Al Pie de la Letra
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Me Gusta Mucho la Ironía
Entrevistas a escritores del interior de la provincia de Buenos Aires
Me Gusta Mucho la Ironía

Escribir es un oficio, una pasión y un camino que busca hallar al lector. El escritor es parte del engranaje cultural de un determinado lugar; conocer el mundo de la gente del interior es bien disímil al mundo de las grandes urbes. El desafío es conocer más para comprender mejor.

Hoy nos acompaña Cristian Cano, escritor, músico, editor.

Nació en Bahía Blanca, Buenos Aires, en 1975.

¿Desde cuándo se inicia tu pasión por las letras y cómo fueron tus comienzos literarios?
La descubrí cuando era chico. Recuerdo bien que en la casa de mis abuelos me regalaron un libro enorme, de tapa dura. No sé, después de leer Miguel Strogoff algo despertó en mí.

Supongo que en una primera etapa uno admite a la escritura desde una atmósfera apasionada. Brumosa, si se quiere. Hasta me atrevería a decir que misteriosa. En la juventud uno no sabe o no tiene la dimensión de lo que enfrenta. Pero por algún designio descubrís también que la narrativa es un poco el aceite del motor. A las ideas no las podes manejar con diez o quince palabras. La idea es un témpano difícil. Y si no lubricas el motor es probable que te quedes a la deriva.

Creo entender al comienzo literario (si algo así existe) de dos maneras. Una interior y otra exterior. La primera, y más importante, la etapa en la que te das cuenta del tremendo poder y significado que reside en las palabras. Sé que es un deber pensar por uno mismo. Sé que buscar y llegar a mis propias conclusiones es la única arma. Y es lamentable ver cómo una persona repite lo que alguien más le dijo sin plantar su propia semilla, sin sacar sus propias conclusiones. Hoy reconozco un momento crucial al darle el poder adecuado a las palabras. El segundo lugar quedaría para lo exterior, y eso se traduce en los primeros talleres, se materializa en primeras publicaciones.     

¿Cuál o cuáles libros has publicado?
Como autor publiqué tres libros: Los paranoicos, (ISBN: 978-987-3996-11-5) libro que contiene ocho relatos publicado por la editorial Textos intrusos. El ruido mecánico, (ISBN: 978-987-42-6236-3) novela corta que edité bajo el sello Llorar solo y El Sol blanco, (ISBN: 978-987-86-8056-9) novela que edité este año bajo el mismo sello.

Como co-autor publiqué tres libros: En el bar de la esquina, (ISBN: 978-987-1951-59-8) libro bilingüe publicado por Tahiel ediciones y son textos breves que trabajé y presenté junto a la escritora Ana Caliyuri. Hechiceros del cosmos, libro también escribí junto a Ana Caliyuri y compila narrativa poética en base a obras de varios pintores. Entrelazados, (ISBN: 978-987-02-6944-1) libro de relatos editado en editorial Dunken. Destino helado, (Www.Lektu.com) es una historia de ciencia ficción que escribí junto al escritor y editor Victor Grippoli para la plataforma española Lektu.

Como compilador publiqué el libro Primeros exiliados, (ISBN: 978-987-1951-33-8) antología de textos breves de ciencia ficción publicada en la editorial Tahiel ediciones.

Algunos de mis relatos fueron seleccionados para colecciones antológicas como por ejemplo Mano dura, (ISBN: 978-987-338-792-0) editado y reeditado por la editorial Pelos de punta. Y la colección 2099c Rusia y la URSS en la ciencia ficción (ISBN: 978-84-16107-77-3), para la serie 2099 de Ediciones Irreverentes.

El la editorial Dunken se publicaron las antologías: Sueños dirigidos (ISBN: 978-987-02-7408-7) compilado por María Florencia Estévez Bejo, El diálogo nos amontona (ISBN: 978-987-02-7394-3), compilado por Jaime Fiorotto, El lector y otros emojis (ISBN:978-987-763-338-2) compilado por Julián Kronn.

En la editorial Mejicana Puertas abiertas se publicó Fútbol en breve (ISBN: 978-607-8386-35-5) compilado por Aldo Flores Escobar.

En la editorial Ediciones Croupier se publicó Le´Croupier 5 libro de obras colectivas y en la editorial Sinergia se publicó Minimalismos, microficciones y cuentos breves (ISBN: 978-987-33-9713-4),publicado por Sergio Gaut Vel Hartman.

¿Cómo es la vida de un escritor en el interior de la provincia? Ventajas y desventajas a la hora de ser leída/o  y/o publicado
Mi vida transcurre en el continuo presente. Hoy tengo certezas y claridades que he descubierto con el tiempo, certezas que tienen que ver con la vida y con la muerte y con lo que nos rodea. Y aunque a veces no lo parezca soy una persona feliz. Gran parte de mi felicidad reside en navegar estas cuestiones. Y veo en lo sencillo la mejor forma. No deseo grandes cosas. Y tengo ramalazos de felicidad cuando veo a alguien de mi familia o a alguien querido acercarse un poquito más a la verdadera naturaleza de nuestra realidad.

