La Nostalgia está de Moda
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Hacer la Rabona – Ratearse
Schmucler, ha incursionado en el relato breve, anecdótico, impresionista. Sus crónicas fueron recogidas en “La Escuela de mi Tiempo”
Hacer la Rabona – Ratearse

Rabona

Queríamos ser hombres, queríamos ser grandes usar pantalones largos, afeitamos, fumar, tener novia y no ir a la escuela…

Es que nada de nuestro mundo se había organizado en función de nuestra niñez. ¡Si hasta se nos instruía para que llegáramos a ser “niños educados” (de acuerdo con las pautas de cuanto los adultos, la gente grande consideraba educación) y ciudadanos responsables.

Ser un pibe, un chico, implicaba estar como de paso, un poco a la espera de crecer, un poco a contramano de la vida. Por eso, a veces, tomábamos en préstamo penosos modelos, lamentables, así como actitudes equivocas surgidos el ejemplo que se nos ofrecía, que se nos brindaba, invariablemente, a diario.

Por eso, algunos compañeros movían los brazos como aspas de molinos en el baño para disipar el humo de algunos cigarrillos pitados a escondidas, por eso, aparecía en el aula un condiscípulo con la cara tajeada y un apósito en el labio superior: inequívoca señal de que había tratado de fortalecer una incipiente pelusa mediante un rasurado subrepticio efectuado con tanta premura como inexperiencia.

También por eso, otro condiscípulo podía pregonar orgullosamente que le había dado un beso en la boca a una primita suya y, finalmente, por eso (porque queríamos ser grandes, porque queríamos ser hombres) alguna vez, un día de rabona, paseamos por las calles la insolencia de nuestras clandestina libertad.

Pero después nos atacó al remordimiento ya que implicaba un engaño; porque no podíamos contarlo en nuestras casas y compartirlo, porque no iban a decirnos que no lo hiciéramos más- ya que éramos muy chicos para comprenderlo- nos iban a retar o a pegarnos. Si, como si el método para que entendiéramos algo tuviese que ser el grito o la paliza, alguna forma de violencia.

Por eso, ahora, uno le pregunta al pibe: ¿vos qué opinas? Por eso, le prestamos la maquinita de afeitar y el viene hacia uno- sintiéndose grande, hombre dentro de su propia casa, porque se lo acepta y respeta como chico, y puede decirnos mirá, viejo, hoy probé un cigarrillo.

Y uno –usted no lo sabe bien, felizmente, lo sabe- no frunce el entrecejo, no prepara el sermón, no le pega una cachetada y lo manda a la cama sin cenar.

Y eso no es debilidad a carácter ni tolerancia cómplice es que nos hemos dado cuenta de que queremos a nuestros hijos no cuando los obligamos a compartir nuestras verdades sino cuando los ayudamos a vivir sin nuestras mentiras, cuando no eludimos nuestra obligación de intentar entenderlos, como parte de nuestra, responsabilidad de educarlos ; cuando – aunque nos cuente, todavía- nos asumimos como padres poniéndonos, inclusive, como ejemplos de una actitud equivocada, cuando sentimos que va corporizándose –entre ellos y nosotros- el alma de una amistad irrenunciable, cuando ahora, a nuestra vez, no nos hacemos la rabona.

Rabona: Faltar a la escuela sin que los padres lo sepan.

Rabona, Hacer la: Leng. gen. Dejar de asistir al lugar de obligación y especialmente a clase

“… seguir el mal ejemplo de los pilluelos de mi época y hacer la rabona a la escuela…”.
 Pot pourri : Silbidos de un Vago – Eugenio Cambaceres – 1882

“… una serie de rabonas, días de andar a monte…”.
La Babel Argentina – Francisco Dávila – 1886

“… ni de las matemáticas, ni de la moral cívica. Pierdo e tiempo en el colegio, como un imbécil y si quieres que te diga la verdad, considero haber aprendido más, muchísimo más, durante las rabonas, que tanto te indignaban, que en las clases, donde me duermo.”
Las Cucarachas de La Manga – R. S. Ortiz – 1923

“Te acordás hermana qué tiempos de seca cuando un pobre peso daba el estirón y al pagarnos toda una edad de rabonas valía más vida que un millón de hoy.”
 El 45 de Juguemos en el Mundo –  M- E. Walsh – 1968

Rabonear: hacer rabona.

