Semblanzas
Fecha de Publicación:
La Contramusa de Borges y Bioy
Homenaje sentido y merecido a la señora Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich que aparece ridiculizada en Borges escrito por Bioy Casares
La Contramusa de Borges y Bioy

Homenaje sentido y merecido a la señora Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich que aparece ridiculizada en Borges, el libro de las infidencias escrito por Bioy Casares

Justo y tardío homenaje a la señora Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich que aparece tan vituperada por su amigo Jorge Luis en el libro Borges, esa recopilación de conversaciones graciosas, insidiosas e íntimas que hizo Bioy Casares.

En su momento, nombré al pasar a la señora Bibiloni de Bullrich. Fui injusta en nombrarla sin hacer su elogio, pretendiendo encarar un tema más importante y sin entender al último consejo de la poeta Juana Bignozzi: “En la vejez, recomiendo la superficialidad”.

En el Borges de Bioy la señora aparece nombrada unas diez veces, siempre con el agregado de un comentario insidioso, signo de cobardía ya que el anecdotario bibilónico suele llegar al libro por boca de Borges, quien le dedicó su Two English Poems.

Es que el nombre completo, Beatriz Bibiloni Webster de Bullrch, provoca una especie de voluptuosidad nominal. Pueden decirlo en voz alta en momentos de depresión y, mágicamente, alcanzaran un instante de felicidad como con las glosolalias de Emérito Cerro o ese verso de Osvaldo Lamborghini: “Soré y Resoré divinidades clancas de la llanura”, puros non sense tintiniantes, fugas del peso plomo del significado y vueltas a la alegría primera del “¡ajó!”

Cuando hablan de mujeres, Borges y Bioy muestran una supina  ignorancia de una lengua tan antigua como el chino mandarín y una enseñanza que se adquiere solo por estado de gracia: el zen histérico; los dos mayores bananas del archivo de la amistad literaria lo confunden con “decir tonterías”. Porque lo que Bioy y Borges no advierten es que los rápidos aforismos y greguería de la señora son burlas a las más profundas creencias de ellos como artistas. No ven en la afirmación de la señora (a Borges): “Así como a usted le interesa conocer poetas y escritores, a mí me interesa conocer gente rica”, el insulto solapado. Tampoco entienden que ella exclame embelesada “¡Que inteligente!” luego de enterarse de que alguien ganó el premio mayor de la lotería mientras que Borges y Bioy cobran simples sueldo en Emecé.

Analicemos dos anécdotas bibilónicas y la interpretación errónea de Borges.

Como se enteraron de que en la plaza había fuegos artificiales, salieron a verlos. La señora Bibiloni explica: “De pronto vimos una bola de fuego que avanzaba sobre nosotros. Los demás escaparon. Yo, con mi psiquismo, comprendí que no me pasaría nada. Después tuve que ir a la farmacia, porque Salí con las piernas llenas de quemaduras”.

Borges: “Es invulnerable a la realidad. El cuento es perfecto: se ve una persona cegada por la vanidad. En la misma frase se elogia por el psiquismo que le permitió intuir que no le pasaría nada y reconoce que se quemó”

“Me cuenta (Borges) que la señora Babiloni de Bullrich estaba arreglando un placard, se cayó de una silla, se rompió una pierna y tendrá dos meses de cama. Todos los miraban solicitos y compadecidos. Animosa, ella explicó: Yo caí como un gato, con elegancia, y no me pasó nada. Mientras decía eso estaba enyesada y con pesas”.

Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich

En el primer cuento, la señora Bibiloni ilustra el hecho de que saber nos quema y que comprender no nos libera de los efectos de ese saber: al mismo tiempo, da cuenta de un imperativo ético: un conocimiento no puede usarse para el sálvese quien pueda “empezando por uno.

