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Poxipol
Más allá de los aciertos publicitarios, la eficiencia del producto fue indiscutible
Poxipol

Transcurría el año 1962. La Argentina estaba ingresando, no sin resistencia, al consumo de nuevos productos sintéticos que en el caso de los alimentos industrializados, como los caldos en cubos, las mayonesas elaboradas y otros, de a poco se iban instalando en el consumo local. Es también en ese año que un invento revolucionario apoyado en ingeniosas campañas publicitarias, gana rápidamente las preferencias de los consumidores: el Poxipol. Son los años de la televisión en blanco y negro y la difusión de una serie de episodios breves y disparatados, en que desde una batalla campal entre westerns, hasta un incendio o la voladura accidental de un edificio, en medio de la desesperación de los protagonistas y un horizonte de roturas y daños, aparece un muy calmo “Míster Poxipol”, ofreciendo la cajita con el mágico pegamento que repara todo. Un enérgico coro femenino en off, cierra la escena cantando: “Se arregla con Poxipol”.

Pero más allá de los aciertos publicitarios, la eficiencia del producto fue indiscutible. Una serie de pruebas, como unir gruesos caños de cemento y luego tratar de separarlos con las fuerzas opuestas de camiones sin conseguirlo, las reparaciones de grandes motores y otros servicios muy difundidos, fortalecieron la credibilidad de los asombrosos tubitos.

Pero ¿Qué era Poxipol y quien lo había inventado?

Se cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial el químico estadounidense Harry Wesley Coover, accidentalmente descubrió una sustancia denominada cianoacrilato, de fuertes propiedades adhesivas sobre gran variedad de materiales. El hombre, enfrascado en otros trabajos, no le habría dedicado mucho tiempo ni profundizó sus investigaciones.

Algunos estudiosos lo consideran algo así como la prehistoria de los modernos y poderosos adhesivos que hoy tenemos a nuestro alcance en cualquier comercio.

Es así que la familia alemana Kühlcke, hasta entonces viviendo en Estados Unidos, se radicó en nuestro país y de la mano de los hermanos Klaus y Lutz, ponen en marcha a Arkapal S.A. , inventora de Poxipol y la larga lista de productos que le siguieron. Arkapal instaló su primera planta productiva en la localidad bonaerense de Villa Ballester y más adelante, mudó las instalaciones industriales a Zelaya, partido de Pilar, en la zona norte del Gran Buenos Aires. En Villa Ballester permanecen sus oficinas administrativas y comerciales.

Es probable que el gran acierto de Poxipol al margen de la nobleza del producto, fue poner al alcance de la mano de cualquier vecino, la solución inmediata a los imprevisibles problemas domésticos, ya que los campos en que el adhesivo puede intervenir, son innumerables. Otro éxito de Arkapal S.A. fue La Gotita, un pegamento para pequeñas reparaciones de varios materiales (madera, cerámica, porcelana, etcétera) y para una adherencia mayor, está La Gotita Gel. Tener en cuenta que La Gotita no pega polietileno, polipropileno, teflón, goma EVA, ni siliconas. Quienes ya tienen algunos años, deben recordar el comercial televisivo de La Gotita, en que mediante una breve sucesión de cuadros de dibujos animados, un grupo de aborígenes según los clisés de los cómics clásicos, realizan una enérgica danza cantando “Lo que La Gotita pega… nada, nada, lo despega”.

Pero la familia Poxipol siguió creciendo. Manteniendo el liderazgo en el rubro, en 2023 podemos agrupar sus productos en tres segmentos.

1) Adhesivos: La Gotita, Eccole, Voligoma, Volibarra, Poxipol en sus variantes: clásico; 10 minutos; Transparente; Metal. Poxilina, Poximix, Poxiran (de Contacto); Unipox, Epoxi, El Pulpito y Poxitas.

Recordemos que la amplia línea de Poxipol y afines, está destinada a cubrir una serie de necesidades, que deben utilizar el producto que requiere cada problema puntual, de acuerdo a la dimensión del trabajo a realizar y el material sobre el que se deberá operar. Por ejemplo, madera, plásticos, mármol, metales, vidrio, loza, hormigón, fibrocemento, cerámica, porcelana, caños PVC y otros. Resiste a 120 grados centígrados de temperatura y no es inflamable.

Otros productos de Arkapal S.A:

2) Selladores: Fastix, Python; Fastix – Alta Temperatura; Fastix Motores.

3) Lubricantes: WD – 40 (Bajo licencia de WD – 40 Company).

En el mes de noviembre de 2021 y en un contexto de incertidumbre económica, debido a la lenta salida de las restricciones impuestas por los controles sanitarios, circuló en los medios periodísticos el rumor sobre la presunta migración de Arkapal S.A. a Uruguay. La especie fue desmentida por la empresa y el Ministerio de Desarrollo Productivo ratificó el compromiso de la marca de continuar produciendo en el país, lo que efectivamente cumplió. Pero más allá del uso masivo de Poxipol y derivados para infinitas reparaciones y usos domésticos, especialistas en automóviles de alta competencia como Oreste Berta y Horacio Pagani en su célebre

“Zonda”, reconocieron utilizar Poxipol en sus vehículos.

Hoy Poxipol, La Gotita, o Poxiran, son marcas que alcanzaron tal nivel de popularidad, que se convirtieron en genéricos; sinónimos del producto en sí, más allá de la marca que el ferretero o el kioskero de la esquina le ofrezca.

Humor – Octubre 1980

Testimonios

Porque el flamante Torino – flamante para el cronista, claro – a los ciento cincuenta kilómetros de Cuzco, comenzó con ciertas nanas. Primero fue una cosita, en apariencias, de nada: se rompió el rotor de distribución, un pedacito de plástico trascendental que nos dio varios dolores de cabeza. Jarque lo pistoleó con Poxipol con un alambrecito, con una piedrita, pero cada cinco kilómetros nos hacía parar.
El Buenos Aires de Oberdan Rocamora – Jorge Asís – Editorial Losada – 1981

Esta tenía un hermanito de siete años, más pegadizo que poxipol.- Para sacárselo de encima en los momentos culminantes, Fechoría ofreció regalarle una bicicleta  Raleigh que un marinero amigo traería de Inglaterra.
Jeringa – Jorge Montes – Corregidor – 1984

Quiero decir, que me dio mucha bronca que por primera y definitiva vez se hubiera roto la regla no escrita que establecía (tácticamente) que yo era encargado de la logística en el grupo. Y se sabe que cuando algo se quiebra por primera vez la rueda ya no se detiene nunca más. El “poxipol” pasa a ser tu mejor amigo en cualquier ámbito de la existencia; en tu casa, en el laburo, con tu familia, tu  mujer y tus amigos. De ahí a la próxima quebrantación solo es cuestión de tiempo y el tiempo no es algo que se detenga con facilidad. El tiempo, obtuso, regular y obsecuente, va y cumple con todas las pautas, normas obligaciones que le competen desde el big-bang (y mucho antes también) a la actualidad y por el resto de siempre.
Luis Longhi – El Pulpo o la Muerte del Tango – Editorial Abrazos – 2012

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