Rabonero: alumno que acostumbra hacer rabona.

“Y si lo conoce es por sus cabales, a pesar de la escuela, y más por su experiencia de “rabonero” y “malas compañías”.
Los Profetas del Odio – Arturo Jauretche – A. Peña Lillo – 1973

 “…, ni al Colmegna ni al cautelar, había que entender después de todo que se trataba de una tarde de agenda colmada en la existencia de pastrana, y no había más espacio para las gratificantes rabonas que remitían a aquellas tardes del colegio secundario.”
Parte de la Inteligencia – Jorge Asís – Puntosur Srl. – 1987

“desde su ventana de café contemplaba las veredas colmadas de señoras que habían las mandados, de estudiantes que se hacían la rabona, veía a tanta gente que hacía cosas tal vez irregularmente estúpidas…”.
Carne Picada – Jorge Asís  –  Legasa Srl – 1982

“Y cada tanto, en general antes de las eventuales caídas, inexorables en Vitaca, se hacía invitar por Pastrana, a almorzar, a menudo a Pedemonte porque quedaba cerca de su oficina, y si se daba iban, después, al Colmegna, a tomar baños de vapor y  ponerse al día en una especie de imprevisible rabona.” 
Parte de la Inteligencia – Jorge Asís – Puntosur Srl. – 1987

Primera Plana – 18-02-64

Hacerse la Rata: Frase popular,

Rata: Pop. En el modismo hacer la rata, ratearse: dejar de asistir al lugar de obligación y especialmente a clase (v. Rabona). Se dice también ratearse.

Ser una Rata: ser persona muy pobre (en despectivo).

«Te agradezco y espero que tengas éxito en el monte- dice- y si bajás, llámame así me contás tu experiencia. Ahora me tengo que ir porque si mi vieja se da cuenta de que me hice la rata me mata.
-Montonero y preocupado por las faltas.
-Tito pone una mano en el hombro de Quique, y comienza a caminar hacia la puerta de calle.
– Y quizás un día de estos no vas a poder hacer un atentado, ¡porque tenés un examen!.»
Confesiones de un Montonero  – Eugenio Méndez  – Sudamericana – Planeta

“No se hicieron la rata. ¡Nunca se hicieron la rata!”.
Roberto Arlt – Aguafuertes Porteñas – 1935

“Se han dado casos de chicas de 15 y 16 años que se “ratean” de los colegios, se drogan con alguna barra…”
Tiempo Argentino – 02-12-84

“Una estudiante de 14 años, que se había “rateado” con su hermana y otra alumna de un colegio de Tristán Suárez, murió ayer…”
Crónica – 26-11-97

“Me introduje en esa estudiantina alegre e irresponsable de la broma eterna, de la picardía solapada; viví trémulo el atrevimiento del primer cigarrillo, clandestino, las primeras locuras para parecer el más reo, el más descarado, aquellas ratas que normalmente concluían en los bosques de Palermo o en el Parque Lezama”.
Por Osvaldo Ardizzone – Tiempo Argentino – 15-06-84

Ratear (se):  v. Rata.

“Pero nada es gratuito para ellas. En el transcurso del Mundial, muchas soportaron colas de tres horas para sacar las entradas. Y, con tal de asistir a los partidos, unas cuantas decidieron faltar al colegio: ‘Si, me tuve que ratear –reconoce Claudia, de 14-, pero no me quedó otra. Lo que pasa es que me encanta ver a los chicos y sobre todo a Saviola’.”
Por Gastón Saiz – La Nación – 05-07-01

Natalio Isaias Schmucler 
Nació en Stroeder, provincia de Buenos  Aires, en 1933. Es Sociólogo y Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires. Entre otras actividades académicas fue durante más de 20 años  Profesor Titular de “Historia Social de la Educación”,  “Historia de las Instituciones e Ideas Politicas” e “Historia de los Hechos y las Ideas Económicas” en el Instituto Superior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González” de la Ciudad de Buenos Aires y acredita, además,  desempeño profesional en las Universidades de Morón y Belgrano, entre otras. Artículos suyos vinculados al tema educativo se publicaron en revistas y diarios nacionales y extranjeros.

La poesía lunfarda también fue un  ámbito en que se desenvolvió. Dos sonetos de Schmucler fueron seleccionados por José Barcia para el  “Florilegio de la Poesía Lunfarda” (Buenos Aires 1984).

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