Fiesta popular religiosa que se hace en homenaje de los “santos o imágenes de bulto” y que consiste principalmente en una misa celebrada en honor, en la vecina iglesia, hasta donde se llega en procesión. Como la “vecina iglesia” generalmente se halla lejísima, la marcha misma constituye una parte de esta tradicional ceremonia que se celebra en el norte nuestro país, ya que es acompañada por músicos que no cesan de sonar sus instrumentos, pro servidores de “chicha”, etc.
El regreso, iniciado después de anunciarse estrepitosamente con bombas y cohetes es igualmente pintoresco. Culminan los festejos una vez guardada la imagen en su fanal o nicho, con bailes regionales, cantos y abundante correr de chicha.
Refiriéndose al significado de la voz misachico, Reyes Gajardo sostiene que de acuerdo a los términos y al uso de la palabra misachico, me parece que no se trata de misa, ni de una misa chica.
En efecto, no siempre los paisanos de tierra adentro llevan procesionalmente sus imágenes a la iglesia, para pasarles fiestas con una misa, sino que a veces la sacan llevándolas hasta la iglesia (que no tiene atención religiosa sino en temporadas anuales), o bien, las llevan a casa de un vecino o promesante, donde les rezan novenas, rosarios, etc., dedicándose al final de ellas, como en todas las demás circunstancias, a festejar con libaciones y bailes estas ceremonias.
Además- y esta me parece que es la clave- en los genuinos y auténticos misachico del norte (sobre todo, en el puneño) existió y aún existe la costumbre del juego de cuartos, o reses caprinas u ovinas que atan en palos y conducen en andas, delante de los santos, al igual que la ofrenda de velas.
El juego consiste en el despedazamiento de las reses en una forma de juego violento que posiblemente pueda ser una reminiscencia del antiguo juego peruano llamado missa, cuyo verbo de acción era missachikuy, es decir, dejarse ganar en el juego missa. De aquí a relacionarlo con la acción de hacer celebrar una misa católica romana, no queda más que un paso.
Como se ve, la terminación chico no indica pequeñez, ni cosa por el estilo , sino la acción de missar, es decir, de jugar, como se indican, por ejemplo, en las siguientes ceremonias de missar, es decir, de jugar, como se indican , por ejemplo, en las siguientes ceremonias peruanas de : rutuchico, quiruchico, quicochico, uarachico, etc.
Diccionario Folklórico Argentino – Félix Coluccio – Librería El Ateneo Editorial – 1950
Los Misachicos
Término que no tiene una traducción exacta. Son ceremonias religiosas, que pueden ser una pequeña misa, una ofrenda a un santo patrono determinado o una procesión. Son realizados principalmente por las comunidades rurales jujeñas y salteñas y parte de sus rituales están conformados por las ceremonias propias de las misas católicas. Consisten en general en la organización de animadas procesiones en honor a determinados “santos patronos”, que pueden durar varios días.
Se basa en sacar su imagen de bulto de la casa de algún vecino. Estas efigies residen en ciertos hogares conformando un “culto doméstico o familiar”. Una vez que el icono es retirado se lo lleva en “andas” hasta el templo más cercano donde se celebrará una misa para “agasajarlo”. El Dr. Enrique Dussel dice que estas imágenes suelen constituir verdaderas obras de artes, esculpidas por criollos, bolivianos o peruanos. Las pintorescas peregrinaciones avanzan por las calles del pueblo y a veces marchan por largas y desiertas sendas, incluso salvando cerros.
A los devotos o promesantes suele acompañarlos un grupo de músicos “tocadores de caja, flautas o quenas”, interpretando piezas musicales que alegran a los concurrentes. Las procesiones también van acompañadas por un conjunto de diestros jinetes que cortejan “a su santito”. Otro aspecto de los creyentes es que las mujeres van respetuosamente cubiertas con mantas y los hombres descubiertos, con el sombrero en la mano.
Asimismo, como las caminatas pueden resultar agotadoras, un grupo de jóvenes “lleva una damajuana con chicha para aplacar la sed”. Una vez que han arribado al templo se celebra la esperada misa. Esta ceremonia no difiere substancialmente de las formales. Una vez finalizada, los devotos regresan a sus casas donde se realiza un gran baile social en el que se bebe y come abundantemente. De esta manera finaliza la fiesta a su santo protector. Los “misachicos” se celebran durante todo el año y son una de las tantas expresiones religiosas norteñas en las cuales la comunidad manifiesta su fervor espiritual al santo patrono de su localidad.
Por Edmundo Delgado – www.diariohuarpe.com