El 28 de junio de 2009 tropas del ejército hondureño detienen al presidente constitucional Manuel Zelaya y lo expulsan a la vecina Costa Rica. El Congreso Nacional convalida el golpe y designa nuevo mandatario a Roberto Micheletti; hombre del mismo partido de Zelaya –Liberal- pero notorio opositor interno del mandatario depuesto.
La asonada cívico – militar provoca una conmoción política en el continente. Días después la Organización de Estados Americanos (OEA) suspende la participación de Honduras en el organismo y la mayoría de los gobiernos americanos desconoce al nuevo mandatario. Zelaya busca apoyo político y se entrevista con la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton, quien anuncia la mediación del presidente costarricense Oscar Arias; pero Zelaya regresa sorpresivamente a su país y se refugia en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Ante la presión internacional, Micheletti anuncia la convocatoria de elecciones presidenciales para el 29 de noviembre de ese año, pero el mantenimiento del gobierno de facto convalidado por el Congreso, genera manifestaciones de repudio en varias ciudades del continente. Así es que a mediados de agosto el célebre “Monumento a los Españoles” emplazado en el porteño barrio de Palermo, aparece después de una movilización cubierto de pintadas alusivas a la situación hondureña: “Viva la resistencia del pueblo de Honduras” proclamaba una de las leyendas, otra exigía: “Fuera yanquis”; una tercera se preguntaba: “¿hasta cuando?”
Paralelamente, mientras corrían los plazos para la convocatoria electoral el Congreso hondureño se comprometía a discutir la restitución o no de Zelaya en el cargo. Por su parte el candidato del derechista Partido Nacional, Porfirio Lobo, sostenía que “debe haber una amnistía general para delitos políticos”, en un gesto claro de apaciguamiento por la irregular situación generada por el golpe militar. A su vez, el Partido Liberal que alguna vez liderara Zelaya, se suma al proceso electoral nominando como candidato a Elvin Santos. Pese a todo se votó el 30 de noviembre en un clima tenso y plagado de rumores. Tegucigalpa reflejó en sus muros el ánimo político reinante: “No pasarán perros”, sostenía una pintada sin firma registrada por la prensa; “No vote porque si lo hace su vida estará en peligro” amenazaba otra frase anónima.
Lobo se impuso a su rival por más de 15 puntos. El hecho consumado y los distintos intereses en juego, impidieron que las naciones americanas mantuvieran una posición común, sentando un peligroso precedente.
Libro Pintadas Puntuales – Roberto Bongiorno – Ángel Pizzorno – Testimonios – 2020