Frases y Expresiones
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Mayoría Silenciosa
José A. Martínez de Hoz: “la deuda creció para poder cumplir con necesidades internas”
Mayoría Silenciosa

Con esta denominación se define al número de personas que constituye, en forma indiscutible, la mayoría de un partido político, una asamblea o un país, pero que, por diversas circunstancias, se abstiene de dar a conocer su opinión o de votar, por lo que se oponen, de modo notorio y cuantificable, a las minorías activas y homogéneas, que por esta contingencia pueden simular que son mayoría cuando en realidad son una falsa mayoría.

Martínez de Hoz: “La Mayoría Silenciosa no me Odia”
El ex ministro de Economía José A. Martínez de Hoz, negó la existencia de “ollas populares” en el país; y dijo que durante su gestión el salario real creció en un 20 por ciento y sostuvo que “ante la presente disyuntiva que se ofrece al país no tengo ningunas ganas de votar”.

En declaraciones el semanario “Gente” advirtió que no coincide con quienes dicen que “soy el hombre más odiado del país”. Y agregó que “estoy seguro que la mayoría silenciosa a mí no me odia”.

Ante una pregunta sobre el carácter antipopular de su gestión, Martínez de Hoz dijo que durante su paso por el Ministerio de Economía “tuvimos más años de crecimiento que de recesión. La tendencia a la inflación fue finalmente declinar”.

Afirmó que “hubo empresas que comprendieron el sentido del programa, se modernizaron y adaptaron su producción y les fue bien”, para agregar que “toda esa gente tuvo fe en nuestra política cambiaria, pero en 1981 hubo 500 por ciento de devaluación monetaria y si la comparamos con este año hubo 2000 por ciento de devaluación”.

Una de las preguntas estuvo destinada a saber en qué se gastaron 30000 millones de dólares que constituyen la deuda externa argentina, a lo que el funcionario replicó que “la deuda creció en la forma que lo hizo para poder cumplir con necesidades internas”.

Afirmo que, “esos créditos permitieron la transformación básica de la economía argentina. Podría enumerar cada una de las obras en que ese dinero fue invertido pero sería una lista interminable, no crea que lo gastamos en viajes de turismo o compra de caramelos”.
Clarín- 05-08-82

La Mayoría Silenciosa – Caloi – Clarín – 08-08-82

Como un Eco de Nixon y Trump
Tras el ballotage de diciembre, uno de los dos se convertirá en presidente y Chile pasará a engrosar las filas de los países americanos que como Brasil, El Salvador, Perú y Estados Unidos, se adentraron en aguas desconocidas con impredecibles outsiders al timón del gobierno. Cualquiera de los dos puede ganar, pero los expertos le dan ventaja a Kast.

“Kast saca provecho de la profunda ansiedad que cunde en lo que él llama – como un eco de Nixon y Trump-, la “mayoría silenciosa”, canalizando y al mismo tiempo fogoneando al miedo y la bronca sobre el futuro del país y de su identidad”, escribió el autor chileno -norteamericano Ariel Dorfman en el diario Los Angeles Times.
Anthony Falola – The Washington Post – La Nación – 25-11-21

«La Gran Mayoría Silenciosa»
Discurso de Richard Nixon explicando su plan para terminar la Guerra de Vietnam

Famoso Discurso de Richard Nixon «La Gran Mayoría Silenciosa» el 3 de Noviembre de 1969, en el que expone sus planes para acabar con la guerra de Vietnam, buscando el apoyo del pueblo americano, al que él llama la «mayoría silenciosa»:

«Buenas noches, estimados ciudadanos.

Esta noche deseo hablarles de un asunto de gran importancia para todos los Americanos y para mucha gente en todas las partes del mundo: la guerra en Vietnam.

Creo que una de las razones de la profunda división acerca del Vietnam es que muchos Americanos han perdido su confianza en lo que su Gobierno les comunicó acerca de nuestra política.

A los Americanos no se les puede y no se les debe pedir su apoyo a una política la cual está involucrada en asuntos primordiales de guerra y paz a menos que ellos conozcan la verdad acerca de esa política.

Esta noche, ahora bien, me gustaría responder algunas de las cuestiones que sé que están en la cabeza de todos los que me están escuchando.

¿Cómo y por qué América se ve involucrado en Vietnam por primera vez?

¿Cómo esta Administración ha cambiado la política de la Administración previa?

