Miscelaneas
Fecha de Publicación:
Los Jueces
Hay Algo Peor que la Ley: es la Incertidumbre
Los Jueces

Rafael Barret, de nombre completo Rafael Ángel Jorge Julián Barret y Álvarez de Toledo ( Torrelavega , Cantabria, España, 7 de enero de 1876 –  Arcachón , Francia, 17 de diciembre de 1910) fue un escritor – narrador, ensayista y periodista- que desarrolló la mayor parte de su producción literaria en la Argentina, Uruguay y especialmente en el Paraguay, donde es considerado una figura destacada de la literatura paraguaya de principios del siglo XX. Es particularmente conocido por sus relatos, notas periodísticas y sus ensayos de profundo contenido humano y en defensa de la justicia y la libertad Conocidos son también sus alegatos filosófico-políticos a favor del anarquismo.

Rafael Barret practicó un periodismo de denuncia  que le ocasionó no pocas veces la cárcel y el destierro. Numerosos fueron sus escritos en los diarios de Buenos Aires, Asunción y Montevideo. Escribió en “El Correo Español” (Buenos Aires 1904), en “El Diario” (Asunción 1905), en “Germinal”, (Asunción 1908), “El liberal” y “La Razón”, (Montevideo, 1909 y 1910), entre otros.

En 1943 una editorial de Buenos Aires publicó parte de sus Obras Completas y en 1990 En 1990 aparecieron sus Obras completas (en cuatro volúmenes) en Asunción.

Ver:

Escritos de Barret. El terror argentino. (Una selección de notas periodísticas, realizada por la Editorial Proyección, Buenos Aires ¿1971?)

Vladimiro Muñoz. El pensamiento vivo de Barret. (Buenos Aires, Editorial Rescate, Buenos Aires, 1977).

Los Jueces

Cuando se piensa algún tiempo en los jueces, nace por contraste la idea de la justicia.

La sociedad, en todas sus formas estables, se compone de una minoría armada, dominando a una mayoría desarmada. Goza la minoría, ya del hacer, ya del oro, ya de la confianza de los dioses. La mayoría se sostiene gracias a un extraño e implacable furor de vivir: los sufrimientos hacen que el hombre ame la vida, y que la mujer sea fecunda. Las relaciones entre la minoría y la mayoría son asesoradas por los jueces, que pueden considerarse tenedores de libros de la casa. Esos últimos empleados se enteran de los asuntos pendientes, y reciben de la minoría las instrucciones y la autoridad necesarias para revelarlos. El pacto celebrado entre la minoría y los jueces es la ley.

Notemos que el pacto es forzoso, pues no se concibe jueces sin gendarme, cárcel y el verdugo, que son la fuerza, y la fuerza pertenece a la minoría.

Por definición, la ley se establece para conservar y robustecer las posiciones de la minoría dominante; así, en los tiempos presentes, en que el arma de la minoría es el dinero, el objeto principal de las leyes consiste en mantener inalterables la riqueza del rico y la pobreza del pobre.

Llega el instante de que la idea de justicia nazca,  porque la ley, que favorece al poderoso, habría de parecer justa al poderoso, y al humilde, injusta. Sin embargo, nace la idea en sentido contrario: el poderoso encuentra la ley todavía estrecha a su deseo, ya que él mismo la dictó y es capaz de hacer otras nuevas, y el humilde se conformaría con que la ley se cumpliera como se dice y no como se hace.

Hay algo peor que la ley: es la incertidumbre. El terror del infierno se debe no a que las torturas sean excesivas, ni a que sean eternas, sino a que no se sabe lo que son. El que delinque y sabe que será ahorcado, descansa en una realidad espantosa, pero firme. Si ignora qué género de suplicio le espera, su angustia sería intolerable.

Los jueces prevarican algunas veces, y muchas, se equivocan. De aquí procede su prestigio. Un juez infalible no amenaza más que a los culpables; un juez que yerra, amenaza a culpables e inocentes. Él es el juez verdaderamente augusto; nada escapa a sus ojos; nadie está seguro con él. Y la idea de justicia, en la mente de los humildes, nace menos verosímil aún que el país de Utopía, que la edad dorada; es un ventanillo abierto en lo alto de la prisión, sobre el infinito azul del cielo; es lo irrealizable, lo que florece más allá de la tumba. Sólo Dios es justo: para salir por el ventanillo, hacen falta las alas de la muerte.

Y únicamente en las épocas felices, cuando durante largos años son los jueces incorruptibles, esclavos de lo escrito, es cuando los hombres empiezan a descubrir la formidable injusticia de las leyes.
Publicado en «Germinal», Asunción, 6 de Septiembre de 1908

Profesor Carlos Suarez
Buenos Aires, 20 de Marzo 2021

Temas
Comentarios
Literatura Iberoamericana
Entre lo Cualitativo y lo Cuantitativo

Entre lo Cualitativo y lo Cuantitativo

Al amor hay que disfrutarlo y tratarlo como lo que es, un regalo sagrado de Dios que hizo en la pareja como un desinteresado y generoso regalo de su amor; el sexo es, desde el punto de vista conyugal, una única expresión sexual.
Reflexiones de un Nuevo Día
¿Qué Podemos Hacer en el Aula?

¿Qué Podemos Hacer en el Aula?

Todos los métodos hacen foco en la comunicación entre los protagonistas, que trabajen colaborativa y respetuosamente para hallar una solución que los satisfaga a ambas partes y la clase sea Entretenida - Ordenada - Organizada y un Trabajo en conjunto.
Bitácora Humana
Por qué Minimizamos Nuestros Logros

Por qué Minimizamos Nuestros Logros

Nos olvidamos con el Síndrome del Impostor cómo empezamos a caminar y obviamos que el éxito y fracaso es la cara de la misma moneda, así como lo bueno y malo, lo feo y lo bonito, la paz y el tormento.
Entre Caminos y Estrategias
Puente Colgante Miculla – Tacna

Puente Colgante Miculla – Tacna

El complejo Miculla presenta el arte rupestre más extenso del Perú y de Sudamérica. Al llegar al desierto estás por las huellas contemplando el arte rupestre impresionante. Además, se dice que el centro es un lugar de energía donde podemos recargarnos de ella.
Pintadas
La Noche de los Lápices

La Noche de los Lápices

La medida fue tomada en agosto de 1976 y algunas interpretaciones, ubican esa decisión en la creencia de que los estudiantes secundarios reaccionarían, permitiendo así a los represores ubicar a los líderes y suprimirlos.
Columnistas
Más Artículos