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La Muerte de Enzo Bordabehere
¿Quiénes fueron los instigadores? Eso es lo que debe averiguar la justicia y lo que interesa saber a la Nación
La Muerte de Enzo Bordabehere

Cuando el 23 de julio de 1935 el senador Enzo Bordabehere caía abatido por la espalda en el recinto del Senado de la Nación y en un crimen sin atenuantes, no era de extrañar, dada su personalidad y las circunstancias que rodearon el hecho.

Enzo Bordabehere en su escritorio. Detrás el retrato de Lisandro de la Torre

Acerquémonos a los Acontecimientos
La investigación sobre las carnes, promovida por Lisandro de la Torre, fue derivando a un debate cada vez más áspero con el ministro de Agricultura Luis Duhau y el de Hacienda, Federico Pinedo.

De la Torre estaba prácticamente solo en el Senado: en febrero de ese mismo año había fallecido el senador Francisco Correa, su correligionario y colega de banca. En mayo, Bordabehere fue elegido por la legislatura de Santa Fe en reemplazo de Correa, pero su diploma fue cuestionado y en consecuencia, su incorporación efectiva al Senado se demoró.

El 23 de julio de 1935 la discusión alcanzó un nivel de tensión tremendo. Lamentablemente, no presidia la sesión el titular del Senado, doctor Julio A. Roca, que seguramente no hubiera permitido llevar las cosas al extremo que llegaron. Lo cierto es que en medio del acaloramiento que llevo a los polemistas al terreno de la injuria. De la Torre abandonó su banca y se situó a escasos metros del lugar en que se encontraban los ministros. En ese momento el Ministro de Agricultura, Dr. Duhau, se levantó de su sitio, alzó su brazo alcanzando a tocar al Dr. de la Torre quien, por encontrarse en el filo. Es entonces cuando el Dr. Bordabehere, que se encontraba próximo al lugar de los hechos, avanzó resueltamente hacía de la Torre casi simultáneamente al momento en que un individuo que desde hacía días se hallaba también en el recinto y cerca del sitio en que se viera al Dr. Bordabehere, avanzó un trecho y disparó varias veces consecutivas sobre el cuerpo del legislador santafesino.

Sin abandonar demasiado en los detalles, diremos que el Dr. Bordabehere cayó herido de muerte, y con él, se cerraba para siempre el debate parlamentario que había enjuiciado a una época y a un sistema que entregó los intereses fundamentales del país a empresas comerciales extranjeras y con el solo beneficio de una minoría nativa.

Un dibujo de Roberto Bernabó que reproduce el trágico episodio en el Senado.
Abajo a la izquierda Valdez Cora haciendo fuego

El agresor, Ramón Valdez Cora, mano ejecutora de la mayoría oficialista, fue detenido casi inmediatamente de producido el hecho. Era un ex comisario de la provincia de Buenos Aires, hombre de confianza del ministro Duhau y asiduo concurrente al debate de las carnes, con un arma lista para descargarse sobre la razón expuesta con dignidad. Su misión quizá no era acabar con el líder Lisandro de la Torre, sino silenciar el seguro y leal apoyo de su amigo, compañero y discípulo, así como de su defensor más calificado.

Lisandro de la Torre soportó con serenidad el rudo golpe, aun cuando al día siguiente debió batirse a duelo con el Dr. Pinedo a fin de zanjar una injuria que éste le profiriera poco antes de ocurrir el asesinato.

Repercusiones. Grandes manifestaciones de pesar e indignación se escucharon a poco de hacerse público el infausto suceso. En Buenos Aires, donde se lo veló en primera instancia, y en Rosario, cuando sus restos fueron traídos para ser velados en la Jefatura de Policía y luego inhumados, todos los círculos pusieron de manifiesto su pesar, de tal forma de los homenajes póstumos adquirieron el carácter de expresión popular de duelo y repudio.

En el acto de su sepelio se escucharon voces de condena, como la del Senadora Nacional, Mario Bravo; el Dr. Luis María Mattos por el Partido Demócrata; el Sr. Alfredo Maidagan, por los Consejos Escolares; el Sr. Ernesto Giudice, por la Federación Universitaria Argentina; Antonio Robertaccio, por la Cámara provincial de diputados; Juan Luis Hourcade, por el Departamento Ejecutivo Municipal; el Sr. Héctor Vimo, por el Senado de Santa Fe… Pero, de entre ellas, la voz del líder se oyó una vez más para señalas que “no nos encontramos en presencia de sucesos aislados, susceptibles de admitir atenuación de alguna clase; nos encontramos, por el contrario, en presencia de actos que son la consecuencia directa de planes y doctrinas públicamente sustentadas por los que aspiran a asentar en la ilegalidad, en la violencia y en el crimen el gobierno de la Republica, que los fundadores de nuestra nacionalidad quisieron asentar en el derecho. Instintivamente los habitantes de la Nación se han dividido en dos campos: de un lado, la inmensa mayoría, las gentes laboriosas y pacíficas, inspiradas en ideales democráticos; del otro, en ínfima minoría, los que conspiran contra las libertades públicas y contra la paz”.

Asimismo, el Dr. de la Torre escribía para Noticia Grafica: …” El Dr. Bordabehere ha sido asesinado en el recinto del Senado de la Nación. No tenía armas, ni había provocado a nadie. Un sujeto a quien dióse acceso al recinto desde que comenzó el debate de las carnes lo hirió por la espalda de tres balazos.

Con tristeza de La Torre contempla el cadáver de su discípulo en la capilla ardiente que se instaló en Rosario

El asesino es el ejecutor material del crimen. ¿Quiénes fueron los instigadores? Eso es lo que debe averiguar la justicia y lo que interesa saber a la Nación.

El debate no comportaba peligro alguno de agresiones personales para nadie.

Yo estaba solo en mi banca. Los amigos personales y políticos que acudían a escucharme no pensaban en agredir a personas alguna. El doctor Bordabehere que había sobresalido en tantas ocasiones por su valentía personal, no llevaba armas ni demostraba la menor intención agresiva.

¿Qué función tenía asignada en el recinto ese hombre de pésimos antecedentes? No lo llevaban, seguramente para que los defendiera, puesto que no era presumible ningún ataque. Era visible, por otra parte, el propósito de que yo estuviera solo en mi banca hasta la terminación del debate de las carnes.

No nos encontramos, entonces en presencia de un hecho aislado, y es en este sentido que debe encaminarse la indagación.

Nos encontramos en presencia de un crimen político, fríamente preparado”.

Detrás de ello quedaba el cadáver de un hombre con el cual se ponía fin a los acontecimientos del Senado, a la vista de los mismos culpables; las interpelaciones de de la Torre, las réplicas de los ministros, la incorruptibilidad de los senadores demócratas…Pero ya estaba todo dicho. La verdad había quedado al descuido y para siempre, en la conciencia pública argentina siempre preocupada por la búsqueda de la libertad y la justicia.
Todo es Historia – Septiembre 1985 – Por Adriana Beatriz Martino – (Fragmento)

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