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Teenage Mutant Ninja Turtles
LAS TORTUGAS NINJAS DEL NUEVO MILENIO — DISPONIBLE EN NETFLIX
Teenage Mutant Ninja Turtles

Antes de empezar la nota, hablemos sobre el elefante en la habitación: sí, los diseños de las Tortugas son controvertidos. Se alejan bastante del diseño original ideado para las historietas por Keavin Eastman y Peter Laird, y también de la fiel adaptación cinematográfica de 1990. Estos nuevos superhéroes parecen más rugbiers pasados de absenta, los rostros están demasiado humanizados y el look de Shredder es demasiado mecánico y exagerado.

Listo. Ahora podemos hablar de la película y algunas cosas que rodean la obra.

Teenage Mutant Ninja Turtles es una marca registrada que hace casi cuatro décadas se transformó en una máquina de imprimir billetes. Existen todo tipo de figuras de acción del cuarteto de tortugas con nombres de pintores renacentistas (Miguel Ángel, Rafael, Donatello y Leonardo) que han llenado los bolsillos de los artistas originales —aunque hubo disputas muy públicas con respecto a esto hasta no hace mucho— y empresas como Nikelodeon que han capitalizado la popularidad de los héroes entre el público infantil/juvenil con incontable cantidad de series animadas.

Las Tortugas siempre estuvieron vigentes, lo siguen estando, y la calidad de las obras animadas o live action que han salido han tenido sus altibajos, como cualquier marca registrada tan longeva.

El factor de la nostalgia en el público de treinta para arriba hizo que se genere una controversia rodeando este largometraje. Primero el nombre de Michael Bay como productor, famoso entre otras cosas por las películas de Transformers que no gozan de una reputación muy brillante, despertó las alarmas entre los puristas. Los fans no querían un espectáculo de acción sin sentido, apenas legible, con chistes burdos y planos glorificando cuerpos imposibles femeninos en cámara lenta. Para colmo de males, alguien filtró en las etapas tempranas de producción que iban a cambiar el origen de los héroes.

Supuestamente no iban a ser tortugas afectadas por un líquido radioactivo que les dio habilidades y su apariencia antropomórfica, sino que iban a ser extraterrestres.

Casi le ponen precio a la cabeza de Bay por el sacrilegio, y, para ser justos, hubiera sido un cambio sin sentido. Que sean de otro planeta es tan absurdo como el origen tradicional.

Los guionistas Josh Appelbaum, André Nemec y Evan Daugherty tomaron este incidente mediático y lo incorporaron al libreto. Vern Fenwick (interpretado por el genio Will Arnett) pregunta si las tortugas son alienígenas. April O´Neil (la injustamente criticada Megan Fox) responde, tajante: No, eso es estúpido. Son reptiles.

El director elegido para llevar adelante el esperado reboot en live action fue el director sudafricano Jonathan Liebesman, que había hecho la película de acción Furia de Titanes 2 y, recientemente, cuatro episodios de la serie Halo. Liebesman tenía experiencia manejando presupuestos grandes y estaba capacitado para poder establecer una narrativa en donde convergieran las estéticas de la historieta, el frenesí visual de los dibujos animados y el espíritu adolescente asociado con las Tortugas Ninja.

El resultado fue un largometraje sólido, repleto de acción muy bien ejecutada con muchas escenas que parecían salidas de las viñetas mismas. Uno de los aciertos del guion y la dirección fue la caracterización de los personajes principales. Las personalidades de cada tortuga estaban bien definidas. Leonardo era el líder, serio, enfocado en comandar al grupo de hermanos que, al estar en su primera misión, no están muy dispuestos a seguir órdenes de alguien que ven como un par. Rafael, el espíritu rebelde, es el que está dispuesto a entrar en acción sin pensar tanto en estrategia. Es impulsivo, tiene tendencia a responder a Leo cada vez que puede. Miguel Ángel sigue siendo el más fiestero, alegre, despreocupado e inmaduro de todos. Está más preocupado por comer pizza e intentar conquistar a April que otra cosa, y como se dice a menudo, es el corazón del grupo. Donatello es el cerebro de la operación, es quien inventa los gadgets con partes que va rescatando de la basura, el más analítico de todos y el que tiene la tendencia a seguir el liderazgo. Los cuatro tienen estilos de “vestimenta” que los diferencian bien. Viven en las alcantarillas bajo la tutela del maestro Splinter, una rata mutante antropomórfica que aprendió artes marciales de un libro que alguien tiró a la basura.

