Al Pie de la Letra
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Escuetos Inicios de Periodista
Relato de Pablo Diringuer sobre sus comienzos en el periodismo cuando todo era difícil para una generación diezmada
Escuetos Inicios de Periodista

El  presidente Breznhev de allá y el  dictador Videla de acá, mutaron incontables veces y con netamente diferentes accionares… allá a 17.000 kilómetros de distancia tienen un presidente llamado Putin… acá tenemos otro llamado Milei…

Escuetos Inicios de Periodista
Escuela de periodistas… año 1980… milicos por doquier y, nosotros, los que apretábamos muelas para no putear a unos cuántos animales que… «venían a moralizar circunstancias de la vida», pero simplemente resultaban ser partícipes de la debacle general sin brújula. ¡Qué militares de… verdaderamente Mierda!!!… asesinaban, secuestraban, torturaban, desaparecían, apresaban al que pensare distinto… Nunca VOY A OLVIDAR LO QUE ME IMPUSIERON POR LA FUERZA BRUTA SIN ESCUCHAR A ESA GENERACIÓN QUE SOLAMENTE QUERÍA VIVIR ACORDE A LAS NECESIDADES DEL COMÚN DE LA POBLACIÓN.

Segundo año de la Escuela de Periodistas, allí, en el barrio de Congreso, cerca del Parlamento que, en aquel entonces, los uniformados criminales, hubieron de clausurar e imponer sus delirios pro-norteamericanos de una Sociedad inventada en aras de su servil agachada de berretas y amarretes intereses alejados de la realidad habitacional-social de la Argentina.

Confusión generalizada en el llano del común de la gente… luego del nefasto gobierno de Isabel Perón -que solamente, rudimentariamente sostenía el apellido-  los que seguíamos pedaleando por un mejor vivir, nos amanecimos con esos gigantescos nubarrones que nos mancharon de sangres sin coagular, pero, con ese dolor tremendo de la incertidumbre y casi sin flechas donde poder dirigirnos hacia esa mejor vislumbrar aunque sea un ápice de la sonrisa, esa sonrisa sin mendigos ni limosnas mientras los angurrientos de siempre sonreían como si nada.

Difícil… todo era más que difícil para nuestra generación que buscaba, siempre buscaba.

Me tocó formar parte del estudiantado por aquel entonces alrededor de un «trabajo» en conjunto  en una entrevista para con un funcionario o embajador de la República de Ecuador, esto era, en medio de la dictadura videlista, tomar cartas en el asunto sobre cómo funcionaban las cosas para el común de las instituciones democráticas por aquel entonces. Ecuador… ¿Quién carajo sabía de ese país hermano por aquel entonces?…

Yo, de algún modo me había interiorizado de su comportamiento latinoamericanizado por aquel entonces, y, me llamaba la atención sobre cierto sesgo en cuanto a la independencia de su comportamiento hacia y desde las instituciones que lo diagnosticaban, y en este sentido, ellos aceptaban las reglas del juego intrínsecas desde el surgimiento aflorado desde sus bases, esto era, básicamente, el poder acceder a vivir mejor.

Acá, en la Argentina, bajo el gobierno dictatorial del general Videla, era cualquiera, pero cualquiera a favor de los que tenían toda la torta y sus ínfulas de gente ricachona, lagrimeaban represión y desaparición para el que no pensare distinto inmersos en esa dictadura pro-yankee que ya, inflaba bien las  pelotas, sobre todo cuando, cirqueramente nos apoyaron como país en la toma de nuestros territorios robados de Malvinas en donde la jugaron de “intermediarios” y terminaron siendo los servicios de inteligencia para con los Ingleses y robarnos lo que, hasta las Naciones Unidas debieron de incriminar y apuntar a los británicos con la sola posibilidad de devolverlos sin más. 

Tatiana Kurosova fue una funcionaria soviética de rango menor que conocí por aquel entonces, luego de esa especie de conferencia o intercambio cultural e informativo en esa especie de consulado o embajada ecuatoriana en la Argentina por aquel entonces, y que quedó embriagada de situaciones que, todavía recuerdo en ese machaque perimetral-mental de mis vaivenes emocionales.

Tatiana fue la que –vaya a saber uno si sucedió por “casualidades de la vida”  u otra situación que emocioné a mi deriva- tras su imagen interrogativa de pormenores circunstanciales, tiró piedras por doquier para que ello sucediera en cuanto a, ese pormenor oculto sobre el por qué a nosotros –los argentinos- no importase sustancialmente, la intención alrededor del tema Malvinas, luego de la debacle militar, para que nos enfocase básicamente y, en ese inmediato devenir, más que nada en el tema de la alimentación mundial en donde la pesca inevitablemente aparecería como una de las principales fuentes alimenticias de la población y, las islas Malvinas, apareciesen como un cierto ícono de cierta naturalidad alimenticia terráquea.

