Donde la ambición está por encima de los intereses de los otros, donde la codicia es más importante que el respeto por la propiedad ajena y en definitiva una necesidad voraz de destruir y someter al otro.
¿No Aprendemos?
Una y otra vez escuchamos estas duplas:
Nuestro mundo parece no aprender pues aparecen en foma constante conflictos que se intentan resolver a través de la guerra.
¿Qué motivos llevan a los dirigentes a determinar la guerra como estrategia para resolver un conflicto?
Mientras la guerra es una desavenencia y el rompimiento de las buenas relaciones luchando de manera armada con otro país, entonces los motivos que llevan a decidir declarar la guerra podrían ser:
Todas las guerras han producido efectos desbastadores:
¡Increíble! No aprendemos después de tanto dolor vivido
Esa necesidad de someter, de avasallar, de obligar al otro a desistir de sus derechos.
Donde la ambición está por encima de los intereses de los otros, donde la codicia es más importante que el respeto por la propiedad ajena y en definitiva una necesidad voraz de destruir y someter al otro.
¿Sera que no vemos en el otro a un parecido a nosotros?
¿Sera que no podemos advertir que ese prójimo tan cercano es un igual?
El poder ciega a los hombres y en especial a los dirigentes que en su ambición invaden, matan, destruyen ciudades y sueños, dejando a su paso desolación y un sin futuro.
¡¡¡Bastaaaa !!!!
Gritemos todos juntos
¡¡¡Bastaaaaaaaaa!!!
Debe ser nuestro grito, un grito ensordecedor…. queremos recuperar la palabra y con ella el dialogo para solucionar nuestras diferencias.
Separemos las personas de los problemas, desarrollemos la empatía, busquemos los puntos de coincidencia e intentemos “ceder” para lograr acuerdos que nos beneficien a todos.
Empecemos a construir puentes de entendimiento para recorrer el camino que nos permite educar para la paz.
Educar para la Paz [1](Saucedo, 2022)
Mientras en mi hogar amanece
Increíblemente la muerte aparece
El poder desmedido puede
lo que para la razón es incomprensible
Matar a un hermano, aun otro
por el color, credo o lengua es diferente
Sin importar sus deseos o lo que piense
Parecidos y tan iguales a nosotros
La muerte cubre el suelo con su aliento
Y a nadie le importa lo que siento
Tristeza, angustia, dolor
Enojo y por supuesto mucho temor
¿No le importa que soy su hermano
El prójimo, el próximo o cercano?
Basta de codicia, ambición y deseo voraz
Ya es hora de pensar en Educar para la Paz.
[1] Saucedo, Silvia Trinidad Antología Poética Internacional Entre la Guerra y la Paz Instituto Cultural Iberoamericano Pág. 46