Costumbres
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Paty
El “Paty” Escolta a su Viejo Compañero y Rival, el Chorizo
Paty

Al comenzar la década de 1960 el mundo asistía a un protagonismo inédito de los jóvenes en todos los terrenos, con nuevas pautas culturales que incluían también la alimentación. El blue jean acortaba distancias entre los géneros, el rock ‘n roll que poco antes había irrumpido arrolladoramente afirmaba su presencia en el mundo entero, convirtiéndose en un sello identitario de la juventud. También la mesa familiar vivía su hora de cambios. Es cuando aparecen los caldos en cubos, el café instantáneo, los yogures, estimulando el consumo mediante fuertes campañas publicitarias cuyo caballito de batalla era la televisión.

Esas novedades se vuelcan a una población que tiene menos tiempo para preparar sus comidas y que demuestra ser receptiva a las nuevas ofertas culinarias. En aquel contexto aparece la hamburguesa Paty, esa de la caja cuadrada. La silueta de la vaquita como fondo y el sabor inconfundible, la llevan a ser muy bien aceptada por los argentinos, en particular los jóvenes.

Paty Completo – Alfredo Martínez – Clarín – 13-11-02

El Paty “sale a la cancha” a competir con rivales formidables como el pancho; la salchicha de Viena caliente emparedada en un pan (también de Viena), el sandwich de chorizo (luego nuestro  choripan’) y la pizza; los tres bocados constituían desde mucho antes la vanguardia de las comidas rápidas en nuestro país. La marca Patty llegó de la mano de la empresa Quickfood. Luego se fueron agregando nuevos sellos que en general, eran de frigoríficos reconocidos y que cumplían con toda la normativa bromatológica. Ante una demanda siempre creciente, porque año a año se agregaban nuevos consumidores de hamburguesas, aparecen “patys” de origen desconocido, de variado grosor y cuya calidad aún en el siglo XXI depende del precio. De todos modos, el humeante “paty” callejero es aceptado por el viandante con una mezcla de resignación (por el misterioso contenido) y la alegría de comerlo; sazonado con mostaza, salsa ketchup o mayonesa; los más audaces combinan más de un condimento. Sin descartar al tradicionalista que opta por el “chimichurri” o una buena salsa criolla. La variedad puede extenderse al agregado de un huevo frito, cebolla y queso, y también jamón. Las casas de comidas rápidas que hacen eje en una compleja variedad de hamburguesas, siguen sumando nuevas generaciones a la costumbre; cuestionada por distintas tendencias vegetarianas.

Pasaron varias generaciones entre el lejano 1960 y las primeras décadas del siglo XXI; y el “paty” reafirmó su liderazgo luchando a brazo partido con el “choripán”, el “morcipán”, el “sánguche” de bondiola y otras delicias de parrilla al paso, en los alrededores de los estadios de fútbol, en los accesos a los recitales, en los actos políticos callejeros, en las obras en construcción, en salidas campestres, en cumpleaños, con amigos, en el patio de casa con la familia, en el club; en cualquier sitio donde humea una parrilla, el “paty” escolta a su viejo compañero y rival, el chorizo, junto a otras piezas del tradicional asado argentino. El apetito de los “hamburgueseros” asegura a la multitud de pequeños emprendimientos y carnicerías de barrio, devorar sin mayores exigencias cuanto “paty” produzcan. En paralelo, las marcas reconocidas continúan firmes en las góndolas de los supermercados, signo de que el mercado local puede absorber todas las ofertas.

También otra modalidad como la del “paty” casero, continúa gozando de gran aceptación en los hogares, ya que permite prepararlo a gusto y con los ingredientes que se nos ocurran.

Al margen de los cambios de hábitos alimenticios operados a nivel mundial en el primer tramo del siglo XXI, no caben dudas que el “paty” en sus infinitas versiones, está cómodamente instalado entre las opciones que en materia de comidas rápidas tienen los habitantes de nuestra tierra.

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