Luego de la entrevista fortuita en esa embajada ecuatoriana, Tatiana se interrogó alrededor de preguntas que hube de realizarle a ese funcionario ecuatoriano en donde, una de mis predilectas fue el hecho de vislumbrar que, Ecuador había sido uno de los principales comerciantes para con la URSS en Latinoamérica, amén de, profundizar relaciones con Cuba, algo prohibitivo netamente por Argentina y Brasil…

¿Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas? ¿Introduciendo sus narices en… sobre todo Sudamérica?

Era por demás raro, sobre todo de parte de los milicos argentinos en donde Videla-Massera-Agosti, jefes de las 3 fuerzas militares que golpearon el Estado de Derecho Argentino, no tuvieron ningún prurito para asesinar e imponer el autoritarismo dictatorial en la Argentina, bien chupacalzones de la potencia angurrienta del Norte.

Tatiana, siempre que nos encontrábamos por el barrio de Recoleta, en esos bares bien caretones llenos de manteles bien prolijos de amabilidad complaciente para con… esos ramilletes enamoradizos de gestos e improvisaciones al azar, sobre todo de dos adolescentes como los que nos incumbía como tales, solía aflorar cierto sesgo de improvisación y desconocimiento de ambos, aunque, de parte de ella, aparecía o aparentaba el tener cierta gimnasia al respecto y, mi persona, si bien no me la daba de ningún machismo vernáculo, para con ella, me surgía el arraigado desconocimiento hacia una persona netamente devenida de esa lejanía social que para nada tenía idea sobre qué se trataba. ¿Quién era verdaderamente ella detrás de la tan fogoneada cortina de hierro?

Tampoco me quería hacer la cabeza alrededor de ese viaje fantasmagórico producto de los insoportables medios de difusión sistemáticos en cuanto a…  ¿Brezhnev –jefe de la URSS en aquel entonces- amigo de Videla?…

¿Por qué la dictadura asesina de Videla- Massera- Agosti en Argentina se proyectaba a nivel mundial comerciando con la URSS que en su apariencia resultaba ser un régimen en las antípodas “comunista-socialista”?…

Aquí en la Argentina, a los que proyectábamos una Sociedad mejor, más equitativa y con más oportunidades para el común de los laburantes, esos milicos del orto nos la ponían todos los días con un empeoramiento de las condiciones de vida y… la verdad que ya, la brújula descontrolada nos vislumbraba el desasosiego.

Tatiana, si bien hablaba casi un perfecto castellano, siempre nos reíamos cuando rodeados ambos de esas mesas cafeteras, lograba vislumbrar ciertos embrollos discursivos y por demás inentendibles alrededor de sus intenciones en cuanto a los conceptos vertidos y hasta –no tengo dudas- casi prohibitivos en cuanto a sus ganas de que fuesen interpretados esos sentimientos básicos casi generacionales del querer exponer ese aflorado sentir de los adolescentes que en ese instante inundamos personalidades genuinas.

Países distantes desde el punto de vista geográfico, la Argentina con los territorios rusos nos incumbía una distancia de… la friolera de, aproximadamente 17.000 kilómetros…

A veces sucumbía solitariamente en el pensar si en algo tendríamos que ver de pueblo a pueblo sobre todo básicamente por el hecho de esa cantidad de kilómetros y situaciones vivenciadas y/o espaciadas y, por ende, sentir, pensar, razonar… explorar de manera innata siquiera un ápice en el respectivo accionar básico de vida… Un gran acertijo de mi parte y que… ni idea al respecto.

Tatiana a veces no entendía mi mensaje, o… tal vez no quería detenerse en vislumbrar mis metáforas quizá algo localistas de mi viaje mental, y en esos contados encuentros por aquel entonces, siempre ligados a esa laberíntica y espaciada circunstancia de mi juvenil accionar estudiantil, todo quedaba en simples sonrisas y desvíos e intervenciones distractivas de la intención original del diálogo.

Tantos años después –no recuerdo exacto- y recordando los fugaces encuentros de aquel entonces que no fueron más de… tres o cuatro… lo que hubo de ser la Unión Soviética, reventó en su contextura soberana y, perdiendo gran cantidad de territorios e influencia política-militar mundial, no supe más de ella ni ella de mí. Hubieron de pasar unos cuantos presidentes tanto allá como acá y los rostros juveniles que nos identificaron décadas lejanas sólo hipótesis elucubradas podrían diagnosticar pareceres imposibles de aseverar. El  presidente Breznhev de allá y el  dictador Videla de acá, mutaron incontables veces y con netamente diferentes accionares… allá a 17.000 kilómetros de distancia tienen un presidente llamado Putin… acá tenemos otro llamado Milei… si me volviese a cruzar con ella, Tatiana Kurosova, en esos perdidos bares que muy probablemente no serían del barrio de Recoleta, el barrio palermitano nos vería cicatrizar heridas de tiempos gastados, como un simple chinchineo de vasos raspados al rico y saboreado tinto añejado después del lúgubre gris sin tiempo compartido

Por Pablo Diringuer

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