¿Qué ha sucedido realmente en las negociaciones de París y en el campo de batalla en Vietnam?

¿Qué elecciones tenemos que tomar si queremos terminar esta guerra?

¿Cuáles son las perspectivas de paz?

Ahora, permítanme empezar describiendo la situación que yo me encontré cuando entré en en el cargo el 20 de Enero: La guerra había continuado durante cuatro años. 31.000 Americanos habían muerto en combate. El programa de entrenamiento de los Vietnamitas del Sur iba retrasado. 540.000 Americanos estuvieron en Vietnam sin ningún plan para reducir su número. No hubo ningún progreso en las negociaciones de París, y los Estados Unidos no habían propuesto un tratado de paz razonable.

La guerra estaba causando una gran división aquí en casa, y las críticas de muchos de nuestros aliados, así como obviamente la de nuestros enemigos, en el extranjero.

A la vista de estas circunstancias, hubo alguien que pidió insistentemente que yo terminara con la guerra de una vez, y que ordenara la retirada de todas las fuerzas Americanas. Desde un punto de vista político, esto habría resultado popular, y desde luego muy fácil de llevar a cabo. Después de todo, nosotros nos hemos visto involucrados en esta guerra desde que mi predecesor ocupara el cargo. Yo podría culpar de la derrota, lo cual sería el resultado de mi acción, en él– y revelarme como un hombre de paz. […]

Pero yo tenía una obligación mucho mayor que pensar solamente en los años que durase mi Administración, y en la siguiente elección. Yo, tenía que pensar en el efecto que mi decisión causaría en la siguiente generación, y en el futuro de Paz y Libertad en América, y en el mundo.

Entendamos todos que la cuestión que tenemos ante nosotros no es si algunos Americanos están a favor de la Paz o en contra de la Paz. La cuestión no es si la «guerra de Johnson» se convierte en la «guerra de Nixon». La gran cuestión es: ¿Cómo podemos conseguir la paz para América?

Bien, tengamos ahora en cuenta la cuestión fundamental: ¿Por qué y cómo los Estados Unidos se involucraron en la guerra de Vietnam por vez primera? Hace 15 años el Norte de Vietnam, con el apoyo logístico de la China Comunista y de la Unión Soviética, lanzó una campaña para imponer un gobierno Comunista en Vietnam del Sur, instigando y apoyando una revolución.

En respuesta a la petición del Gobierno de Vietnam del Sur, el presidente Eisenhower envió ayuda económica y equipamiento militar para asistir a la gente de Vietnam del Sur en un esfuerzo para prevenir un levantamiento Comunista. Hace siete años, el presidente Kennedy envió 16.000 militares a Vietnam como soporte de combate. Hace cuatro años, el presidente Johnson envió fuerzas de combate Americanas a Vietnam del Sur.

Ahora muchos creen que la decisión del presidente Johnson de enviar fuerzas de combate Americanas fue equivocada. Y muchas otras, yo entre ellas, habíamos criticado enérgicamente la manera en la que la guerra estaba siendo afrontada.

Pero la cuestión que hoy tenemos delante de nosotros es: ¿Ahora que nosotros estamos en guerra, cuál es la mejor manera de terminarla?

En Enero, yo sólo pude concluir que una retirada precipitada de todas las fuerzas Americanas de Vietnam, resultaría un desastre no sólo para Vietnam del Sur sino para Estados Unidos y para la causa de la Paz.

Para los Survietnamitas, una retirada precipitada, permitiría inevitablemente a los Comunistas, repetir las masacres que siguieron a su surgimiento en Vietnam del Norte hace 15 años. Ellos mataron a más de 50.000 personas y cientos de miles más murieron en campos de concentración.

Pudimos ver un preludio de lo que sucedería en Vietnam del Sur cuando los comunistas entraron en la ciudad de Hue el pasado año. Durante un breve mandato, hubo un sangriento reinado del terror en el cual 3.000 personas fueron asesinados a palos, a tiros y enterrados en fosas comunes.

Ante un repentino cese de nuestro apoyo, estas atrocidades vividas en Hue se convertirían en la pesadilla que asolaría a toda la nación entera, particularmente al millón y medio de refugiados Católicos que huyeron a Vietnam del Sur cuando los Comunistas se apoderaron del Norte.

Para los Estados Unidos, esta primera derrota en nuestra historia, resultaría en un derrumbamiento inevitable de nuestra confianza y del liderazgo que los Estados Unidos tiene no solamente en Asia sino a lo largo del mundo.