El escritor, los escritores, casi siempre tenemos que hacer muchas otras cosas para vivir el día a día. A mí me gusta vender lo que escribo, me gusta ofrecer los textos que puedo editar, me gusta corregir y maquetar para otras personas cuando me pagan por hacerlo. Y  también me gusta hacer otras cosas (por darte un ejemplo) y pasa por poner una verdulería dentro de un supermercado chino hasta colocar equipos de refrigeración con un amigo. Sé que parecen lugares comunes, sí Pero para mí son importantes. Hoy estoy enfocado en empezar mi propio negocio en un rubro diferente, es un emprendimiento totalmente distinto. Pero es algo que me guardo porque dicen por ahí que  a los proyectos no hay que ventilarlos (risas)

Creo que hay ventajas, y es saber que un buen texto puede llegar a cualquier lugar. Es más, puede ser traducido al idioma menos pensado. Para mí una ciudad enorme es un caos que exige la indiferencia para poder continuar. Y un sistema que propone la indiferencia para seguir me parece El horror. Creo que escuché a Mariana Enríquez exponer algo de esto. Es que también conozco muchos otros lugares del llamado Primer mundo y no puedo dejar de decir que estar relativamente apartado de todo eso me parece una gran ventaja.

¿Qué es poesía para vos? ¿Cuál es tu humor como poeta y escritor en general?
¿Qué es la poesía para mí? Uf, cómo me gustaría saber contestar tu pregunta. La poesía va más allá, tiene otra magnitud. Y destaca con otras bellezas. Si bien hay mil reglas específicas para modelar los sistemas de la poesía hay algo ahí que no termino de concebir. Algo que no solo intentaría replicar una realidad. Para mí la poesía es un terreno salvaje y maravilloso. Recuerdo algún poema de Valeria Tentoni o de Alejandra Abnur. Cosas de acá que me gustan.

Me gusta mucho la ironía. Creo que es una forma de humor y me parece paradójicamente útil a la hora tocar temas que deben ser atendidos. Es una lupa. La ironía es una gran lupa con la que también hay que saber advertir. 

¿En cuál género te sentís más cómodo?
La ciencia ficción es un género vasto. Me resulta interesante y útil para poner en escena los problemas más tremendos. Supongo que la ficción en general tiene un poco más de aire que otros géneros. Pero también sé que los mundos que emergen desde la nada tienen que tener buenos anclajes, tienen que ser creíbles y veraces. Y esto, al menos para mí, implica un mayor compromiso.   

¿Tenés libros escritos a cuatro manos con otros autores? ¿Cómo es esa experiencia?
Escribo con muchos autores. Siempre lo hago. Es una buena manera de aprender. Muchos de estos textos son relatos de unas 9.000 palabras y no siempre terminan en un formato como el de un libro, a veces pueden terminar en una revista en particular. Escribí un relato con la escritora gallega Beatriz T. Sánchez y el trabajo quedó en manos de la revista Planetas Prohibidos. Este año también escribí una historia que no salió en formato físico y es un libro electrónico que está disponible en la plataforma literaria Lektu. Se llama Planeta helado, y la escribí junto con el escritor uruguayo Victor Grippoli.

Escribí dos libros con vos (risas) Ana Caliyuri, escritora, poeta que reside en Tandil y con la que también aprendí mucho sobre este oficio. Recuerdo los talleres y blogs que manteníamos en el grupo Heliconia literaria y en donde (creo) escribí microficciones con al menos unos cien escritores diferentes.   

Cabe decir que trabajar un texto con otra persona implica montones de llamadas telefónicas, miles de mensajes de textos, audios, envío de mails, viajes en colectivo, en auto, presentación del texto, horas de café, charla y un largo etcétera. Y todo esto, quieran que no, es parte también de la escritura y de los procesos que forjan al escritor.

Menciona algunos escritores que admirás y el porqué de la elección
Me gustan los clásicos de la ciencia ficción y el terror. Y llegué a ellos por recomendación o por leer sus nombres en otros libros. Podría decirte acá una lista de favoritos, pero basta con saber que leía las traducciones al español de la gloriosa narrativa anglosajona y norteamericana; novela y antología de género española que llegaba a Argentina. Pero supongo que lo más interesante llegó después, con los años. Y creo que fue el interés por los autores de acá.

