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Lunfardo a la Italiana
LA INFLUENCIA DE LOS ITALIANISMOS EN EL HABLA RIOPLATENSE
Lunfardo a la Italiana

La Influencia de los Italianismos en el Habla Rioplatense

En relación con la población local, la inmigración italiana ha sido cuantitativamente relevante en la Argentina. El proceso emigratorio italiano tuvo inicio en 1870, justo cuando la nación sudamericana daba impulso a su proceso de modernización. Luego, la influencia cualitativa fue más que notable y sin parangón en ningún otro país del mundo.

Se puede decir sin dudas que la de la Argentina es la comunidad hispano-parlante más rica en italianismos (es decir, términos italianos o derivados del italiano usados normalmente en el habla coloquial), circunstancia derivada por la mayor proporción de inmigrantes italianos sobre el total de la inmigración incorporada a una región de habla castellana o de cualquier otra clase de idioma en el mundo.

Sin tener en cuenta los italianismos llamados “intraeuropeos” o “internacionales”, introducidos en la lengua castellana directamente en la España peninsular, hay más de un millar que se usan normalmente en la Argentina. Además, nuestro país se convirtió en un foco de irradiación de los italianismos hacia las otras jergas de Hispanoamérica.

La importancia de la influencia italiana en el habla rioplatense se evidencia en el hecho de que el número de italianismos introducidos en un siglo en la Argentina fue mayor que los ingresados en la lengua castellana desde su propio origen, hacia el siglo XIII, es decir, en 800 años.

En el tango son abundantes los italianismos, porque el tango es de la ciudad, de los suburbios poblados por los italianos (“tanos”, “gringos”). El tango le canta al “taita”, al “compadrito”, al “guapo”, al “matón”,al “bacán”, al “malevo”, a menudo, italianos o hijos de italianos o muy cercanos a los italianos. El tango fue el principal medio de difusión de los italianismos y de su expansión hacia las clases más acomodadas. Y fueron tolerados porque estuvieron presentes en los textos de los tangos más famosos.

La presencia de los italianismos en el habla coloquial puede destacarse en el hecho que un argentino medio, con instrucción media, puede usar comúnmente –conociendo su exacto significado- las expresiones: “buon giorno”, “buona sera”, la “mattina”, “fratello”, “frate”, “capo” (palabra muy usada, sobre todo entre los jóvenes), “così così”, “all’uso nostro”, “al dente”, “cuore”, “corno”, “avanti”, “andiamo”, “corso”, “cazzotto”, “cuccia”, “ciao”, “Calabria”, “ecco”, “mangiare”, “di prima”, “stronzo”, “stufare”, “faccia brutta”, “faccia tosta”, “fatto”, “finiscela”, “fregare”, “me ne frego!”, “mangia che ti fa bene”, “lungo o lunga”, “saperla lunga”, “quanto la fai lunga”, “accidenti!”, “mamma mia!”, “alla Madonna!”, “mascalzone!”, “ma sí!”, “moscato”, “morto che parla”, “naso”, “non mi piace!”, “perchè mi piace!”, “non facciamo confusione!”, y –sobre todo- los eternos e inolvidables “nonno” y “nonna”.

Un ejemplo de uso de un italianismo: se dice que alguien es un capo o un caporale (también como derivación de “capo”), porque la persona de la que se habla es el jefe de una oficina, de un taller, de la empresa, etc.; porque se trata de una persona que tiene una alta jerarquía sobre los presentes o entre quienes hablan; porque esa persona sabe mucho acerca del tema que se trata; o porque es muy bueno o muy capaz desde todo punto de vista, incluso como amigo, compañero o colega.

Otro esempio: se dice musarela (imperativo derivado del italiano “mozzarella” combinado con el término “muso”), cuando es necesario que uno no hable o guarde silencio. A principios de los ’70 una comitiva presidencial de la Argentina estaba en visita de Estado en Ecuador. Entre los periodistas que acompañaban a la delegación encabezada por el presidente de la Nación, había un enviado que escribió una columna para su diario que se refería a la posibilidad de un inminente golpe de estado en aquel país. Publicada la noticia en Buenos Aires y conocida en Quito, oficiales de la inteligencia ecuatoriana buscaron al periodista y lo individualizaron en el medio de una ceremonia de Estado. Lo atraparon y entre varios lo metieron en un auto sin identificación para llevarlo a un interrogatorio en sede policial.

En la lógica confusión y el tumulto consiguiente, el embajador argentino en Quito advirtió la situación y, entre empujones y codazos, pudo llegar hasta el coche. Forcejeando con algunos agentes que luchaban para cerrar las puertas del vehículo y llevarse al detenido, metió medio cuerpo en el auto y le dijo al atribulado periodista: “¡Usted! ¡Musarela!”. Enseguida el enviado, aprisionado entre sus dos custodios, entendió lo que le quiso decir el diplomático: no tenía que hablar, debía guardar silencio. Obviamente, los policías ecuatorianos nunca llegaron a entender nada. Más tarde, por medio de una apresurada gestión diplomática de la delegación argentina, el periodista fue liberado por las autoridades y expulsado del país. El golpe de estado en Ecuador fue una realidad un mes después.

