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El Juego de Gerald
50 SOMBRAS TERRORÍFICAS DE GERALD — La maldición del libro imposible de filmar se rompió - Disponible en Neflix
El Juego de Gerald

Stephen King es uno de los escritores modernos más importantes. Su obra abarca casi un centenar de libros que siempre se han posicionado en lo más alto de los rankings de venta globales. Desde la publicación de Carrie en 1974 el fenómeno no se detuvo jamás.

A King se lo considera el maestro del horror, por novelas como It, La Hora del Vampiro, Christine, El Resplandor o Cementerio de Animales. Sin embargo el escritor oriundo de Maine es mucho más que un simple relator de terror. Ha pasado por todos los géneros, desde dramas carcelarios (La Milla Verde), ciencia ficción/ficción histórica (22/11/63), fantasía épica (la saga de La Torre Oscura) y hasta escritos de no-ficción (Mientras Escribo). El hombre ha explorado todo tipo de formas para contar lo que desea, y continúa haciéndolo hasta la actualidad, con un promedio casi perfecto de dos libros al año.

Desde el principio sus novelas y cuentos encontraron una segunda vida en la pantalla grande y chica.

Al tener un catálogo tan enorme de historias estas adaptaciones varían en calidad, pero hay veces que no son las adaptaciones las “malas”, sino el material original.

El Juego de Gerald, para quien escribe, es un ejemplo claro de una novela de menor calidad que recibe un tratamiento cinematográfico mucho más interesante.

La historia en ambos casos, tanto el literario como el fílmico, son similares. Jessie y Gerald son un matrimonio maduro que sufre el desgaste típico de la rutina. Deciden viajar a una cabaña remota que poseen para intentar revivir la llama de la pasión.

Gerald le propone un juego sexual aparentemente inofensivo. Quiere esposar a Jessie a la cama. Cuando saca las esposas, la mujer nota que no son un juguete íntimo, esas que son fáciles de quitar. Estas son esposas de verdad, las que utilizan los policías. El marido, pese a las dudas de su esposa, la encadena a la cama y, tras un breve intento de tener relaciones y un incidente, a Gerald le da un infarto y muere poco después, sobre su esposa.

Jessie está inmóvil. Jessie está sola en el bosque… o tal vez no tan sola como cree.

La premisa es sumamente interesante. El problema que tiene la novela es que extiende demasiado una narrativa que hubiera funcionado mucho mejor como un cuento de horror que se concentrara en una de las problemáticas que debe enfrentar la pobre mujer. Esposada al respaldo de la cama, sus movimientos están restringidos casi por completo, y eso plantea un escenario atractivo para desarrollar una pequeña viñeta siniestra. Pero King, como en algunos de sus libros, decidió dedicarle unas 300 páginas con demasiado relleno y un final muy forzado.

Muchos fanáticos de Stephen King tienen al libro El Juego de Gerald como una gema, un clásico. El autor de esta nota es uno de los “lectores constantes” — como llama el escritor a sus lectores— pero siempre consideró que la novela es un cuento corto estirado de forma exagerada. Puede que sea una opinión impopular, pero honesta.

Mike Flanagan comenzó a forjar una carrera como director de terror respetado gracias a grandes films como Oculus, Hush y Ouija: el origen. Después llegaría la adaptación de Dr. Sleep, su primera incursión en el mundo de Stephen King, un largometraje que gozó de gran popularidad y le garantizó zambullirse en El Juego de Gerald, un libro que desde su publicación en 1992 se consideró imposible de llevar a la pantalla.

El director también llevó su capacidad narrativa innegable a la televisión. En sociedad con Netflix lanzó La maldición de Hill House junto con la “secuela” La Maldición de Bly Manor (ambas reseñadas en este portal), junto con la magnífica Midnight Mass, una obra maestra sin lugar a dudas. Flanagan, mientras desarrollaba sus series de horror, se dio el gusto de llevar al servicio de streaming la difícil historia de Jessie y su marido Gerald.

El elenco es escaso, ya que no hay muchos protagonistas. Carla Gugino hace de Jessie, y es quien carga el peso dramático de la historia ya que es la que está casi todo el tiempo en cámara. Bruce Greenwood es su marido Gerald. Completan el elenco, para las escenas de flashback, dos de los actores fetiches del director: Kate Siegel y Henry Thomas como los padres de Jessie.

Todos los actores consiguen brindar actuaciones creíbles, manejan un materia complejo con habilidad y consiguen llevar adelante las directivas de Flanagan para entregar un largometraje tenso, repleto de sorpresas y obstáculos para la protagonista.

A diferencia de la novela, el largometraje funciona mucho mejor en una narrativa contenida en poco menos de dos horas. Hay cambios menores con respecto al material original (como las voces que “guían” a Jessie durante la historia o la muerte de Gerald) pero no sólo no afectan la esencia de la historia, sino que la benefician. Más allá de estas modificaciones, Flanagan se mantiene extremadamente fiel al libro, y consigue superarlo incluso.

El Juego de Gerald es un gran ejemplo sobre esa excepción a la regla que reza: “el libro es mejor que la película”. Aquí el largometraje es mucho mejor, ejecutado con pericia y adaptado para convertir las debilidades que ostenta la novela en fortalezas. La tensión, el terror psicológico y, sobre todo, Carla Gugino de la mano de Mike Flanagan conforman un producto redondo, impactante y, al final, inolvidable.

La maldición del libro imposible de filmar se rompió. El resultado se puede disfrutar en Netflix, mientras los fanáticos de King esperan (esperamos) que el director lleve a la gran pantalla una buena adaptación de la gran saga La Torre Oscura. Si hay una persona capaz de hacerlo, es él. El Juego de Gerald es un argumento más para tener fe.

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