Uno y los Otros
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Uno y Los Partes de Inteligencia
“Uno ha envejecido entre cospeles de subterráneo y cortados solitarios, entusiasmos y decepciones”
Uno y Los Partes de Inteligencia

Los personajes de la saga narrativa de Jorge Asís han circulado, desde lo cuentos inaugurales de la Manifestación (1977), por diversos infiernos y subculturas urbanas.

En Partes de Inteligencia le toca el turno al mundo viscoso y equívoco de los “servicios”, que juegan sus propias partidas en los intersticios del poder y en las zonas ambiguas de la transición democrática, aportando – desde las sombras- a la perduración del terror y la sospechas como forma de vida.

La visión narrativa de Asís se descarna y en cierta forma se ensombrece al abordar las peripecias de Vitaca, el personaje que en Los Reventados trataba de “no dejarse devorar por los leones”.

Con el paso de los años queda poco espacio para la esperanza y para esa visión entre piadosa y tolerante que resplandecía en algunos de los primeros libros de Asís. El humor, en Partes de Inteligencia, deja su lugar a una visión agria y fuertemente impugnadora de los nuevos avatares de nuestra realidad político – social. Ficción política en suma, pero también requisitoria polémica que no pasará ciertamente inadvertida.

“Me Vas a Tirar Pescado Bueno, a Uno”
Me cobrás muy cara la cuenta, Caracha. Es un dato que no te sirve para un pepino, qué vas a hacer con él… -Caminarlo… Goretz sonrió. -Podés averiguarlo por otro lado. -Pero quiero que me lo digas vos, que no me vas a tirar pes­cado podrido. Me vas a tirar pescado bueno, a uno. Yo quiero saber quién es el punto que manda llamar a mí mujer y me vende, que me chupa el tubo, que se mete en mi bulín y me tapa el inodoro. 
Parte de la Inteligencia – Página 101 – Jorge Asís – Puntosur  – 1987

“Uno no Puede Vivir Cuidándose Tanto”
De pronto el Pichón calló, un tanto harto de sus vacías pontificaciones, y hasta de sus sospechas: uno no puede vivir cuidándose tanto, y de últimas, le importaba un pe­pino lo que pudiera averiguar de él. Incluso hubiera sido lindo decirle: sé que sos cana, decíme, en qué te puedo ayudar, hagámosla corta. Pero mejor, ante el hartazgo, callar; entonces, siempre calculador, prefirió abrazarla, si aparte ella se puso mi­mosa, acurrucándose sobre su pecho, vaya a saberse si por pro­fesionalidad o por calentona. Y ella también se prendió en el abrazo, el Pichón tal vez sospechaba pero también era caliente como, en el fondo, le gustaba. Se imponía en definitiva un se­gundo polvo entre la Federica y el Pichón, y mientras se prodi­gaban los cuerpos ella miraba, extasiada, otra vez, el espejo, y se miraba los ojos al gozar, y trataba de gozar nada más que para mirarse.
Parte de la Inteligencia – Página 138 – Jorge Asís – Puntosur – 1987

“Uno ha Envejecido Entre Cospeles de Subterráneo y Cortados Solitarios”
Sin embargo, Vitaca decidió no quemarlo, bajó pronto la vis­ta y fingió naturalidad, y continuaba con el auricular como si todavía le estuvieran hablando, mientras pensaba que en todo caso era conveniente que lo caminara éste, porque ya lo cono­cía. Más vale mal servis conocido que bueno por conocer, se dijo. Y cortó, estaba de buen talante, había alguien que se ocupa­ba de él, después de todo se sentía gratificado. Al final, uno se ha pasado la vida en subtes de gran monoto­nía, y en cafés interminables. Uno ha envejecido entre cospeles de subterráneo y cortados solitarios, entusiasmos y decepciones, y mujeres histéricas a las que no se termina nunca de conocer, y que han pasado, en definitiva, como las estaciones del túnel. Quién iba a decírselo: lo caminaban todavía; una fantástica manera de perder el tiempo, una tarea rigurosamente inútil. Pe­ro suplicaba: que estos mamarrachos no lo sepan nunca. Que no descubran que no sirvo para nada. Que sigan mejor creyéndo­me un elemento de la Compañía, extrañamente prosoviético, o que sospechen que también yo estoy metido en una conspiración golpista.
Parte de la Inteligencia – Página 212 – Jorge Asís – Puntosur  – 1987

“Uno Vive Volviendo”
Vitaca había decidido reintegrarse, a algo; debía entonces atreverse a salir de otra cápsula. Antes de cerrar la puerta miró el breve ámbito de su bulín, y sintió cierta nostalgia por el ocio que finalmente lo fortaleció. Y salió a la calle, casi entusiasmado. Porque uno probablemente se encierra con la furtiva esperanza de que otros lo extrañen; o de que al volver -uno vive volviendo- se hayan registrado fuertes modificaciones, aunque en general todo se encuentra como era entonces. Llevaba la cara desnuda, un traje impecable, y la totalidad del tiempo para dedicarlo al espinel, a componer sus circuitos.
Parte de la Inteligencia – Página 221 – Jorge Asís – Puntosur – 1987

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