Notas de Opinión
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¿Éxito o Fracaso?
Uno u Otro la Diferencia de Nosotros Depende
¿Éxito o Fracaso?

¿Éxito o Fracaso? Uno u Otro la Diferencia de Nosotros Depende 

Las críticas, venidas de nuestros enemigos, como por parte de los amigos, pueden dañarnos; pero de nosotros depende que puedan ayudarnos a mejorar; ellas, una vez formuladas, deben de mejorarnos… Aun venidas de nuestros seres más queridos, ellas pueden dañarnos.

Las críticas, en ocasiones, deben ser por nosotros soportadas y asimilarlas para salir ganando. La mayor parte de ellas nos pueden ayudar a mejorar, aunque tengan como objetivo el hacer que nos desmoralicemos.

Desde luego que el que recibamos comentarios negativos acerca de nuestra forma de trabajar, de nuestro proceder, nunca resulta agradable. Pero no nos cerremos, afrontemos la crítica de manera racional y reparemos, de ser necesario, la parte emocional, de manera que una buena actitud ante ella nos abrirá caminos.

La crítica, los pensamientos negativos, la forma en que se puedepensar, o mal pensar, se pueden llegar a convertir en un hábito peligroso. En ambos casos, ellos pueden venir de personascercanas que dicen que te quieren y desean lo mejor para uno; críticas y pensamientos que nos debilitan la autoestima.

La siguiente historia es un claro ejemplo de la acción condicionante de los pensamientos y críticas.

Por esto, procuremos siempre escuchar a nuestro corazón y, así, encontrar el yo verdadero que hay en nuestro interior, y así distinguir nuestra esencia.

Aprendamos a escuchar al corazón, todos los días, un día como este, que podría haber sido un día como todos, solo que hay que poner atención a lo que en el mismo acontece…

En esta granja todos los días se sucedían sin novedad alguna, algo muy parecido a la vida de algunos de nosotros…  Las ovejas conocían perfectamente su rutina diaria, la que consistía en: Comer y descansar.  Al parecer algo bueno ¿no? Aunque para algunos, esto pareciera cómodo, para la mayoría no era así. Pero no podían hacer nada, pues estaban sometidas a la voluntad de su cuidador.

Las ovejas siempre habían estado en contra del trato que se les daba, ya que no les parecía justo. Pero no les quedaba de otra, porque no podían hacer nada, o al menos eso les decía su cuidador. El cuidador, de antemano, sabía que el tiempo no había pasado en vano sobre su granja, pues toda la estructura estaba muy débil por lo que, con cualquier esfuerzo para derribarla, esta se vencería fácilmente. Por tal motivo, siempre les hacía creer a las ovejas que sería imposible que escaparan de la granja.

Al igual que en todas partes, en la granja existían ovejas que solo tenían sueños sobre algún día; pero no hacían nada para lograrlo.  En cambio, había una oveja llamada Lisy, que al igual todas también quería ser libre; pero, a diferencia de las demás, ella todas las noches ideaba planes para poder liberar a sus compañeras, y a sí misma. Aunque la mayoría de sus ideas habían fracasado, por lo cual se sentía muy frustrada; más no vencida.

Poco a poco su esperanza de escapar se veía más distante, pues había quedado preñada; entonces sus planes tendrían que postergarse, porque no podría hacer nada hasta que su corderito naciera y fuera mayor… Cuando pensaba en su situación tenía algunos sentimientos encontrados, ya que tener una cría le causaría mucha alegría; pero, por otro lado, se lamentaba por la vida que tendría en aquella granja.  Eso la inspiraba a tener más y mejores planes, que por lo pronto no podía aplicar.

Cuando llegó el momento en que Lisy dio a luz ella estaba muy feliz. Era una felicidad superior: incluso, por un momento, se olvidó de tantas tribulaciones. Esos días todos la felicitaron; pues era muy raro ver nacimientos en aquella granja…  Todas las noches, Lisy, sentía mucha ternura al ver dormir a Nick (ese era el nombre del corderito), al ver su rostro tan inocente, ya que, al ser pequeño, aún no sabía los problemas que más adelante enfrentaría.

Conforme pasaba el tiempo, Lisy notó algo extraño en Nick; siempre que alguien le hablaba, él no respondía. Al principio creían que era muy tímido, pero no parecía serlo, pues su forma de actuar demostraba todo lo contrario. No pasó mucho tiempo para que Lisy se diera cuenta de lo que pasaba: Nick no escuchaba… Eso le partió el corazón a Lisy. Pero a pesar de eso, Lisy lo amaba sobre todas las cosas, y él lo sabía.

El corderito era extrovertido, como cualquier otro. Además, tenía la actitud de su madre, de nunca rendirse a pesar de que pareciera que todos sus sueños se caían en pedazos.  Nick, a pesar de su condición podía notar el ínfimo valor que se les daba a todos. Pareciera que a su cuidador solo le importaba decirles: Ustedes jamás podrán, no son capaces de eso y nunca lo serán.  Y el problema mayor era que esa frase se las repetía con tanta frecuencia, que todos se habían resignado a vivir aprisionados para siempre, incluso Lisy, quien toda su vida intentó ser libre. En pocas palabras; todos habían perdido la esperanza.

Cuando Nick se hizo mayor, sus sufrimientos en la granja también lo fueron, por lo que se vio obligado a intentar escapar. Únicamente estaba esperando una oportunidad, y cuando esta se presentó, Nick, no lo dudó más. Se había decidido a derribar el cerco… Cuando todos notaron sus intenciones no lo tomaron en cuenta, ya que a ellos les habían hecho creer que tal hazaña era imposible de lograr. Entonces, el corderito tomó todo el impulso que pudo y se volvió en contra del cerco.  Este se venció fácilmente, dejando un agujero por donde todos pudieron escapar fácilmente, y sin pensarlo.

Todos estaban sorprendidos por lo acontecido. No se explicaban cómo pudo ser eso posible, y lo mejor de todo no fue que pudieron escapar, sino que paulatinamente, Nick comenzó a escuchar un poco… En ese momento todos estaban muy asombrados por su proeza, a lo que Nick les contestó:

–    «En realidad, yo no sabía si algún día podría derribar el cerco, de lo único que sí estaba seguro es que haría todo mi esfuerzo para lograrlo, hasta que lo consiguiera».

¡Gracias a Nick pudieron cambiar de hogar, y de vida!…

Ojalá todos fuéramos como Nick y, aunque fuera por un momento, dejáramos de escuchar las palabras de desaliento que a diario escuchamos. Si Nick hubiera escuchado desde pequeño, posiblemente no hubiera actuado de la misma forma, porque hubiera adquirido la misma forma de pensar de los demás…  Intentemos ser Nick algún día, cuando escuchemos «críticas», los «no puedes», y es «imposible».

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius

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