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Traje a Rayas
El 23 de Marzo de 1947 fue Eliminado el Traje a Rayas
Traje a Rayas

El traje rayado de uso común durante muchos años en prisiones de muchos países, en el siglo XXI parece estar siendo abandonado. Esa tendencia estaría ligada a una creciente toma de conciencia acerca de los derechos humanos, que no se extinguen detrás de las rejas. Vale recordar que nuestro país fue pionero en la eliminación de esa indumentaria diferenciadora, durante el primer gobierno del general Perón. La razón para uniformar a los detenidos con esa prenda, obedecía – argumentan desde las instituciones responsables de la medida – a la necesidad de dificultar los movimientos del recluso fuera del penal, en caso de fuga. Más allá de la eficacia de esa medida, no parece casual que en muchas naciones se obligaba al detenido a usar uniforme “de preso.” Eran años en que los sistemas penitenciarios y el conjunto de la sociedad, no prestaban mucha atención al aspecto psicológico y emocional del penado o procesado. Y como el deterioro de la autoestima repercutía en la conducta del interno y una vez liberado, en su reintegración social.

La Constitución de la Nación Argentina, ordena en su Artículo 18 que “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas. Y toda medida que a pretexto de precaución, conduzca a mortificarlos mas allá de lo que aquello exija, hará responsable al juez que la autorice.” Parte del debate en la comunidad internacional, fue también el rol de la ropa entre otras medidas coercitivas.

En nuestro país, el traje a rayas se implementó en la Penitenciaría Nacional ubicada en la Avenida Las Heras del barrio porteño de Palermo, en 1924. Por esa unidad de triste memoria, pasaron muchos delincuentes célebres, como el “Rey de la Fuga” Jorge Eduardo Villarino, de donde haciendo honor a su apodo, también se fugó. Pero además detrás de sus muros fueron fusilados presos políticos como Severino Di Giovanni y Paulino Scarfó, bajo la Ley Marcial de José F. Uriburu. En 1956 durante otra dictadura, fue pasado por las armas el general Juan José Valle.

El uso del traje a rayas negras y amarillas, fue usado en el penal de Ushuaia, en el extremo sur argentino, también conocido como “La Siberia argentina” y “La cárcel del fin del mundo.”

Bajo el primer gobierno del general Juan D. Perón, el 23 de marzo de 1947 fue cerrada la prisión y eliminados el traje a rayas y el corte de pelo al rape. No obstante, las prisiones provinciales, de acuerdo a su jurisdicción, utilizaron trajes de distintos colores.

Se cree que su uso como rasgo distintivo y discriminatorio, se habría empezado a utilizar en la Europa medieval para diferenciar a los “señalados” de la llamada gente decente. Presos, locos, estigmatizados de distintos tipos, a ellos se destinaba el traje rayado. A fin del siglo XVIII con el avance del humanismo, distintos Estados fueron abandonando el traje infamante. Ya en los primeros años del siglo XX, los trajes de baño rayados, por lo general blancos y negros, se pusieron de moda entre la población bañista. Recordemos que esas mallas cubrían desde los hombros hasta arriba de las rodillas.

En nuestro país el traje inconfundible, pasó a ser arquetípico en las caricaturas y páginas de humor de diarios y revistas. La cara patibularia, de mirada torva y con algún rastro de violencia en la piel, completan la parodia del presidiario. “Le pusieron el traje a rayas”, es un eufemismo popular hoy caído en desuso, para referirse a alguien que perdió la libertad.

Pero hay algo más, de origen incierto, pero que seguramente empalma con las supersticiones y prejuicios de la Europa medieval, entonces relacionados a la ropa rayada. “Está rayado”, todavía se dice hoy en Buenos Aires, de quien se cree que padece algún desorden psicológico. “Disco rayado”, le decían en la era del disco de vinilo, a quien repetía algo compulsivamente. Siempre la combinación de rayas como elemento disruptivo.

La eliminación del traje en cuestión, fue acompañado con muchas otras medidas en el sistema penitenciario durante la gestión mencionada. En el año 1947 Roberto Pettinato estaba a cargo de la Dirección General de Institutos Penales. Años después, el área fue remozada como Dirección Nacional de Institutos Penales. El confirmado Director profundizó medidas que habían comenzado con la eliminación del mentado traje a rayas, la supresión de los grillos, increíble en pleno siglo XX, y otras medidas que apuntaron a la humanización del sistema carcelario, como la alfabetización de los presos y la reinserción de los liberados en la vida fuera del penal. En lo profesional, creó la Escuela Penitenciaria de la Nación, una de las primeras del mundo.

El derrocamiento del gobierno constitucional lo obligó a exiliarse sucesivamente en Ecuador, Perú y Chile. El mismo gobierno de facto que tomó el poder en septiembre de 1955, reabrió el siniestro penal de Ushuaia para encerrar presos políticos. Si bien la problemática carcelaria en 2020 sigue siendo muy compleja y agravada por la pandemia covid – 19, el siniestro traje rayado es sólo un recuerdo.

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