Escribir es un oficio, una pasión y un camino que busca hallar al lector. El escritor es parte del engranaje cultural de un determinado lugar. El mundo de la gente del interior es, en muchos puntos, bien disímil al mundo literario de las grandes urbes. El desafío es conocer más para comprender mejor.
Hoy nos acompaña José María Iarussi
Nació en Benito Juárez
Vive en Benito Juárez
Además del oficio de escribir, ¿Tenés alguna otra actividad que desarrollas?
Soy profesor de Literatura en escuelas secundarias.
¿De ser así cómo compatibilizas ambos mundos?
Dedico una parte del día a la docencia (la mañana) y la tarde a escribir o hacer otras actividades creativas. Creo que en ambos mundos la creatividad y la pasión son los motores.
¿Desde cuándo se inicia tu pasión por las letras y cómo fueron tus comienzos literarios?
Mis comienzos literarios tienen su origen en la escuela secundaria, pero hay un momento en que abrazo la escritura definitivamente y es en la participación en distintos medios de comunicación de mi ciudad.
¿Cuáles libros has publicado y en qué géneros?
Tengo dos libros. Uno es junto a un ilustrador, Sebastián Aladro. El libro es de microrrelatos que no superan los ciento setenta caracteres. Se denomina “Arte en Conserva” y el otro libro es “Cuentófagos” que reúne textos de los alumnos de un taller de escritura dado en el año 2020 en la Biblioteca Pública Juan José Bernal Torres.
¿Cómo es la vida de una escritora en el interior de la provincia? Ventajas y desventajas a la hora de ser leído y/o publicado.
Creo que uno está más distante de algunas temáticas urbanas y hay una tendencia a otro tipo de textos que surgen del paisaje físico y psicológico que nos rodea. Creo que la publicación responde a una necesidad de compartir con otros lo que uno piensa respecto a la vida. Creo que el mayor temor de un escritor que no llega a la liga de las editoriales es saber si lo que está haciendo es literatura o no. Por otra parte, tengo la suerte de ser testeado en las escuelas de mi distrito ya que algunos profesores de literatura están usando mis cuentos o microrrelatos en sus clases.
¿Cuál es tu humor como escritor en general?
Mi humor es negro y ácido. El humor está pasando por un proceso extraño. Creo que se confunde ficción con realidad. Y en ese camino se acercan tiempos de censura y clausura.
Mencioná algunos de tus escritores admirados y el porqué de la elección.
Entre mis autores favoritos están Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. El primero de ellos porque creo que maneja el fantástico como pocos, por lo menos en habla hispana. El segundo porque su escritura abre puentes al saber inimaginables. De los autores nuevos me gusta Mariana Enríquez porque ha inaugurado una nueva forma de terror, más urbano y atado a miedos menos comunes y más orgánicos. Federico Falco por transitar la literatura desde un lugar ensayístico e íntimo. Diego Muzzio y su libro “Doscientos Canguros” me atrapó por esa fantasía entre humanos y animales desbordados. Y Octavio Paz me cautivó con su libro “El Mono Gramático” por la lucidez de sus palabras.
¿Cuál es tu anhelo más ferviente?
Que mis palabras puedan ser útiles a otros. Y que mi amor por la literatura se contagie entre mis alumnos.
¿Formás parte de alguna asociación de escritores?
No.
¿Cuál considerás que es el rol de las asociaciones de escritores?
Creo que una asociación puede ser un órgano para difundir la obra de sus integrantes y generar espacios de debate para anticipar lo que se viene en materia editorial.
Los escritores como tantas otras personas son eslabones de la cultura nacional, provincial y local; ¿Qué actividades realizas con respecto a la difusión de tus obras y las de otros autores?
Siempre he estado conectado con los medios locales y desde hace un tiempo con las redes sociales, desde esos espacios he difundido mis obras y la de otros pares. Por otra parte he generado exposiciones, muestras de otras artes. Actualmente llevo adelante un taller de escritura y lectura para pacientes oncológicos “escribir para sanar”.
¿Cuál es tu búsqueda como escrito, si es que la hay?
Creo que no he focalizado mi búsqueda en algo en particular porque creo que eso me dejaría fuera de las nuevas versiones de humanidad que va dando el paso del tiempo. Por otra parte intento acercarme a la reducción mínima de la expresión a través del microrrelato.
¿Qué opinás de los certámenes literarios?
Creo que son necesarios para jugar. A veces un concurso nos pone exigencias, métricas, postulados que nos animan a jugar. No creo que sirvan para mucho más.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Actualmente he firmado un contrato con Autores de Argentina para la publicación de “La cuadratura del círculo”, un libro donde se intercalan cuentos, microrrelatos y poesía a partir de cuatro textos ensayísticos.
¿Cómo te ves en tu propio espejo?
Cómo un ser que escribe para salvarse y salvar.