En el segundo cuento, la señora Bibiloni demuestra que la cauda es un arte y que lo importante es la forma por sobre el hecho burgués de estar arreglando un placard. No es que la señora Bibiloni sea “invulnerable a la realidad”, simplemente no acepta el totalitarismo del referente.

La señora Bibiloni dice de sí mismo “Yo soy tan inteligente, tan genial, que no me pueden comprender, usted sabe…”, y en otra ocasión afirma que no bien una persona empezar una silaba, ella ya sabe cómo va a seguir. Su discurso no es deficiente como lo interpreta Borges sin que exige una descodificación, y el hecho de que adivine los finales, un descredito absoluto sobre cualquier relato, aunque sea el borgiano. Es por falta de los intérpretes que la señora Bibiloni fracasa a veces en su oratoria profética.

Otro ejemplo de la falta de sutileza de los interpretes de la señora Bibiloni es éste: “Se olvidaba de lo que iba a decir: “sobre ese tema lei un libro muy interesante…un libro de…que decía justamente…. ¡ay, bueno, me he olvidado!” “¿Otra taza?” preguntaba la madre de Borges- “¿Un scone?”. Borges: “Sin duda la dama se indigestó, porque continuamente, sin la menos prudencia, quería contar anécdotas o mencionar lecturas, y Madre tenía que sacarla del paso con otro scone”.

Borges que se la pasa vituperando a Oliverio Girondo tampoco entiende que la señora Bibiloni practica un habla fragmentaria y errante, es decir vanguardista con la gratuidad del barroco, lo que suena a demencia senil o comienzo del mal de Alzheimer: en todo caso ha inventado el Arte Alzheimer conceptual. Cuando en plena convalecencia, no se sabe de qué, alguien comprueba que la señora reconoce la Avenida Quintana pero insiste que para el otro lado está el campo, no es prueba de que ella siga desmemoriada sino que está haciendo una metáfora. Por algo no ha querido “achicarse” mudándose a un departamento más barato ni quedarse en el actual pero aportando con su argent de poche, al grito de “que yo me redujera seria sentido como una derrota de la clase que represento (…) ” Ella no es una traidora como Silvina Bullrich, que saco en Los Burgueses los trapitos- en este caso de Cardín o de Lelong- al sol y consistió en la plebeya ecuación trabajo-paga.

Borges le habría contado a Bioy que la señora Bibiloni dice “pantagruélicas” por “alegóricas”.

Pero, ¿acaso las alegorías, tan recargadas, tan densas y llenas de chirimbolos, no son también “pantagruélicas” ya que existen tragar a lo grande?

En Internet se comprueba que Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich ha encontrado discípulos, y hasta una tal Beatriz Bibilon, ante fervorosos reclamos, ha confesado con dolor “no soy ésa”. Y que fuera ésa era, aunque deseable, poco probable ya que Beatriz habría nacido en 1902, aunque Estela Canto, celosa, no se ha cansado de decir que nunca existió. Alguien podría ver a la señora Bibiloni de Bullrich como a la precursora de la Tía Vicenta de Landrú, una Nadja concheta o la versión oligarca de la Fita de Televisión Abierta, el programa de Mariano Kohn y Gastón Duprat. Borges, en cambio se comportó como un traidor al compartir con Bioy otros chismes misóginos luego de dedicarle a la señora Bibiloni estos versos: “Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías  acerca de ti misma, auténticas y sorprendentes noticias de ti misma”
Debate – 24-09-11 – Por María Moreno

Portada del Libro Borges de Bioy Casares

Dos Poemas en Inglés

I

El alba inútil me sorprende en una esquina desierta; sobreviví a la noche.

Las noches son como olas orgullosas; olas azul oscuro, de pesadas crestas, cargadas con los tonos de profundos despojos, cargadas de improbables y deseables cosas.

Las noches acostumbran misteriosos dones y rechazos, de cosas que se dan por la mitad y a medias se retienen, de delicias que albergan un hemisferio oscuro. Así obra la noche, yo te digo.