El departamento de arte se encargó de dotar a los integrantes con docenas de detalles que los diferencian a la perfección. Antes el espectador podía distinguirlos por el color de sus antifaces y las diferentes armas. Estos nuevos diseños ofrecen una historia que justifica cada nueva “decoración”.

Desde el aspecto visual, sacando el diseño de los rostros, los superhéroes se veían mejor que nunca.

Cada uno de los hermanos tiene momentos a lo largo del metraje para destacar con sus habilidades particulares. La historia es simple, Shredder quiere lanzar un gas venenoso en Nueva York y las Tortugas deben detenerlo, intentando en el medio no quedar expuestos al ojo público porque temen el rechazo de la humanidad debido a su monstruosa apariencia. En el medio se cuenta el obligatorio cuento de origen de los protagonistas, que ya vimos infinidad de veces, pero con un giro: antes de mutar, las tortugas eran las mascotas de April. Esto hace que la obsesión romántica de Miguel Ángel con ella sea un poco más extraña de lo ya es.

El humor también es una parte importante del largometraje. La animación por computadora de los protagonistas permite generar escenas repletas de vértigo y virtuosismo que otras versiones no podían tener por las limitaciones de los trajes. Los rostros, con todas las críticas que se les pueden hacer, son más expresivos que nunca. Las Tortugas se ven imponentes, se mueven a una velocidad impresionante y las batallas son espectaculares.

La simplicidad de la narrativa está justificada. Esta es una película de acción, aventuras y comedia destinada a un público joven o a los más grandes que disfrutamos de las Tortugas Ninja desde pequeños. La clave para poder apreciar este nuevo film por lo que es reside en quitarse el chip de la nostalgia, abrir un poco la cabeza y entender que esta es una nueva versión de un producto que ya tuvo muchísimas otras interpretaciones, y que tampoco será la última variación que veremos en la pantalla.

Netflix está a punto de estrenar un nuevo largometraje animado con un diseño estético similar a la última serie que se hizo para televisión, y las Tortugas tampoco se parecen ni un poco a aquel diseño clásico que los nostálgicos extrañan tanto.

Las Tortugas Ninja del 2014 cumple con su cometido de entretener. Promete una historia en donde la acción y la interacción entre los hermanos guerreros es el centro y, pese a que se pasa un tiempo considerable con April y su sub-trama pseudo detectivesca/periodística, el foco jamás se pierde. Esta es una versión que apuesta a crear una nueva generación de fanáticos de los personajes y que también le hace los suficientes guiños a los fanáticos viejos no-dogmáticos.

Antes de la batalla final, los cuatro hermanos están subiendo en ascensor hacia la azotea, en donde los espera un enemigo mucho más entrenado, más equipado y con más experiencia que ellos. El reloj corre en contra de ellos. La tensión se nota en el pequeño cubículo metálico que los sube poco a poco hacia su destino. Ninguno habla, tan solo resoplan, nerviosos.

Miguel Ángel toma sus nunchakus y comienza a golpearlos, estableciendo un ritmo. La música empieza a fluir por sus labios, tarareando una melodía de hip-hop. Rafael toma sus sais puntiagudos y sigue a su hermano. Leonardo hace lo mismo con sus katanas y, un segundo después, Donatello completa el cuarteto musical improvisado. Los hermanos, que hasta entonces no habían podido coordinar casi nada, encuentran en esa secuencia de menos de un minuto una válvula de escape para la tensión que pesa sobre ellos ante la posibilidad de una muerte inminente. A pesar de todo, en ese instante, entran en armonía, literal y metafóricamente. Se dejan llevar por la camaradería. Bailan al son del rimo que fueron improvisando.

Entonces la campana del elevador anuncia que terminó el recorrido. Las puertas se abren y el sol los ilumina por completo. Salen corriendo, empuñando sus armas, dispuestos a salvar al mundo o morir en el intento. Salen, por primera vez, como un equipo.

El nivel de drama desplegado en unos pocos segundos es impecable. Y es el preludio a una batalla bien coreografiada, a plena luz del día que le da una resolución satisfactoria a una película que cumple con su misión de entretener al espectador. Es cuestión de dejar los prejuicios de lado y dejarse llevar por el espectáculo.

Las Tortugas Ninja se encuentra disponible, junto a su divertida secuela, en la plataforma de streaming Netflix.

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