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El Hombre y su Lenguaje de Colores
La capacidad de conceptualizar, dejar que una cosa represente otra, produjo un salto gigantesco en la evolución humana
El Hombre y su Lenguaje de Colores

El primer espectáculo de masas en la historia de la humanidad lo protagonizaron un Tiranosaurio Rex, implacable carnívoro, y un Homo heidelbergensis, ancestro probado de los humanos modernos que por supuesto ya controlaban el fuego.

El Interior de la Cueva Blombos, en SudáfricaCredit…Christopher S. Henshilwood

El Hombre y su Lenguaje de Colores
El primer espectáculo de masas en la historia de la humanidad lo protagonizaron un Tiranosaurio Rex, implacable carnívoro, y un Homo heidelbergensis, ancestro probado de los humanos modernos que por supuesto ya controlaban el fuego. El sujeto, demorado por urgencias fisiológicas, se habían separado de un grupo de caza y fue sorprendido por el animal cuando emergía de la espesura. No duró mucho la persecución, pero fue excitante, traumática y ejemplificadora para los numerosos testigos presenciales.

Cada homínido volvió a lo suyo. Y quiso contar lo vivido a favor de la conmoción propia y la curiosidad de sus semejantes. Descubrió entonces que la vida lo había puesto frente a un trance difícil. Como contar a sus pares una realidad concreta y abstracta al mismo tiempo.

¿Cómo recrear la historia? Pronto entendió que tamaña complejidad podía salvarse. Había que inventar un sistema convencional de imágenes y sonidos que permitiera evocar situaciones, objetos, lugares, aunque no fueran perceptibles físicamente. Al fin el mundo cotidiano circundante. Un método de expresión simbólico se puso en marcha entonces contenido en el lenguaje, las pinturas y los colores.

Si, también los colores. Un equipo científico británico, de la Universidad de Liverpool, descubrió en Zambia, África, el uso simbólico de pigmentos minerales ocres. Hace unos doscientos mil años fueron aplicados a herramientas, utensilios, artefactos y sobre el cuerpo. Significaría esto que el primer ejemplo de pensamiento abstracto es cien mil años más antiguo de lo que pensaba.

¿Cuánto importa? La capacidad de conceptualizar, dejar que una cosa represente otra, produjo un salto gigantesco en la evolución humana. Ese ejercicio mental permitió eventualmente el desarrollo y la expansión de un lenguaje sofisticado y de las matemáticas.

Caballo (h. 15000-10000 a.C.). Cueva de Lascaux (Francia) – Hughes

El arqueólogo Lawrence Barham, quien durante diez años realizó excavaciones en Twin Rivers, al sur de Zambia, puntualizó a la BBC: “Estoy interesado en saber donde apareció por primera vez el simbolismo de los colores, porque para que esta forma se simbolismo funcione debería estar asociada al lenguaje”.

Las herramientas encontradas en el lugar demuestran como simples hachas de mano dieron paso a pequeñas cuchillas y a puntas filosas  sujetas con un palo. La aplicación de una tecnología compuesta coincide con el uso sistemático de ocres, extraídos de una piedra blanda que contiene óxido de hierro y se presenta en una variada gama de colores: ocres rojos, amarillos, marrones, rosas, negros y morados. Molidos y mezclados con grasa animal se convierten en pintura.

A diferencia de otros investigadores, Barham sostiene que la elección de los óxidos por su color tenía un claro valor simbólico. Lo que intenta averiguar es si los antiguos pobladores de Zambia se cubrían el cuerpo con estos pigmentos para celebrar rituales, como el paso de la niñez a la adultez, tal como lo hacen todavía algunas culturas.

Abono para la teoría de Barham en 2004 se descubrieron en la cueva de Blombos, fantástico yacimiento surafricano, collares de conchas de un molusco, Nassarius Kraussianus, en grupos de diecisiete unidades perforadas y enhebradas hace unos setenta y cinco mil años. Son las joyas más antiguas y su revelación, por cuenta de la Universidad de Bergen, Noruega, ratificó la evidencia del uso de la simbología por parte de los humanos.

La Nación – 19-09-23

Hasta entonces ese comportamiento se había inferido solo en los hallazgos de Skhut (Israel) y Oued Djebbana (Argelia), donde descubrieron caracolas marinas de unos noventa mil años en sitios alejados, entre 20 y 190 kilómetros, del mar. Es improbable que ese producto perecedero fuera trasladado a esas distancias para su consumo. Los investigadores se inclinan a relacionarlas con la utilización del lenguaje.

Curiosamente, o no, las valvas encontradas estaban manchadas con estos de ocre rojo, indicio inequívoco de que fueron cubiertas con pigmentación de óxido de hierro. No más grandes que una arveja, elegidas de tamaño uniforme y perforadas  con sumo cuidado, el agujero del centro es igual en todas, para ser utilizadas como collares, pulseras y colgantes.

Que mejor vehículo para conceptuar el mar y explicarlo.

Por Lorenzo Amengual – Debate – 28-09-06

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