El Gobierno nacional declaró al año 2021 como de homenaje al premio Nobel de Medicina doctor César Milstein, en reconocimiento a su «profundo compromiso con la ciencia» y por promover el «acceso universal y la disponibilidad del conocimiento para el beneficio de la sociedad en su conjunto, renunciando a beneficios y retribuciones económicas personales».
Así se decidió a través del decreto 18, con la firma del presidente Alberto Fernández y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Colocando a Milstein y a la Ciencia, justo en estos años de pandemia, a la altura de un Manuel Belgrano, cuyo año fue el veinte-veinte, o los dos, años 2010 y 2016, cuando se conmemoró los bicentenarios tanto; de la Revolución de Mayo como la declaración de la Independencia.
La norma dispone que durante el año «toda la documentación oficial de la administración pública nacional, centralizada y descentralizada, así como en los entes autárquicos dependientes de esta, deberá llevar la leyenda: “2021 – año de homenaje al premio Nobel Medicina doctor César Milstein».
Este notable científico nació en Bahía Blanca, el 8 de octubre de 1927, donde vivió hasta 1945, cuando se trasladó a Buenos Aires para estudiar en la Universidad y cuatro años más tarde, en 1956, se graduó de Licenciado y luego de Doctor en Química en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
En 1957 se presentó y fue seleccionado por concurso para desempeñarse como investigador en el Instituto Nacional de Microbiología Carlos Malbrán, que en esa época transcurría en un momento brillante con la conducción de su director, Ignacio Pirosky. Poco tiempo después, en 1958, Milstein partió rumbo a Cambridge, Inglaterra, favorecido por una beca. El lugar elegido fue el Medical Center Research, uno de los centros científicos mundialmente reconocidos por su excelencia.
En los considerandos del Decreto, se menciona que en el actual año, se cumplen 60 del regreso de Milstein a Argentina (1961), oportunidad en que fue designado Jefe del Departamento de Biología Molecular del Instituto Nacional de Microbiología Carlos Malbrán.
En ese marco, destacó que el «legado del doctor César Milstein trascendió las fronteras del país, y su descubrimiento de los anticuerpos monoclonales configuró un hito en la historia de la medicina e influyó en diversas especialidades tales como la inmunología, la oncología, la biotecnología, así como también en la industria».
En el Malbrán, además de dedicarse al trabajo propiamente científico, quiso servir al mantenimiento físico del propio Instituto, fabricando él mismo parte de los muebles que se necesitaba para llevar a cabo las distintas prácticas, o arreglando mobiliario arruinado y ya inútiles; su habilidad como carpintero y las dificultades presupuestarias se relacionaban en forma directa con este hecho.
Tras la caída del presidente Arturo Frondizi, el Malbrán fue intervenido y el trabajo de Milstein, perjudicado: diversos contratiempos político-institucionales, que incluyeron gran cantidad de cesantías, inquietaron a su grupo en la etapa crucial de un programa de estudios muy avanzados para el contexto de entonces, incluso a nivel mundial. Argentina vivió años turbulentos en esa época y a Milstein, esta situación le restaba la energía necesaria para dedicarse a sus actividades científicas. Ocurrió durante el gobierno del presidente provisional José María Guido, cuando decidió volver a Inglaterra para radicarse en forma definitiva.
Regresó en varias oportunidades a la Argentina, en 1965 y 1970 por motivos científicos y en 1973 y 1975, por motivos familiares.
En mayo de 1984, fue invitado a inaugurar en Buenos Aires, la Cátedra abierta de Ciencias y Filosofía «Florentino Ameghino».
Durante las varias décadas que la ciencia aplicada intentó con diferente suerte fabricar líneas de anticuerpos puros en forma artificial, es decir, inmunosueros capaces de detectar y enfrentarse a una parte específica del antígeno con la esperanza de poder vencerlo. Para Milstein, esta posibilidad se fue convirtiendo de a poco en una obsesión que llevó consigo durante años, hasta que finalmente pudo convertirla en hipótesis, primero, y en un logro después, con la colaboración con su colega George Köhler.
El 16 de octubre de 1984 se conoció la noticia que Cesar Milstein de 57 años, era galardonado con el Premio Nobel de Medicina, compartido con el alemán George J. Köhler de 38 años y el dinamarqués Niels K.Jerne de 73 años, por sus trabajos sobre inmunología y anticuerpos monoclonales, cruciales en el tratamiento de las enfermedades cancerosas; el síndrome de inmunológico adquirido en el transplante de órganos y muchas otras posibilidades
Por otra parte el Decreto señala que gracias a sus investigaciones: “fue posible el desarrollo de diversos fármacos innovadores, como medicamentos para prevenir rechazos en trasplantes, la inmunización pasiva para el virus Sincicial Respiratorio, terapias para el asma y para enfermedades inmunomediadas como la artritis reumatoidea, la psoriasis y la enfermedad de Crohn o la hidradenitis supurativa, y permitió mejorar las tasas de supervivencia y de calidad de vida de los y las pacientes con cáncer».
Y, resaltó que ese «hallazgo científico logrado junto con el británico Niels Kai Jerne y el alemán Georges Jean Franz ¨Köhler le valió en el año 1984 el reconocimiento al ser galardonado con el Premio Nobel de Medicina».
En 1987 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Bahía Blanca y recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Sur. En 1993 obtuvo el premio Konex de Brillante, en Buenos Aires.
Milstein decía a quién lo querías escuchar: “Gran parte de una persona es su educación. Y yo toda mi educación la hice en mi país. Recién viajé por primera vez cuando tenía más de treinta años”.
Y como señal del destino, en la madrugada del 24 de marzo de 2002, falleció César Milstein a los 74 años de una afección cardíaca en Cambridge, no tuvo hijos, ni quiso tenerlos. Ser padre desviaría su atención de la ciencia y eso no lo podía permitir. Sí se casó con Celia Prilleltensky, y como no podía ser de otra manera, también química.