El Nuevo Orden Mundial que comenzó a delinearse a principios de los años noventa y cuyo símbolo fue la caída del muro de Berlín, produjo ciertamente, algunas expectativas y también abundaron nuevas siglas. El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) es una de ellas.
Impulsado por EE.UU., el proyecto de una América regida por el comercio libre no es novedoso.
Partiendo de las viejas ideas que denuestan la protección del mercado interno en las economías débiles y que abogan por la eliminación de las barreras arancelarias, argumentando que la competencia sin restricciones es factor de mejoramiento de la oferta y de “modernización” de la economía en general y concluyendo en que el modelo hegemónico que representa la globalización no permite alternativas, hoy parece que las condiciones para comerciar en esas condiciones son más favorables que hace algunos años.
Recordemos que “comercio libre” en el caso del ALCA significa volcar en la mesa del intercambio regional, la colosal capacidad exportadora norteamericana de productos con alto valor agregado, y las manufacturas del conjunto de países iberoamericanos que en general padecen retraso tecnológico y descapitalización; poniéndolos en evidente desventaja frente a EE.UU. Puestos a competir rubros similares, el resultado es fácil de imaginar.
De acuerdo a este diagnostico, el ALCA profundizaría la condición de productores primarios de la mayoría de nuestros países y aumentaría la tendencia importadora invirtiendo una formula elemental de desarrollo: sustituir productos propios por los importados, con su secuela de debilitamiento del aparato productivo y mayor desocupación. Esta tendencia economía es la que con distintos matices e intensidad, se ha ido aplicando en la región desde hace muchos años.
Según un minucioso estudio realizado por la entidad Fundes Argentina en mayo de este año, si el ALCA entrara hoy en vigencia, las PyMES que exportan estarían seriamente amenazada por la competencia extranjera.
Según el mencionado informe, los sectores mas castigados serian el metalmecanico, el químico y el plástico. Los alimentos y bebidas estarían mejor posicionados.
Mientras la discusión continua, el gobierno nacional apunta a consolidar el MERCOSUR para desde allí negociar la integración hemisférica.