Tres Presidentes Americanos han reconocido la gran trascendencia de lo que no jugamos en Vietnam.

En 1963, el Presidente Kennedy con su característica elocuencia y claridad dijo:

«Nosotros deseamos ver un Gobierno estable allí. Nosotros creemos fuertemente en eso. No vamos a cesar en ese esfuerzo. En mi opinión, nuestra retirada significaría el derrumbamiento no sólo de Vietnam del Sur sino del Sureste Asiático. Por lo tanto nosotros vamos a mantenernos allí»

Los Presidentes Eisenhower y Johnson expresaron la misma conclusión durante sus estancias en la presidencia.

Para el futuro de la Paz, una retirada precipitada resultaría en un desastre de inmensas proporciones. Una nación no puede permanecer grande si traiciona a sus aliados y abandona a sus amigos. Nuestra derrota y humillación en Vietnam del Sur, promovería fuera de toda duda la temeridad en aquellas potencias que no han abandonado todavía sus ansias de conquistar el mundo. Esto haría estallar la violencia allá donde nuestro compromiso ayuda a mantener la paz (en Oriente Medio, en Berlín, y finalmente en el hemisferio Oeste). En definitiva, esto costaría más vidas. No traería la paz. Traería más guerra.

Por estas razones, rechacé las recomendaciones de que terminara la guerra retirando inmediatamente todas nuestras fuerzas. Yo, sin embargo, elegí cambiar la política, tanto en el campo de la negociación como en el campo de batalla, de manera que la guerra terminara en muchos frentes. Inicié una búsqueda de la paz en muchos frentes. En el discurso televisivo del 14 de Mayo, ante las Naciones Unidas, comuniqué nuestras propuestas de paz en gran detalle.

Nosotros hemos ofrecido una retirada completa de todas nuestras fuerzas extranjeras en el plazo de un año. Hemos propuesto un alto al fuego bajo supervisión internacional. Hemos ofrecido elecciones libres bajo supervisión internacional con los Comunistas participando en la organización.

Nosotros no hemos realizado nuestras propuestas con la arrogancia de un «tómalo o déjalo».

Nosotros hemos indicado que estamos dispuestos a discutir las propuestas que hemos establecido para la otra parte. Hemos declarado que todo es negociable menos el derecho de la gente de Vietnam del Sur de determinar su propio futuro.

En la conferencia de Paz de Paría, el Embajador Lodge ha manifestado nuestra flexibilidad y buena fé en 40 reuniones públicas. Hanoi ha rechazado incluso discutir nuestras propuestas. Ellos demandan nuestra aceptación incondicional en sus términos de abandonar todas las fuerzas Americanas inmediatamente e incondicionalmente y que abandonemos el gobierno de Vietnam cuando partamos.

Nosotros no hemos limitado nuestras iniciativas de paz a declaraciones públicas. En Enero reconocí que una larga y amarga guerra como esta, normalmente no podría establecerse en un foro público.

Esta noche, estoy dando el paso sin precedentes de desvelarles a ustedes algunas de nuestras iniciativas para la paz, iniciativas que nosotros emprendemos privada y secretamente […]

No esperé a mi inauguración para empezar la búsqueda de la paz. Mucho antes de mi elección, como individuo, realicé dos ofertas privadas para un acuerdo rápido y razonable. Las respuestas de Hanoi pidieron en efecto nuestra rendición antes de las negociaciones. Desde que la Unión Soviética suministra la mayoría del equipamiento militar a Vietnam del Norte, el Secretario de Estado Rogers, mi asistente para los asuntos de seguridad Nacional, Dr Kissinger, el Embajador Lodge y yo personalmente, nos hemos reunido en varias ocasiones con representantes del Gobierno Soviético para intentar iniciar un proceso de Paz. A mayores, hemos extendido las rondas de negociaciones con el mismo fin en Vietnam del Norte.

Ninguna de estas negociaciones ha producido resultados hasta la fecha. A mediados de Julio, he llegado al convencimiento de que era necesario dar un paso sustancial para salir del estancamiento en las negociaciones de París. Yo hablé directamente desde este despacho en el que ahora estoy sentado, con un individuo el cual conocía personalmente a Ho Chi Minh desde hacía 25 años. A través de él, le envié una carta. Realicé esto fuera de los protocolos tradicionales de la diplomacia con la esperanza de que resultaría contructivo para el progreso de traer el fin a la guerra.

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