La marea, esa noche, me dejó los jirones y retazos disjuntos de costumbre: algunas amistades que odio, para charlar; música para sueños; la humareda de cenizas amargas. Las cosas a las que mi corazón hambriento no puede hallarles uso. La gran ola te trajo.

Palabras y palabras, cualesquiera, tu risa; y vos tan perezosa e incesantemente bella. Hablamos, y olvidaste las palabras.

El alba destructora me encuentra en una calle desierta, en mi ciudad.

Tu perfil que se aleja, los sonidos que conforman tu nombre, la cadencia de tu risa: esos son los ilustres juguetes que dejaste para mí.

Los revuelvo en el alba, los pierdo, los encuentro; se los cuento a los escasos perros vagabundos y a las pocas estrellas vagabundas del alba.

Tu rica vida oscura…

Debo alcanzarte, de algún modo; aparto estos ilustres juguetes que dejaste para mi, quisiera tu mirada subrepticia, tu sonrisa real; esa sonrisa solitaria y mordaz que la frialdad de tu espejo conoce.

II

¿Con qué podría retenerte?

Te ofrezco esbeltas calles, puestas de sol desesperadas, la luna de suburbios mal cortados.

Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria.

Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, los fantasmas que los vivos han honrado con bronce: al padre de mi padre que murió en la frontera de Buenos Aires con dos balas que atravesaron sus pulmones, barbado y muerto, a quien amortajaron sus soldados con una piel de vaca; a ese bisabuelo, de la línea materna, que comandó, con veinticuatro años, una ofensiva de trescientos hombres en el Perú, ahora sólo fantasmas sobre monturas desleídas.

Te ofrezco, sea cual fuere, la sapiencia que contengan mis libros, y la hombría y el humor que contenga mi vida.

Te ofrezco la lealtad de un hombre que jamás ha sido leal.

Te ofrezco el núcleo duro de mí mismo que he guardado, de algún modo; el corazón central que no comercia con palabras, no trafica con sueños, y no tocan el tiempo ni el placer ni las adversidades.

Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista al atardecer algunos años antes de que nacieras.

Te ofrezco explicaciones de vos misma, teorías de vos misma, auténticas y sorprendentes noticias de vos misma.

Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre de mi corazón; intento sobornarte con incertidumbre, con peligro, con derrota.

Jorge Luis Borges – 1934

Temas
Comentarios
Creencias, Mitos y Leyendas
La Rebelión de los Ángeles

La Rebelión de los Ángeles

Pintor de santos de alcoba, /pintor sin tierra en el pecho, /que cuando pintas tus santos / no te acuerdas de tu pueblo, /que cuando pintas tus Vírgenes / pintas angelitos bellos, / pero nunca te acordaste / de pintar un ángel negro.
Hacete la Película
El Estafador de Tinder

El Estafador de Tinder

En Tinder, Instagram, TikTok o la plataforma que sea, nada es lo que parece, y es importante tomar los recaudos necesarios para exponer lo menos posibles datos que revelen información sensible que pueda “tentar” a estos indeseables.
Lunfardo
Semos Hermanos

Semos Hermanos

San Francisco de Asís declara: feliz a quien ame al otro «tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él». Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer...
Al Pie de la Letra
Rostro Angelical

Rostro Angelical

Las mesas estaban muy mezcladas entre sí, y cada espacio delimitado de intimidad, era por demás nada separado del que se tenía al lado; eso permitía intercambiar lo gestual de cualquiera con cualquiera amén de la palabra que todo lo imponía cuando así lo infiriese.
Tango y Milonga
Discépolo y Dios

Discépolo y Dios

Cuando fue a mirarse la tristeza, lo encontró a Dios en el espejo. O tal vez porque ya había conocido todos los fuegos del infierno y deseaba un lugar en el paraíso, un pequeñísimo espacio, así fuera detrás de la luz de una pobre luciérnaga.
Columnistas
Más Artículos