La reseña de cine, televisión o cualquier tipo de arte está interpelada por la subjetividad de quien escribe. Es imposible juzgar un producto sin que la experiencia personal juegue un rol fundamental. Por eso, al igual que muchas madres nos retaban cuando, de pequeños, hacíamos un berrinche frente a una comida que no nos gustaba, afirmaban que: no se dice “es feo”, sino “no me gusta”.

Aclaro esto porque Disney ha creado una legión de fanáticos y “críticos” en redes sociales que defienden a capa y espada cualquier producto que la plataforma de streaming lanza semanalmente. No importa que sea una obra maestra o una flatulencia audiovisual, el ejército “marvelita” siempre está al pie del cañón para justificar absolutamente todo.

Marvel estrenó su segundo “especial” en Disney +, esta vez dedicado a los amados Guardianes de la Galaxia, un grupo de héroes dispares, atípicos, reunidos en planetas extraños para vivir aventuras coloridas y repletas de humor. Este nuevo producto está dedicado a la navidad, una tradición televisiva estadounidense que los fanáticos de la cultura pop recordarán con más o menos entusiasmo por el bizarro especial navideño de Star Wars.

James Gunn, padre de la criatura televisiva y una de las mentes más imaginativas trabajando en la mega industria de superhéroes, dijo que este especial era lo “mejor que había hecho en su carrera”. Hablamos del hombre que hizo obras maestras de culto como Slither o Super. El que inyectó colores psicodélicos al Universo Cinematográfico Marvel y probó que era posible tener a un árbol antropomórfico que sólo dice una frase como co-protagonista. Hablamos del director de cine que logró salir del pozo de la cancelación 2.0 injustificada, que revirtió un despido absurdo y que, mientras negociaba con Disney para finalizar su trilogía, se fue a DC un ratito para entregar uno de los mejores films que han ofrecido en los últimos diez años, El Escuadrón Suicida. (Por favor, no confundir con Escuadrón Suicida de 2016)

Escuchar a Gunn decir que este especial de casi una hora de duración era lo mejor que había hecho en su carrera sonaba a truco promocional, a declaraciones típicas de un artista que hace prensa para su nueva obra. El problema es que, cuando éste director en particular saca un film o una serie de televisión, suele mantener un estándar de calidad alto.

No había motivos para no creerle, pese a que aquella osada afirmación competía con una filmografía llena de logros superlativos.

Spoiler alert: no es lo mejor que hizo James Gunn en su carrera.

No está ni cerca de eso.

Al igual que cualquier producto que lleve el logo de Marvel, este nuevo capítulo en la saga es incapaz de contar una historia independiente. Para disfrutarlo la gente tiene que haber visto, por lo menos, los dos films de Guardianes de la Galaxia y las últimas dos películas de The Avengers. Son casi diez horas de material fílmico que hay que tener en cuenta, incluyendo escenas minúsculas como la aparición de Cosmo, el perro espacial con poderes telequinéticos, que anteriormente apenas se lo mostraba como un simple can vestido de astronauta.

Gunn aprovechó este “recreo” en la filmación de Guardianes de la Galaxia vol. 3 para hacer una especie de prólogo en donde se le refresca a la audiencia que Gamora, pareja de Star Lord, ha desaparecido. Ahora los miembros viven en Knowhere, antigua residencia de El Coleccionista, que es una cabeza flotante en el espacio. La nave espacial Milano fue reemplazada por la Bowie. Groot está en su fase adolescente/joven adulto, y parece que fue al gimnasio un montón, luce como un rugbier sin chomba de marca.

El director declaró que este especial le sirvió para ahorrarse explicaciones en el cierre de la trilogía, los elementos ya están dispuestos acá, hay que verlos para entender la historia que se viene.

El argumento de esta nueva producción de Marvel es sencillo: Drax y Mantis, uno de los dúos más carismáticos de la saga, viajan a la Tierra para secuestrar a Kevin Bacon. Quieren obsequiárselo a Star Lord para subirle el ánimo, no sólo por la desaparición de Gamora sino porque creen que Yondu, su figura paterna, le arruinó la navidad para siempre.

Los dos Guardianes se llevan una nave y visitan un planeta que está acostumbrado a ver héroes coloridos y alienígenas pintorescos. Tras un montaje en donde se pone de manifiesto la popularidad de Marvel dentro del propio Universo Marvel —un ejercicio onanista que ya ejecutaron hasta el hartazgo en la serie Ms. Marvel y Hawkeye, cuyas protagonistas son fanáticas de los superhéroes— van a la casa de Kevin Bacon, a quien consideran no un actor, sino un fabuloso héroe que salvó el planeta bailando.

La comedia alternará entre el gag físico, el chiste fácil que surge naturalmente por las confusiones de dos extraterrestres intentando entender una cultura ajena, y hasta alguna crítica irónica hacia los actores. James Gunn, que ahora se convirtió en uno de los jefes de la competencia, DC Comics, hasta se atreve a mencionar a Batman y, de alguna forma, convertirlo en canon. Aparentemente las historietas y películas del mejor superhéroe del noveno arte entretienen a los habitantes del Universo Cinematográfico Marvel.

Gunn también pone énfasis en la tradición de estos especiales navideños estadounidenses, en donde el mensaje es claro: las fiestas son un momento para la unidad, para recomponer vínculos, para acercarse a la gente que uno ama. Es cliché, es efectivo, y conmueve un poco. El momento más emocionante es la gran sorpresa de este especial, una revelación que Disney + se encargó de arruinar antes del estreno, pero que no desperdiciaremos acá por si alguien quiere descubrirlo por cuenta propia.

Guardianes de la Galaxia: Especial Felices Fiestas tiene un diseño de producción bellísimo que se beneficia de los sets construidos para la película que se estrenará el año que viene. Se ve imponente, se nota la experiencia del director para crear escenas entretenidas y, sobre todo, se ve la química de los actores. Kevin Bacon se presta de lleno para el chiste, Dave Bautista y Pom Klementieff son los protagonistas perfectos para esta pequeña y absurda historia.

La música, como siempre en una obra de James Gunn, juega un rol preponderante. Al inicio del especial tenemos la típica canción navideña, que escribió el director junto a una de sus bandas preferidas, Old 97´s, quienes se ponen toneladas de maquillaje para interpretar los segmentos musicales en este especial.

Pero, pese a que los componentes de esta receta son correctos y, hasta en algunos puntos, brillantes, esto está muy lejos de aquella declaración de Gunn.

El especial de fiestas es lo más grandioso que he hecho en mi vida. Es totalmente ridículo, y cada día no podía creer que lo estábamos haciendo. Todos lo amamos por completo. No se parece a nada que nadie haya visto antes. No puedo esperar a que la gente lo vea.

El textual del director parece “prometer” una obra rupturista, pero a cambio nos da un producto que parece un reciclado de todos los especiales navideños que han existido —al menos los buenos— que no suma más que algunos datos claves para lo que vendrá en la saga de Marvel, que saca algunas sonrisas con chistes que ya hemos visto en entregas anteriores, ejecutados de mejor forma en el pasado. No es que no me haya gustado, ni por error, pero esto está muy lejos de ser la obra maestra que propone el director y que muchísimos “críticos” de redes alaban.

Como escribí al principio, no se dice que algo es “malo”, sino que “no me gusta”. El arte es subjetivo. Las opiniones también. El especial de fiestas de Marvel es una obra blanda, en absoluto rupturista, que entretiene un ratito y se olvida fácilmente. Sirve para distraer la mente durante casi una hora, anotar los datos que serán importantes para el futuro, y poco más.