En resumen, me gusta leer a David Brin, a quien descubrí después de leer a Isaac Asimov. A Greg Bear y a Joe Haldeman. Y sobre el sendero del horror creo que es interesante señalar a Ramsey Campbell o al maestro Clive Barker. Y por supuesto a los inmensos como King o Lovecraft. Pero ojo, porque mi lista es impensada. Y no debo dejar de mencionar acá a Mariana Enríquez o Fernanda Lao. Como tampoco a Clarice Lispector o Paul Auster. Esta extraña sopa literaria bien podría tener raíces en mis gustos musicales. Desde chico toco la guitarra eléctrica y estoy en un grupo que se llama Averno. Y como todos sabemos el estilo metalero está más que unido a la narrativa de género. Es que soy así; puedo saltar de un Robert Bloch a un Michael Connelly sin pestañear. Puedo cambiar a un Swallow the sunpor un Wasp sin arrepentirme.

¿Cuál es el centro del primero de tus libros?
Mi primer libro de relatos titulado Los paranoicos, y fue publicado por Textos intrusos. Son ocho relatos con personajes que orbitan y enfrentan situaciones o realidades impensadas por el común de la gente. En la mayoría de los textos prepondera la irrupción de lo desconocido en lo cotidiano o en el mundo o la realidad como la conocemos. La fuerza que somete la vida de estos personajes es por lo general percibida como ajena. Cósmica, por decirlo de alguna manera. Pero también son fuerzas que, a veces, canalizan hacia nuestra realidad y terminan siendo la indiferencia de alguna institución o la codicia de algún científico. Ese es el centro de Los paranoicos.  

¿Formas parte de alguna asociación de escritores?
Hoy no soy parte de ninguna asociación. Pero sí apoyo con mi firma las iniciativas que tienen que ver con este oficio. En alguna oportunidad concurrí a alguna reunión. Pero no llamó mi atención.

¿Cuál considerás que es el rol de las asociaciones de escritores?
El escritor, los escritores, enfrentamos distintas dificultades y vacíos legales que nunca terminan de solucionarse. Y me gustaría creer que estas sociedades apoyan la concreta edición y difusión de los autores asociados. Sé que tienen beneficios, y eso es bueno. Pero en realidad desconozco el tema en profundidad.

Los escritores como tantos otros son eslabones de la cultura nacional, provincial y local; qué actividades realizas con respecto a la difusión de tus obras y las de otros autores.
Me gusta saber qué es lo que hacen mis colegas, y mucho más me gusta leer en público. Solía hacerlo más seguido, y espero que este nuevo año esté repleto de ferias y eventos literarios. La semana pasada alguien me invitó a una feria que tiene ya sus años acá en Bahía Blanca y que se lleva a cabo todos los domingos. Pero déjame decir que tengo ganas de organizar lecturas mensuales en mi localidad. Mensuales y al aire libre. Pero quiero que la delegación municipal de mi localidad (Ingeniero White) sea parte oficial de las lecturas. Es algo simple, sí. Ya me hubiese gustado concurrir a algo así cuando era un pibe.

Y si por alguna casualidad esta nota llega a las manos adecuadas sería un golazo que me escriban. 

¿Cuál es tu búsqueda como escritor, si es que la hay?
No sé si los escritores tenemos una idea íntegra de lo que  hacemos. Pero sí sé que en un futuro los arqueólogos van a reconstruir a las personas mediante sus palabras, mediante sus pensamientos. Parece una locura. Pero es lo que pienso. Y creo también que la fascinación y el asombro tienen algo que ver.

También sé que los escritores somos leídos en más o menos medida. Pero leídos al fin. Por eso es necesario entender que no solo hay que escribir con pasión. El escritor es un engranaje funcional en la gran herramienta de difusión. Y sé que por esto es necesario escribir lo Que se debe escribir. Es más, antes de publicar hoy la pienso unas diecisiete veces.

Demás está decir que es la forma que encuentro para saber, para preguntarme quién soy, qué hacemos acá y qué es todo esto que nos rodea.

¿Qué opinás de los certámenes literarios? Menciona algunos de los premios recibidos.
No tengo mucho en cuenta los certámenes literarios. Los anoto en algún papel para no olvidarme. Pero me olvido o termino por desinteresarme. En ese aspecto soy un caos. Sí creo que muchos premios son el resultado, un poco, de estar en el lugar y el momento adecuado. A mí me interesa participar en antologías o en revistas de género.

Nunca recibí un premio literario. Sí he sido finalista y por eso me han editado y después publicado, o me han mencionado en concursos y me han dado presentes en la biblioteca por el aporte cultural, etcétera. Pero premios físicos no.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Hace poco terminé de reescribir El Sol blanco, que es mi última novela publicada. La versión digital ya está disponible en la plataforma Lektu.com para el que quiera leerla o regalarla.

Pienso hacer una reedición en pocos meses. Seguramente con mi pequeña editorial Llorar Solo.

Tengo casi listo otro engendro que se llama La biología negra, 9.500 palabras, 400 párrafos, 80 carillas de puro horror cósmico.

Esto va a crear confusión. Pero también estoy sobre las últimas correcciones de Gulka, una novela que escribí en co-autoría con vos (sí, Ana Caliyuri) ya hace unos años y que vamos a publicar en breve.    

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