Es decir, con el tiempo, estas palabras sufrieron diversas transformaciones derivadas de la fonética española y, sobre todo, de la fonética del Rio de la Plata. A veces, incluso por las mismas deformaciones, son pronunciadas con un significado distinto del original y, a menudo, con un significado casi contrario al original.

Se usan comúnmente términos como “cucusa” (de cocuzza o cucuzza); “cumparsa” (de comparsa), muy difundido por el famoso tango “La Cumparsita”; “checato” o “chicato” (de ciecato, pero con la misma pronunciación de la palabra de origen); “chitrulo” (de cetriolo, usado con el mismo significado de tonto, estúpido); “escashato” (de scassato); “escorchar” (de scocciare, usado como fastidiar, molestar, aburrir mucho); “laburo” o “laburar” (de “lavoro” y del meridional “lavuro” o “lavuru”), “laburante” (de lavoratore); “pomarola” (del meridional “pummarola” o “pommarola); “yetatore” (de iettatore).

Y muchísimos más que no nos es posible repetir, por el espacio, pero también por prudencia.

Por José Rodofo Maragó

Capo :  Jefe.// Superior o excelente. Capu. Superior.
Capu, es en el siciliano un término muy rico, en acepciones y aplicaciones en diversas áreas de la vida humana. En italiano, capo es ¨cabeza¨. Con igual grafía en el  español, capo, para la Real Academia de la Lengua, deriva del italiano ¨cabeza¨, ¨aplicado a los jefes de la mafia… especialmente de narcotraficantes¨ y relaciona el término a la Argentina: ¨jefe¨, ¨persona muy competente¨. En la Argentina es, asimismo, el patrón, o el mandamás, ¨el que corta el bacalao¨ o ¨el que corta la torta¨.

Cumparsa : Comparsa. Cumparsa. Comparsa.
En algunas fuentes italianas y, en especial, sicilianas, no se vincula a la semántica que nos interesa en este trabajo, que tiene que ver con el ¨conjunto de personas que en los días de carnaval y en regocijos públicos¨ se manifiestan con música, uso de ciertas ropas o expresiones de alegría. El término se usa también en teatro y cine. Las comparsas de estudiantes existieron en diversos lugares, Valencia, Montevideo o

Buenos Aires. Esto tiene relación con el famoso tema de tango La cumparsita, que es rioplatense; aquí, como en el lenguaje oral, se usó cumparsa (influjo del siciliano) y no comparsa.

Malandrín: Individuo de ¨mala vida¨.// Delincuente.// Pícaro, de mal proceder.

Malandrinu: Asesino.// Atracador, salteador, bandolero, malhechor.
Al separar los significados a lo mejor se está mutilando la posibilidad de conceptuar con más exactitud a la persona, que puede reunir diversidad de condiciones o no. Malandrín podría ser un diminutivo; no parece que lo fuera a juzgar por el Diccionario de la lengua española (Real Academia). Los académicos españoles lo derivan del italiano malandrino, ¨maligno, perverso, bellaco¨, admitiendo el femenino malandrina.

Entre nosotros circula mucho el término malandra y malandraca (con este último designé al vocabulario propio de los prostíbulos al tiempo que estaban autorizados y de toda actividad permitida pero reñida con la moral).

Algunos Italianismos en el Lunfardo
Javier Simon Casas – 1992 – Universidad de Zaragoza

Musarela :  Lunf. Tipo de queso fresco, empleado sobre todo en la preparación de ciertas pizzas. Del ital. merid. Muzzarella: cierto queso fresco. v. Mus.

“Mi historia en la Tumba era bastante decorosa, biaba más biaba menos. Hasta el momento con una sola entrada en el cuartito por haberle clava¬do un tenedor en la espalda a Rizal. El hijo de puta me había meado la sopa y yo muy boludo decía que la encontraba salada. Algunos imbéciles me critica¬ron por habérselo ensartado a traición. ¿Qué que¬rían?, ¿Qué le avisara así le daba tiempo para que me serruchara el alma? … Hijo de puta sí, boludo no. La prueba fehaciente de que estuve bien es que Rizal nunca más intentó perturbar mi divina exis¬tencia. Al respecto, Martínez siempre se quedó mu¬zzarela, nunca pude conocer su opinión.”
Las Tumbas – Enrique Medina – Ediciones de la Flor – 1974

 “…pero ese daño no le quitara el sueño; a veces, aplaude, silba o se queda muzzarella pero nada más.”
¡Despertá, Jeringa! – Jorge Montes – Atlántida – 1985

“-Y se fue muzzarella. No había duda de que el escracharme como fuente de información delictuosa era una hermosa tanga para el acople.”
¡Despertá, Jeringa! – Jorge Montes – Atlántida – 1985

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