Al Pie de la Letra
Fecha de Publicación:
Poca Gente
Relato de Pablo Diringuer
Poca Gente

Poca gente. Veo un desierto cementero poblado por poca gente. Hay escasos muchos en Mar del Plata; en la Ciudad de Buenos Aires; en los clubes de mi barrio; en los bares nocturnos en donde las copas llenas se lavan rápidamente y cuelgan boca abajo mientras el calor ambiental las reluce en poco tiempo sin labios que las maquillen.

Llegó el verano y los pocos abundan el ambiente. Raro, suena raro a los oídos de los ojos que, hasta hace poco -unos contados meses- la cosa era otra.

La radio y la música se confabulan en un sonido que percute en la espera humana del sentir, la famosa marca de una pileta de lona se posiciona por encima del objeto para la cual fue creada y ramifica en el sentido popular de la cosa: en las terrazas está la famosa «Pelopincho» que no es que alguien te pinche el pelo, sino un raro mensaje en donde tus cabellos flotarán sobre un agua de quizá medio o un metro de agua y empapará, mientras la capa de ozono cede punzones al sol para que, con sus rayos, te la ponga.

Gente escasa. Viajar ahora resulta mucho más fácil que cuando las hormigas y las sardinas humanas se codean en un bondi o un tren, los blancos mentirán a más no poder mientras ese perímetro de lona encarcele un agua grifera que calentará por la estufa del sol.

Poca gente, y la mucha se diluye quién sabe dónde porque en los trabajos rutinarios de almanaques, también el vacío se hace notar y en los supermercados deambulan algunos cobijados en lo esporádico del refresco sin tapita de un aire acondicionado. Luego sí, quizá, compran algo y lo llevan hasta sin bolsita o con ésta, por si hiciera falta para juntar la mugre putrefacta y llena de moscas andrajosas gustosas del calor dominante.

Poca gente; sigo viendo contados lunáticos al vapor de las brasas, enfadados de… ¿tal vez el sol que percute y ejecuta a los fusilados de la disconformidad? ¿Y si sacamos el freno de mano y dejamos que el mamotreto nos lleve hacia donde sea? ¿Y si ponemos el freno de mano y paramos la deshonra del empuje cuyos próximos metros son el abismo inexplicable?

Poca gente en la miserable pileta de lona, tan poca gente que sólo estoy yo y me la agarro con un gato que me observa sobre un pilar desvencijado y lo vapuleo con sablazos de agua braceados de mi viaje, casi locura. El felino rebota y se aleja hasta… la seguridad de su brisa que lo ambienta sobre un techo abandonado, luego se lame el pito y el culo; se cruza de brazos y me ignora. Poca gente por mis alrededores, así como también pocos gatunos invaden el espectro; somos el uno y el otro a la espera del paso del transporte que nos lleve sin aire acondicionado, así, a flor de piel y pelo, esa inmensidad de vida en el medio de una terraza.

Pablo Diringuer

Temas
Comentarios
Bitácora Humana
Palabras que Construyen, Palabras que Destruyen

Palabras que Construyen, Palabras que Destruyen

Hay que resaltar que en la actualidad la comunicación se ha convertido tan impersonal y escrita que se utiliza la virtualidad como un medio formal para concretar asuntos, en ese caso es donde se debe ser cuidadoso con la redacción y con las expresiones.
- Central -
El PMO Como Ley

El PMO Como Ley

El PMO, como está hoy, queda corto: es fragmentario, desigual y vulnera derechos esenciales. Convertirlo en ley, con una reforma que incorpore la perspectiva de discapacidad, de derechos humanos y de género, es una obligación política, jurídica y ética.
Por Amor al Arte
Benito Quinquela Martín

Benito Quinquela Martín

Quinquela ilustró su afirmación con un ejemplo de las complicaciones que, a su llegada a Londres, le produjo cierta declaración aparecida en un diario. A un periodista se le ocurrió preguntar por qué no pintaba mujeres.
Hacete la Película
Soy la Cosa Bella que Vive en Esta Casa

Soy la Cosa Bella que Vive en Esta Casa

Como es costumbre en este tipo de largometrajes, el ritmo narrativo puede ser un punto en contra para el espectador acostumbrado a films de terror más vertiginosos y abundantes en sangre. Aquí no hay nada de eso.
Testimonio, Conciencia y Reflexión
Somos lo que Comemos

Somos lo que Comemos

El Poder de Decidir qué Comer. Cada comida es una oportunidad para sanar o dañar el cuerpo. La alimentación no solo previene enfermedades: también mejora la concentración, el sueño y el estado de ánimo. Comer bien no es una obligación, es un acto de amor propio.
Columnistas
Más Artículos