Fuera de Serie
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The Toys That Made US
Explora la nostalgia e historia de productos que trascendieron el estatus de meros “juguetes”
The Toys That Made US

Quienes hayan tenido la oportunidad de vivir una infancia con ciertas comodidades recordarán al menos uno o dos juguetes preferidos, esos objetos inanimados que cobraban vida cuando las pequeñas manos se posaban en las superficies de plástico o tela, transportando de inmediato al infante a esos mundos únicos e insondables. Para algunos será un muñeco o una muñeca en particular, para otros, un autito. La calidad de estos productos variará según el precio, pero la magia de ser niño radica en que los juguetes son portales a otras dimensiones, cuyo poder no radica en el valor económico del objeto sino en las posibilidades que albergan esos escasos centímetros de producto manufacturado en serie.

En las últimas décadas la nostalgia explotó en los medios de comunicación, acentuándose con el auge de las redes sociales que permitieron unir a los coleccionistas sin restricciones de proximidad física, de forma inmediata. Los sitios de compra/venta on-line al igual que tiendas especializadas o puestos en ferias al aire libre fueron llenando sus anaqueles con objetos “viejos”, a los cuales no se los puede llamar necesariamente antigüedades —pese a que el consenso entre los especialistas establecen, para la mayoría de los objetos, un mínimo de cincuenta años desde la producción para poder entrar en esa categoría — sino que ahora se los conoce popularmente como coleccionables. Para que existan objetos coleccionables debe haber coleccionistas, y hay tantos coleccionistas como objetos existen en el mundo.

David Morgan, oriundo de Burford, Inglaterra, certificó en el año 2000 la colección más grande del planeta de conos de tráfico. Llegó a juntar 137, dos tercios de todos los modelos producidos en el mundo a comienzos del siglo XXI. Hay un hombre llamado Niek Vermulen, originario de los Países Bajos, que decidió comenzar a recolectar distintas bolsas para vómitos que ofrecen las aerolíneas en sus vuelos, llegando a poseer más de 6.000 de casi 1.200 aerolíneas distintas. Grigori Fleicher es un ruso que posee la mayor cantidad de cepillos de dientes en el planeta, más de 1.300. Akiko Obata es una mujer japonesa que colecciona comida de plástico, y superó hace rato los 8.000 ítems. Hay gente que colecciona sillas en miniatura, barras de jabón, cabello de gente famosa, clavos y hasta gomas de borrar.

Todo se puede coleccionar, y el valor de estos objetos no está definido tan solo por la variable monetaria, sino por las emociones que despierta en el sujeto que recolecta. Son muchas las personas que empiezan una colección amparados en la nostalgia que determinada pieza les despierta.

No es de extrañar entonces que haya gente que coleccionen juguetes. Hoy en día hay una industria gigantesca que mueve millones de dólares especializada en crear todo tipo de objetos de una calidad excepcional. El mercado está repleto de ediciones especiales apuntadas a estas personas, con precios exorbitantes y de un atractivo visual innegable. El salto en calidad de la producción en masa tuvo un doble efecto: no solo expandió los horizontes para los coleccionistas sino que revalorizó los juguetes más simples de antaño. A estos muñecos, autitos y demás ya no se les llama antigüedades (y menos que menos viejos) sino que son vintage, y sus precios a menudo superan a piezas nuevas pese a que la calidad en detalles es menor. Es el valor monetario que le da no sólo el lugar en la historia del medio en sí, sino el agregado nostálgico que poseen de forma inherente.

En el año 2017 se estrenó la serie documental The Toys That Made Us, que podemos traducir como Los juguetes que nos formaron. Como el título indica, estos doce episodios se concentran en contar la historia detrás de escena de las líneas de juguetes que más impacto tuvieron en la cultura popular, y como sobrevivieron a lo largo de las décadas para convertirse en íconos. Brian Volk-Weiss, productor y director, decidió explorar algunas de las colecciones más emblemáticas de la historia a fin de brindar un panorama en el fascinante mundo de los juguetes, estos objetos tan comunes como únicos que son el común denominador de gran parte de las personas.

El director pensó en hacer tan solo cuatro capítulos y consiguió el aval del servicio de streaming Netflix, y así llegó la primera temporada que se concentró en cuatro titanes de la industria. El primer episodio fue sobre Star Wars, sobre todo en la línea original de la empresa Kenner Products, que en 1977 —año del estreno de la película— era una compañía pequeña que apostó con la licencia de aquel film desconocido tras el rechazo de las principales productoras de juguetes de la época. Nadie sabía el impacto socio-cultural que iba a tener la saga de La Guerra de las Galaxias en el planeta, nadie sabía quien era Luke Skywalker, la Princesa Leia o Darth Vader. En una década caracterizada por films más oscuros y de corte adulto, con directores que también eran autores, y con la industria cinematográfica apenas iniciando la era de los blockbuster (películas taquilleras) no es difícil comprender por qué Hasbro o Mattel decidieron pasar por alto la producción de estos muñequitos tan particulares. En los primeros siete años de producción Kenner vendió más de 300 millones de figuras, y hoy en día existe un prototipo que jamás salió a la venta cuyo valor supera los 150.000 dólares.

