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Besos a Tontas y a Locas
Del animal al hombre hay solo un beso
Besos a Tontas y a Locas

Del animal al hombre hay solo un beso

Cuando el hombre se paró en dos patas, pudo hablar y dar besos. Es decir, tomo contacto con la metáfora. Este hombre primitivo, porque aun su libro de lectura era el cielo y cuya paternidad aún no se había convertido en una deducción, tenía al olfato por un sentido muy alto.

Medida la hembra en la totalidad de sus atributos, tal vez pensó unirse a ella en un primer contacto en donde pudiera arrancarle  su aroma personal. ¿Cómo no elegir sus propios labios, si fue a través de ellos, que cuando pegado al pecho de la madre, conoció la primera sensualidad? ¿Cómo no elegir también los labios de Ella, puesto que es otra mujer y no su madre? El hombre, al poner a la mujer labio a labio comprende una equivalencia, una semejanza festiva que luego olvidará con la cultura.

El beso, como el Arco Iris, es un pacto que se funda cuando se deja la vida animal. Los ojos y la boca son aquellos rasgos que no desdibuja la vejez. En la piel plegada día a día como un abanico, ese triángulo singular es el escudo que el otro nos muestra como presentación, como saludo inmóvil.

Muchos animales tienen en la cara los colores de guerra, allí están las plumas más vistosas, los arabescos de pelo, las crestas; cuando se enfrenta a un enemigo, la cara de la bandera de su guerra. Pero cuando desea amar, el animal muestra la nuca, de la espalda y hasta cambiar el color en una humildad de capuchino. Como si dijera: “No tengo rostro porque quiero fundirlo en el tuyo, no tengo espesor ni blasones porque soy vos y en vos fundo un territorio, que es yo mismo, porque deseo, aunque no sepa diferenciar el deseo del hambre”.

El pez de coral corteja de frente con las aletas apretadas al cuerpo hasta hacerse fino como un lápiz.- La codorniz muestra la nuca como una bandera de rendición. El pingüino que lo tapa casi por completo.-El que desea finge desaparecer  como en la fusión del beso.- Claro que antes todos muestran el blasón que abandonan.

El que va a besar exhibe primero sus labios  y sus ojos a la mirada.- Besar es aplacar una imagen.

El perímetro del amado duele porque nos muestra su independencia, su erguirse en el paisaje, fuera de nuestro cuerpo, de nuestra consciencia que le habla tanto, sin que nuestros labios se despeguen.- La óptica viene en nuestro auxilio, cuando la imaginación atormenta.-

Tal vez la mantis religiosa mate al macho porque lo encuentra tan  cerca que ya no distingue sus bordes y piensa que se encuentra en su interior, que es el quien la ha devorado. Que ella devore venga su fantasía.- ¿Sera por eso que se habla de comer a besos?

De todas las caricias, el beso es la más democrática.- Basta que al ser besados abramos un ojo, para comprobar que allí no vale la belleza.- Woody Allen, Alain Delon, Ornella Mutti, todos son Polifemos.- El beso es altamente deformante, de ahí que se dé con los ojos cerrados.

Los rústicos del amor usan el beso como sello, como contrato o promesa de palabra mayores.- Son los materialistas obscenos, incapaces de adherir a la metáfora.

Lo contrario del beso es el cachetazo.- Cuando se odia se prefiere hacer desaparecer la cara dándola vuelta y no acercándola a los labios.

Dicen que los besos  robados son los mejores, es cuando el besador es un caballero y como tal ama las causas perdidas. Entonces roba sin quedarse con nada, claro que no hay pruebas  del delito.- Él ha puesto en mujer a la que aún no quiere serlo, arranco un perdón o hizo confesar un deseo, sin que el robado diga esta boca es mía.- Es que tampoco en boca besada entran moscas.

Nuestro Tiempo – 05-06-83 – Por María Moreno

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