Personajes en el Tango
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Patotero
Las Nuevas Generaciones de Patoteros Emigraron a Otros Ámbitos
Patotero

En la extensa galería de personajes que enriquecen el folclore porteño, el patotero se destaca por su vinculación con hechos de violencia. El término establece que el patotero integra una patota, presuntamente en alusión a una bandada de patos. En los años en que el tango era joven, hacia fines del siglo XIX y a principios del XX, eran habituales en los sitios de diversión las grescas entre guapos.

Pero el guapo era un combatiente solitario, aunque solía tener sus admiradores y un grupo de amigos que terciaban en la disputa si se violaban los códigos del arrabal que, entre otras cosas, establecía que el duelo debía librarse sólo entre ofensor y ofendido.

En general, los bailes orilleros eran frecuentados por gente del suburbio, pero en algún momento se puso de moda entre los “niños bien” (como se llamaba a los jóvenes adinerados) juntarse en patota y entrar sorpresivamente en las milongas del arrabal o en boliches célebres como Lo de Hansen en Palermo. A esos grupos de patoteros en el ambiente se los llamaba La Indiada por su estilo más asociado a un malón que a jóvenes “de buena familia” que iban a divertirse. Estas “patotas” o “indiadas” solían promover grandes desórdenes con heridos, destrozos y hasta algún muerto. En muchos casos, los alborotadores contaban con protección policial, abogados prestigiosos y apoyo económico para desaparecer por algún tiempo si la travesura terminaba en tragedia. Los muchachos de apellidos ilustres desafiaban a los “taitas” de la orilla en su propio medio.

Los pretextos eran ínfimos: un comentario despectivo hecho por el integrante de un grupo rival, la competencia en el baile, la disputa por una mujer o una simple mirada sobradora o desafiante.

Pero en otras oportunidades la agresión patotera se consumaba sin que mediara provocación alguna. Simplemente ingresaban al salón a puro grito y hasta efectuando algún disparo al aire: si no había resistencia los intrusos ordenaban continuar la milonga como si nada hubiera sucedido.

La ocupación, la conquista del territorio se había concretado. En la escala de valores orilleros “matar a máquina”, es decir, con arma de fuego, estaba catalogado como un acto de cobardía. El guapo exaltaba el coraje personal y no veía con buenos ojos eso del ataque en patota “que dan pesto porque sí”, como dice un tango.

Pero los tiroteos, por despreciados no eran menos efectivos. Los patoteros causaron más de un dolor de cabeza a los cuchilleros legendarios que creían que su autoridad en el feudo barrial era inconmovible.

Las “patotas bravas” tan recordadas en tangos clásicos, fueron raleando en los sitios de baile en la medida en que esos incorporaron un público de costumbres y necesidades ajenas a la tradición orillera. Muchos de aquellos turbulentos muchachos con los años devinieron en formales políticos, empresarios y profesionales: fueron hombres del poder. Y recordarían tal vez con una sonrisa, aquellos pecados de juventud.

Las nuevas generaciones de patoteros emigraron a otros ámbitos tales como el fútbol, la política y otros espacios de masas donde, en muchas oportunidades, la violencia va de la mano con los negocios.

Testimonios

Patota: Leng gen. Conjunto de personas reunidas con algún fin
“Yo también ando buscando con quién hacer patota, y conforme encuentre me ligo…”.
Cuentos de Fray Mocho de José S. Álvarez

Pandilla de jóvenes alborotadores y pendencieros, en principio pertenecientes a las clases más adineradas, amigos de cometer desmanes y agredir a los ciudadanos pacíficos por pura diversión

“La patota es un producto de nuestro medio social y de creación que, podríamos decir reciente, aunque pudiera tal vez considerarse como una resurrección de aquellas famosas indiadas de ingrato recuerdo…”.
Eusebio Gomez – La Mala Vida – 1908

Por alusión a los patos que remontan vuelo en bandada.
Patotero: miembro de una patota.
“Mito y realidad de las patotas”… “No le gusta que le digan que forma parte de una patota”.
La Razón – Opinión – 21-02-86

Patotear: v. Patota.
“Espero que los árbitros tomen nota que el jugador de este país ya no “patotea”, ya no pega como antes… Este tema siempre lo charlo con los jugadores”.
A Oscar Rugeri – Clarín – Deportivo – 26-02-00

“E1 presidente uruguayo, Tabaré por algunas horas. ‘No vamos a tolerar que nadie de afuera nos venga a marcar la cancha’, advirtió el presidente uruguayo Vázquez, reafirmó ayer la posición de su gobierno en la defensa a la instalación de dos papeleras en Fray Bentos. Lo hizo con una frase dura: ‘A este pueblo y a este gobierno no lo van a patotear’. Se refirió, en rigor, a protestas como la realizada el martes por Greenpeace. Pero la frase se enmarca en los sucesivos cortes de ruta en Gualeguaychú, con los que los entrerrianos protestan contra la instalación de las fábricas, y en los roces con el gobierno, de Néstor Kirchner por el mismo motivo. Los ecologistas criticados por Tabaré son los que el martes último bloquearon un muelle y fueron detenidos, en declaraciones a la prensa de su país. Y agregó: ‘El Uruguay y los uruguayos nunca hemos permitido que nos patoteen: a este gobierno y a este pueblo no lo van a patotear’.”
Clarín – 19-01-06