El segundo episodio de la temporada estuvo dedicado a las muñecas Barbie, tal vez uno de los juguetes más icónicos del planeta. En 1959 Ruth Handler co-fundadora de Mattel introdujo al mundo una muñeca novedosa que, tan solo en su primer año en el mercado, superó las 350.000 unidades vendidas.

Barbie pasó al imaginario colectivo no sin unas cuantas controversias en el camino, desde el cuerpo estereotipado con proporciones irreales, el “modelo a seguir” polémico para los jóvenes consumidores del producto o la falta de diversidad que tuvo la línea hasta la década del 80, junto con numerosas causas judiciales de todo tipo. Toda la rica historia de esta muñeca se explora con gran detalle en este capítulo.

He-Man es el objeto de estudio de la tercera entrega. La línea que Mattel de los denominados Masters of the Universe incorporó a la ecuación del juguete un nuevo elemento para la promoción: pequeñas historietas que contaban un poco la historia de estos personajes desconocidos para el público, ya que esta serie de muñecos no estaban basados en ninguna película o serie televisiva famosa de la época. Los hombres, mujeres y criaturas de musculaturas exageradas cautivaron la imaginación de niños y niñas durante la década del 80, con una serie de televisión animada que es objeto de culto hace décadas (y que pronto tendrá su inevitable remake/secuela en Netflix a cargo del director Kevin Smith) y cuyas piezas originales pueden llegar a costar 7.000 dólares.

El cuarto y último episodio del esta primera temporada puso el foco en G.I. Joe, considerado como la primera “figura de acción” de la historia, creado a mediados de la década del 60. Esta línea de juguetes, que tuvo sus vaivenes en ventas a lo largo de su extensa y rica historia, se expandió en el mercado de las historietas, las series animadas y el cine (pronto saldrá el tercer film ambientado en este universo) y produjo uno de los santos griales para los coleccionistas: el prototipo original se subastó por más de 200.000 dólares, y contaba con todo tipo de accesorios y ropa cosida a mano.

La primera temporada de The Toys that Made Us fue un éxito total, apelando al valor nostálgico de los juguetes sin dejar de lado el enfoque documental. La serie mezcla segmentos animados que ilustran los pasajes de la historia que no fueron filmados o para dar énfasis al aspecto lúdico de los juguetes que, al convertirse en clásicos y objetos de colección, parecen haberse teñido de una seriedad propia de museo. Porque si hay algo que la serie deja en claro es que estos “muñequitos” son cosa seria, son una parte importante de la cultura popular y se los puede estudiar, curar y exponer como cualquier otra forma de expresión artística. Los cuatro episodios tuvieron una calidad excepcional, una narrativa visual atractiva y guiones repletos de datos interesantes que, lejos de abrumar al público no iniciado, consiguen captar la atención. Apelando a los testimonios de los propios creadores, diseñadores, empresarios y coleccionistas, la serie no le esquiva a los dramas internos que tuvieron las diferentes empresas, los dilemas personales entre los actores humanos y las controversias que flotaron alrededor de las diferentes colecciones.

El potencial para más temporadas residía en otros juguetes con una larga y rica historia en el mercado. Al año siguiente llegaron cuatro episodios más, enfocados en Star Trek, Transformers, LEGO y Hello Kitty. La tercera temporada se lanzó en el 2019, y cubrió las líneas juguetes de Las Tortugas Ninja, Power Rangers, Mi Pequeño Pony y Lucha Libre Profesional. Ambas temporadas mantuvieron la estética y el tono narrativo, generando interés aún en productos que podrían no interesar a priori. La historia detrás de la gestación y el impacto de los distintos productos es atractiva, y todo gracias al estilo que el director le imprimió a su serie.

Sin embargo, los números de visualizaciones de esta tercera entrega no fueron del todo satisfactorios. Netflix no tiene la costumbre de lanzar números fiables sobre cuantas reproducciones tuvo cada una de sus producciones, con excepción de los éxitos rotundos. Brian Volk-Weiss manifestó varias veces la intención de hacer una cuarta temporada, pero aclaró que depende exclusivamente de que la gente siga viendo la serie en su totalidad, a cuantas más veces se visualice cada episodio, más chances hay veamos cuatro episodios más.

Lo que si pudimos ver es un spin-off titulado The Movies That Made Us, o sea, Las películas que nos formaron. Esta serie contó con cuatro episodios enfocados en el desarrollo e impacto de: Dirty Dancing, Mi Pobre Angelito, Ghostbusters y Duro de Matar. A estos capítulos se sumaron dos entregas a modo de especial navideño en donde se analizaron los films Elf y El extraño mundo de Jack, obviamente dos cintas ambientadas en la festividad cristiana.

The Toys That Made Us es una gran serie documental, breve pero sustanciosa, que explora la nostalgia e historia de productos que trascendieron el estatus de meros “juguetes” hace décadas. Al narrar historias de distintos productos en cada capítulo el espectador puede optar qué episodios quiere ver o no e incluso alterar el orden que presenta la serie. Pese a esto, recomiendo que si deciden zambullirse en este fascinante mundo no dejen de lado aquellos capítulos que por ahí no les llamen tanto la atención, ya que detrás de cada línea de colección existe una historia fascinante.

Las tres temporadas están disponibles en Netflix.

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