Una crisis económica no es solo números rojos, es un terremoto emocional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), los períodos de inestabilidad financiera aumentan un 35% los casos de ansiedad y depresión a causa de la incertidumbre.
Por Jackeline Barriga Nava (*)
La incertidumbre es la incapacidad de predecir resultados futuros, lo que genera una respuesta de estrés crónico. El psicólogo Paul K. J. Han (2021) la define como «un estado de alerta prolongado donde el cerebro interpreta la falta de control como una amenaza». En contextos económicos, esto se traduce en pensamientos catastróficos o pensamientos distorsionados: «¿Me despedirán? ¿Podré pagar la universidad de mis hijos?».
¿Cuáles son las causas?
1. Pérdida de Referentes
La erosión de los pilares económicos básicos genera una fractura en los esquemas cognitivos que sustentaban la toma de decisiones. Investigaciones de Mullainathan & Shafir (2013) demuestran que la inestabilidad financiera reduce el coeficiente intelectual efectivo en aproximadamente 13 puntos, equivalente a perder una noche completa de sueño.
Estudios neuroeconómicos del Instituto Max Planck (2022) revelan que esta situación activa permanentemente la amígdala, generando un estado de hipervigilancia que dificulta la evaluación racional. Los datos muestran que en contextos inflacionarios superiores al 50% anual, la capacidad de planificación a largo plazo se reduce en un 72%.
2. Sobrecarga Informativa
La saturación de estímulos económicos contradictorios (El gobierno anuncia ‘control de la inflación’ mientras el pan sube un 10% semanal) genera lo que Kahneman (2011) denomina «sobrecarga cognitiva» en sus investigaciones encontró que:
La exposición a más de 3 fuentes contradictorias diarias sobre economía reduce la capacidad de toma de decisiones financieras en un 45%
El 68% de los sujetos desarrollaron «parálisis analítica», postergando decisiones necesarias
La Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2024) alerta que esta condición aumenta en un 30% los casos de insomnio y trastornos digestivos durante crisis económicas.
3. Comparación Social Patológica
La investigación de Festinger (1954) revelan que usuarios que pasan >2 horas/día en redes tienen 3.2 veces más probabilidades de reportar insatisfacción financiera
El 57% de millennials en crisis económicas desarrollan «ansiedad de estatus» (American Psychological Association, 2024)
Un estudio longitudinal de Stanford University (2020-2024) demostró que la exposición a contenidos de lujo durante recesiones incrementa los pensamientos autolesivos en un 28%.
En cuanto a las consecuencias tenemos:
La OMS (2023) identifica la incertidumbre económica como factor de riesgo para violencia, con datos clave:
El Banco Mundial (2024) reporta que:
El síndrome del impostor se observa con mayor regularidad entre profesionales jóvenes durante períodos de recesión. Este fenómeno se caracteriza por una distorsión cognitiva donde los individuos subestiman sus capacidades reales, atribuyendo sus logros laborales a factores externos como la suerte o circunstancias temporales. datos del estudio longitudinal de Harvard muestran que el 63% de los millennials en empleos inestables experimentan episodios semanales de esta condición.
La Universidad de Princeton (2022) identifica un umbral crítico en la toma de decisiones financieras: cuando las personas deben evaluar más de 5 variables económicas simultáneas, su capacidad de acción disminuye en un 78%. Este fenómeno de «sobrecarga analítica» se intensifica en contextos inflacionarios, donde el 61% de la población pospone decisiones financieras básicas por miedo a equivocarse. La paradoja observada es que esta evitación conduce a pérdidas promedio del 23% en poder adquisitivo, para economías emergentes.
La investigación del Journal of Family Psychology (2022) presenta estos datos: cada aumento del 10% en la inflación correlaciona con un 15% más de conflictos conyugales, el estrés financiero activa patrones comunicativos disfuncionales: no se habla del problema. Estos hallazgos se ven reforzados por imágenes de resonancia magnética que muestran una disminución del 30% de la pérdida de empatía en estos contextos.
Cómo superarlo: Estrategias con base científica
1-Enfócate en lo que SÍ puedes controlar
Ejemplo práctico: En lugar de angustiarte por el dólar o la inflación, haz un presupuesto semanal SUPER simple:
Por qué funciona: Tu cerebro necesita sentir que tienes algún control. Pequeñas acciones reconectan esa sensación (como demostró la Dra. Breuning).
2- El truco de las 3 preguntas
pregúntate, cuando el miedo te paralice:
Dato clave: El 80% de lo que nos preocupa nunca ocurre (estudio de la U. de Pennsylvania).
3- No estás solo: busca «tribu»
Grupos de trueque de ropa/usados en tu barrio
Intercambia servicios: «Te ayudo con redes sociales a cambio de que me arregles el celular»
En España, estos grupos lograron que 7 de cada 10 personas sintieran menos ansiedad y el 65% ahorrara hasta un 30% mensual
Un plus a estas alternativas es programar un «descanso de noticias económicas», 1 día a la semana sin mirar precios/dólar, el resultado es menos estrés inmediato (comprobado por la OMS)
Sobre la incertidumbre según el filósofo Alan Watts decía: «La seguridad es una superstición. Vivir es estar vulnerable». La crisis económica no se resuelve con certezas, sino con resiliencia adaptativa: aprender a bailar en la tormenta.
(*) Jackeline Barriga Nava: De nacionalidad boliviana, licenciada en psicología, maestría en educación superior, Doctor Honoris Causa, académica, poeta, escritora, gestora educativa, gestora cultural, periodista, activista en contra del maltrato animal, directora fundadora del Centro de Conocimiento Integral y de Innovación y de la Revista académica Multidisciplinaria SINERGIA.