Patotero: v. Patota.
“El más duro fue el de Guelar, quien luego de llamar a Stubrin “patotero”, aclaró: Tero, porque el señor diputado tiene la costumbre de poner el huevo lejos del nido; y pato, porque integra un gobierno que a cada paso hace una defecación”.
Clarín – 26-09-84

Película La Patota
Director: Daniel Tinayre – Guion: Eduardo Borrás
Duración: 88 minutos – Estreno: 11 de Agosto de 1960
Inconveniente para menores de 18
Sinopsis:
Es la historia de una joven y atractiva profesora, Paula Vidal Ugarte, recién recibida, que acepta tomar una cátedra de filosofía en una escuela nocturna ubicada en una zona marginal de Buenos Aires. Allí, la docente, despierta las fantasías más perversas de un grupo de alumnos, que pertenecen a una patota del barrio. En medio de una situación confusa, Paula es violada cruelmente por la patota, en lugar de una prostituta a la que los «muchachos» vienen acechando desde hace rato.

Paulina – La Patota
Director: SANTIAGO MITRE
Sonido: DOLBY DIGITA
Países productores: ARGENTINA/BRASIL/FRANCIA
Productoras: LA UNIÓN DE LOS RÍOS – LITA STANTIC PRODUCCIONES – FULL HOUSE – VIDEOFILMES – STORYLAB
Coproductores: TELEFE – ARGENTINACINE
En asociación con VERSATILE – AZ FILMS

Película realizada con el apoyo de INCAA – ANCINE – CNC Cinémas du Monde

Sinopsis:
Adaptación del film de Daniel Tinayre de 1961, cuenta la historia de Paulina, abogada, con una carrera floreciente en Buenos Aires, que elige volver a Misiones, su provincia natal, para dedicarse a la actividad social. Fernando, su padre es un juez progresista que se destaca en la conservadora sociedad local. Paulina empieza a trabajar en un proyecto de “formación democrática y difusión de derechos”, dando clases en zonas periféricas de Posadas. Luego de la segunda semana de trabajo es atacada por una patota. Ante la mirada atónita de quienes la rodean, Paulina decide volver a trabajar a la escuela, en el barrio donde fue atacada. La película es un thriller social que se mueve entre los personajes alrededor de ese ataque y cómo esa violencia desencadena distintas ideas de justicia. 

Patotero Sentimental

Patotero
rey del bailongo,
patotero,
sentimental.
Escondés bajo tu risa
muchas ganas de llorar.

Ya los años
se van pasando
y en mi pecho
no entró un querer.
En mi vida tuve minas, muchas minas
pero nunca una mujer…

Cuando tomo dos copas de más,
en mi pecho comienza a surgir
el recuerdo de aquella fiel mujer
que me quiso de verdad,
y yo, ingrato, abandoné.

De su amor me burlé sin mirar
que pudiera sentirlo después,
sin saber
que los años al correr
iban, crueles, a amargar
a este rey del cabaret.

¡Pobrecita!
¡Cómo lloraba
cuando ciego
la eché a rodar…!
La patota me miraba
y… ¡no es de hombre el aflojar!

Patotero
rey del bailongo,
de ella siempre
te acordarás.
Hoy ríes… pero tu risa
¡sólo es ganas de llorar!

Tango – 1922
Música: Manuel Jovés
Letra: Manuel Romero

La Patota

En el centro de la plaza, la hora de los valientes;
la Córdoba y la Corrientes se trenzaban por el honor.
Cuchillo, cadena y faca; patada, puño y cabeza;
no es un cuento de los veinte, ya existía el rock and roll.

El Chino era karateca con estilo y profesión,
se cargaba a cuatro o cinco sin armas y sin sudor.
Siempre había un gordo efectivo que aplanaba con rigor,
siempre había un petiso erguido con nariz de boxeador.

Calentaban con ginebra y escuchaban a Manal;
le rajaban a la cana como mi perro al bozal.
A pesar de lo salvaje no se daban a matar;
se querían en el fondo, su deporte era pelear.

Se acabó con los milicos la violenta tradición;
el chino terminó preso sin indulto ni perdón.
Al petiso lo mataron en alguna confusión;
el gordo se hizo cana, la puta que lo parió.

Letra y Música: Acho Estol – Tango
La Chicana
Álbum: Ayer Hoy Era Mañana – 1997

Del Libro Personajes en el Tango Roberto Bongiorno – Editorial Unilat – 2010

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