Uno y los Otros
Fecha de Publicación:
Canción de las Simples Cosas y Uno
“Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”
Canción de las Simples Cosas y Uno

Muchos en Uno
De alguna manera, escribir nos identifica, y elegir palabras, nos descubre. El esfuerzo por comprender y ser comprendido, la lucha benévola para hallar la palabra precisa, esa que no vale la pena reemplazar porque nos incluye, es todo un desafío. En este caso específico, me refiero a la palabra “uno” que tanto dice de la elección de sus autores, ya que en su singularidad nos habla en plural y nos impele a vernos para espejarnos o no, depende.

Armando Tejada Gómez nos dice que:
“Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas”, y ese “Uno” me queda flotando en el aire porque los que gozamos de perpetua sensibilidad no nos despedimos de lo simple, tal vez, porque en la simpleza radica la intensidad de lo que hacemos, y sí, es probable que un mate, un guiño, un recuerdo en papel amarillento, una foto, o el primero de los cuadernos de la escuela no sirvan más que para recordarnos quiénes fuimos y ya no seremos, pero que sin dudas nos sensibilizan porque ahí estamos como parte de un objeto , una cosa simple, cuyo precio no cotiza en bolsa porque es ni más ni menos que el valor afectivo el que está allí, pero que vale , vale,  en cambio, coincido en que“ Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida” porque no es poca cosa amar la vida, porque es ni más ni menos que el sentido de la existencia, porque quién la ama encuentra motivos para cruzar tormentas, para conocer de nostalgias y salir de ellas, para entibiar tristezas y sonreír ausencias., y entonces esos sitios se tornan inolvidables. Entonces, a veces soy “Uno” y a veces en ese intangible universo de la palabra “Uno”, me abstengo de serlo.

En el tango “Uno” donde dice “Uno busca lleno de esperanzas/el camino que los sueños/prometieron a sus ansias” me siento consustanciada porque en ese “Uno” cabe mi Yo y el de los que somos eternos soñadores, y entonces la palabra se multiplica hasta ser multitudinaria o cuando expresa:

“Uno está tan solo en su dolor…

Uno está tan ciego en su penar”, y sí, de soledades y cegueras conocemos todos, por esto de ser vulnerables, falibles e imperfectos, y entonces la palabra “Uno” se agiganta para dejar de ser individualidad y entonces no se está tan solo porque se convierte en generosa compañía esto de que todos, alguna vez, padecemos dolor o penas.

¿Los poetas habrán hallado la llave del Uno en todos? No lo sé, en cambio sí sé que las palabras incluyen, excluyen o quedan híbridas de acuerdo al pensamiento y sentir de cada uno, que no es otra cosa que el sentir humano reflejado en tantos como lo decidan.

Poetas y poesía, palabras y sentidos, un mundo invisible que se sirve de la comunicación para entender y entendernos, en definitiva, la palabra “Uno” oficia como un ser intangible que la mayoría de las veces nos universaliza para sacarnos de la cajita personal y llevarnos a la caja común que no es otra cosa que la humanidad misma.

Canción de las Simples Cosas

Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas
Lo mismo que un árbol
Que en tiempo de otoño se queda sin hojas
Al fin, la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas
Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
Y entonces, comprende
Cómo están de ausentes las cosas queridas
Por eso, muchacho, no partas ahora soñando el regreso
Que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo

Demorate aquí
En la luz mayor de este mediodía
Donde encontrarás
Con el pan al sol, la mesa tendida

Por eso, muchacho, no partas ahora soñando el regreso
Que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida

Compositores:
Música – Julio Cesar Isella
Letra – Armando Tejada Gómez
Letra de Canción de las Simples Cosas © Editorial Lagos

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