Estrellas del tamaño de Scarlett Johansson y Adam Driver han saltado a la popularidad masiva por pertenecer a dos de las franquicias más importantes de la historia cinematográfica. La actriz se convirtió en una pieza fundamental del Universo Cinematográfico Marvel, encarnando al personaje Black Widow, quien tuvo su película en solitario este año, tras una década esperando la oportunidad de brillar en solitario. Adam Driver fue el villano principal de la última trilogía de Star Wars y se convirtió en uno de los puntos sólidos de las tres entregas, acaparando a la atención de directores reconocidos y escapando de las críticas más duras que tuvo la dispareja saga.
El público masivo se familiarizó con ambos rostros dentro de contextos fantásticos, aventuras imposibles y rodeados de personajes coloridos, pero muchos desconocen las capacidades dramáticas de ambos, que ostentan una filmografía envidiable que, a menudo, se pasa por alto.
Noah Baumbach es uno de los directores más respetados de la industria. Guionista también de sus films, suele centrarse en historias dramáticas, con personajes “humanos”, conflictos realistas que frecuentemente se nutren de la historia personal del autor. Mientras somos jóvenes o Los Meyerowitz: la familia no se elige son dos de sus films más recientes que combinan los dilemas cotidianos con un sentido del humor inteligente, sagaz y punzante. Baumbach está acostumbrado a trabajar con los actores más prestigiosos de la escena hollywoodense, ya que su reputación lo puso junto a nombres como Spike Lee, Wes Anderson o Woody Allen. Actores y actrices como Dustin Hoffman, Emma Thompson, Naomi Watts o Ben Stiller han confiado en las habilidades del artista, ayudando en la creación de películas que suelen competir en los mejores festivales del mundo, pero que no gozan del reconocimiento universal en la taquilla.
Cuando se anunció que Johansson y Driver serían los protagonistas de un film exclusivo para la plataforma Netflix los medios de comunicación pusieron en ojo en la película, creando un revuelo mediático y del público como pocas veces antes tuvo el director en su carrera. De golpe, Historia de un matrimonio se convirtió en un pequeño hit dentro de la plataforma de streaming, y le permitió a mucha gente conocer otra faceta profesional de dos actores que se volvieron estrellas en productos más comerciales y pintorescos.
Historia de un matrimonio narra la vida de Charlie Barber y su esposa Nicole. Él es un dramaturgo y director teatral de enorme reputación que tiene una importante oportunidad laboral en el futuro inmediato, pero eso lo obliga a quedarse en Nueva York, donde viven. Ella es una ex actriz de cine que dejó su carrera para ayudar en la compañía teatral de su marido, y también para criar al hijo de ambos. Pero la pareja llegó al punto de quiebre en la relación, y pese a intentos de mediación profesional para mejorar la situación, todo se cae a pedazos y la ruptura se termina de consolidar cuando Nicole acepta un trabajo para televisión en Los Ángeles, llevándose con ella al pequeño.
Pese a que acordaron separarse en buenos términos y sin abogados de por medio, la familia de Nicole la convence de contratar a una poderosa abogada, Nora (interpretada por la siempre increíble Laura Dern) que, al enterarse de los sentimientos de abandono que sufrió su clienta, sumado a la infidelidad que cometió Charlie con una miembro de su compañía, le propone aplicar todas las estrategias legales habidas y por haber para obtener no sólo la custodia del hijo sino una compensación económica sustanciosa.
Charlie, por su parte, intenta calmar las aguas contratando un abogado laboral más pasivo, consigue una pequeña casa en Los Ángeles para estar cerca de su hijo y demostrar que puede ser un padre presente, pero los vericuetos legales le pondrán las cosas cada vez más complicadas a ambos, intensificando la tensión de la ex pareja y, como muchas veces pasa en estos casos de divorcio, afectando la vida del hijo que tienen en común.
El film oscila entre la disputa legal de la pareja— las reuniones con abogados, visitas del trabajador social— y los diálogos que mantienen Nicole y Charlie. Ambos tienen ira acumulada, frustraciones de años de relación, los dos saben que cometieron errores y, lo peor de todo, es que el amor que se profesaban sigue estando, es el nexo conductor, pero si algo se esfuerza en demostrar la película es que el amor no es suficiente para mantener un matrimonio a flote.
El director toma la acertada decisión de no polarizar al matrimonio asignándole el rol de malo a uno y de bueno al otro, sino de mostrarlos como víctimas de las circunstancias que les tocaron vivir, las externas, junto a los baches que ellos mismos crearon a lo largo de los años. Si hay “villanos” en la historia son los abogados, en especial Nora, quienes intentan destruir a la otra parte en pos de un rédito, cualquiera sea este. Todo el drama se ve matizado por cuotas de humor inteligente que no parodian las problemáticas, sino que demuestran que aún en las tragedias hay momentos más ligeros, de relax, y aún en la oscuridad más absoluta siempre hay lugar para la comicidad.
La película no funcionaría si ambos protagonistas no dieran la talla. Scarlett Johansson y Adam Driver brindan dos actuaciones dignas de todos los elogios y premios que recibieron. Uno cree en cada palabra que sale de ambos, y a los pocos minutos nos olvidamos que son dos de los actores más famosos del planeta, y vemos al matrimonio del título, dos personas comunes y corrientes, entrañables, complejas y atractivas de ver. La calidad de los diálogos es impresionante, en ningún momento parece que estamos viendo a actores memorizando un guión sino que nos sentimos como vouyers, espiando la intimidad de una pareja de vecinos. Noah Baumbach no solo dirigió sino que escribió el guión, y en parte volcó la experiencia que tuvo en su divorcio con la actriz Jennifer Jason Leigh, quien leyó el libreto antes de la filmación y después vio la película, dando su aprobación.
Historia de un matrimonio es una película que toca fibras sensibles pero en ningún momento intenta asestar golpes bajos. Todos hemos pasado por rupturas amorosas y es bueno ver un film que retrate las miserias que puede llegar a tener una relación. Hollywood suele ser una industria que idealiza las relaciones, y esta cuota de realismo siempre es bienvenida. Aparte, esta es una obra que destaca calidad desde el guión y la dirección hasta las actuaciones, todas impresionantes, y sobre todo, creíbles. Una propuesta interesante, minimalista y, pese a todo el drama, esperanzadora al final, que está disponible en Netflix para el goce de todos.