabajadores Latino Americanos Sindicalistas (ATLAS). Se nominó a Buenos Aires como sede y Gerónimo Espejo fue nuevamente elegido para presidir ATLAS, secundado por miembros de varios países afiliados; con un Delegado ante la ONU y la OIT.
Entre la abundante normativa establecida para garantizar su funcionamiento, se optó por un Congreso Ordinario cada tres años y un Extraordinario a consideración de las autoridades o las organizaciones adheridas.
La central se financiaría con aportes de sus miembros.
En 1953 renuncia Espejo a la CGT y poco después se retira del comando de ATLAS.
En ésta última a Espejo lo reemplaza un delegado cubano.
Además de la problemática sindical, la organización se involucró en temas antiimperialistas, como la lucha por la devolución a Panamá de su canal, la campaña por la independencia de Puerto Rico y apoyo a gobiernos latinoamericanos de signo nacional – progresista.
A su vez la ORIT que respondía a los intereses de Estados Unidos, lentamente fue absorbiendo centrales miembros de ATLAS y así fue que en 1954 ya estaba muy debilitada. Sus vacíos no alcanzaba a llenar la poderosa CGT argentina. Como un reflejo de lo que pasaba en la política mundial, en Chile aparece la Confedernación Latino Americanade Sindicalistas Cristianos (CLASC), con pretensiones de central latinoamericana, con el evidente propósito de desplazar a ATLAS. En septiembre de 1955 fue derrocado el gobierno constitucional de Juan Perón y el dictador Pedro E.
Aramburu intervino también la ATLAS, violando el carácter internacional de ésta. La sede de la organización ubicada en el Centro porteño, fue tomada por asalto por efectivos de la Marina. Fueron incautados sus bienes y los archivos destruídos.
Con el desplazamiento del peronismo gobernante y la feroz persecución al sindicalismo de ese signo, ATLAS entró en un cono de sombra definitivo (debido al peso que los argentinos tuvieron durante su apogeo). Estados Unidos aumentó su ingerencia en el gremialismo latino y se volvieron frecuentes las visitas de sindicalistas de países que antes participaron de ATLAS, a congresos y otras actividades en el país del Norte, con su correlato ideológico y económico.
Es posible que ATLAS fuera otro sueño fallido de construir una fuerza del trabajo de alcance continental, en línea con los movimientos antiimperialistas que en distintos países hermanos, eran gobierno.
1) Blanco Teodoro – Todo es Historia N° 199/200 – Buenos Aires, Diciembre 1983.
2) En la cita anterior se menciona a la CROM. La misma es la Confederación Regional de Obreros Mexicanos, que solidarizándose con el sindicalismo argentino se retiró de esa reunión.