Al Pie de la Letra
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Afuera es Siempre Adentro
Carlos Alberto Balbi: Estudio Analítico de las Puertas
Afuera es Siempre Adentro

Estudio Analítico de las Puertas

Las puertas son lugares muy especiales que no sabemos muy claramente si forman o no parte de la pared. En todo caso están en la pared. Vendrían a ser como trozos de mampostería de quita y pon, según lo reclamen las circunstancias.

Las puertas están hechas para pasar, a veces. Sí, para pasar, pero también para no pasar. Para cambiar de ambiente y para impedir el cambio. Para permitir el paso y para obstruirlo. Para no admitir a nadie más y para admitir a otros. Para encerrar, proteger, intimar, prohibir, o para liberar, descubrir, mostrar o permitir.  Para entrar y para salir. Para ir o para venir. Para unir y para separar. Para traspasar el límite que demarca un muro, pero sin ocasionarse daño y sin padecer el esfuerzo que implicaría ir contra la terquedad que impone el bloque macizo al paso de los objetos.

A veces atravesar una puerta es cobardía, esconderse, huir. Otras es valentía, dar la cara, arriesgar.

Es un elemento tan extraordinario, la puerta, que determina actitudes de las personas, define su denominación social, y hasta les asigna funciones, según de qué lado de ella esté el sujeto. Y cito algunos ejemplos: Cuando en una alcoba la puerta se cierra, intiman los que están de un lado, e ignoran o sospechan los que están del otro. En las prisiones, a unos les indica que están presos o detenidos, y a otros que son ciudadanos libres. Muy poderosa es la puerta de una presidencia, porque otorga potestad, relevancia y lustre al que está sentado frente a la cara de adentro, e impone sumisión al que está de pie frente a la cara de afuera. Y otro ejemplo, muy popular, es que en cualquier medio de transporte público una misma persona antes de atravesar la portezuela para abordar el vehículo, será peatón; después será pasajero; y luego de cruzada por segunda vez, para descender, devendrá nuevamente en peatón.

Sin embargo hay unas puertas que no son generadoras de tan nítidas funciones para los seres humanos que la flanquean: son las de los manicomios. Inspeccionando prolija y detenidamente mediante un muestreo al azar a los especímenes que se ubican de ambos lados, los resultados del estudio inducen a sospechar que muchos de los personajes que están afuera debieran pertenecer al ámbito interno, mientras que otros que están dentro se ven como tibiamente pertenecientes al medio externo. En consecuencia, las conclusiones expuestas nos indican que estas puertas tienen una especie de transparencia o permeabilidad deformadora de imágenes, que denominaremos “de característica inversa”, puesto que a un observador externo lo obliga a confundir los rasgos de los individuos que están de un lado con los que serían propios de los que están del otro. Algunos fundamentalistas sostienen que las puertas de estas instituciones deforman la realidad. No creo en este juicio, sí que producen una ilusión óptica.

En cuanto a las puertas de los retretes, especialmente de los públicos, se diría que a menudo alteran la personalidad del ciudadano que cruza el plano que contiene a cada una de ellas, de manera similar a como una poción mágica transformaba al Dr. Jeckil en Mr. Hyde. Efectivamente, un tranquilo capitalista o un honesto obrero que al comenzar la secuencia que a continuación se describe, está fuera del retrete pero se dirige con empeño hacia él, ni bien pasa a su interior y cierra la hoja de la puerta, se transforma, durante o luego de aliviar su necesidad, nunca antes, en poeta aficionado, agresivo hincha de fútbol, apremiante buscador de exóticos placeres sexuales, y otros vicios y degeneraciones de la personalidad (que cuidadosamente oculta fuera del habitáculo), y deja su impronta en las mismísimas puertas (eso sí, sólo del lado interno).

Y como si lo hasta aquí detallado respecto a las puertas fuera poco, nuestro objeto de estudio tiene connotaciones metafísicas sorprendentes ya que ellas separan con extremada nitidez dos estados de cualquier ser que deba atravesarla: el “ser aquí, ahora” (de un lado de la puerta) y, luego de atravesarla, el “ser allá, después” (del otro lado). Nótese que esta diferenciación ontológica que determina la puerta no sólo lo es respecto al locus ubi (lugar dónde) del quizá distraído viandante sino también al tempus (tiempo) en que se concretan los dos estados del acto de travesía, poder cósmico que nos deja pasmados.

Un apresurado pensador diría, quizá, que las puertas indican a la persona que en un determinado instante se encuentra de un lado, sea por casualidad, obligación o gusto, si “está fuera” o si “está dentro” del lugar al que le pone límite (la conjunción disyuntiva denota con fuerza una alternativa excluyente). Sin embargo digo, por mostrar la falacia del concepto, cuando la puerta ha sido colocada para separar dos habitaciones, o a una habitación de un patio, o a una casa de la calle en que se encuentra, digo que el sujeto que concretamente se encuentra de un lado, está dentro de uno de los predios pero, al mismo tiempo, está fuera del otro. Es decir, está en ambos lugares, y en el mismo instante. Esta situación ambivalente, que denominaremos sincronicidad bilocativa, podría llegar a angustiar gravemente al individuo especificado, o al menos confundirlo (no saber dónde está), si es que de ello fuera consciente. Lo mismo ocurre cuando, queriendo escapar de un primer predio, se traslada a un segundo: siempre está en los dos lugares: está dentro de uno y, al mismo tiempo, está fuera del otro. La dualidad de lasituación así determinada confirma aquello que advirtiera el magnífico Le Corbousier: “Afuera es siempre adentro”. Este último atributo de las puertas (del que también participan las paredes), y que se demuestra en los ejemplos dados, echa por tierra el muy conocido juicio filosófico que dice “el ser no puede estar en dos lugares simultáneamente”.

Por ultimo llamaré brevemente la atención acerca de la fuerza expresiva que tienen las puertas.

Modelos de ello son: cuando alguien se va dando un portazo, o cuando se deja, adrede, la puerta entreabierta, a medio abrir y a medio cerrar, invitando, pero con timidez.

……………………………..

Nota Bene. Quisiera continuar refiriéndome a los tipos, cualidades y usos  de las puertas, pero la variedad de dichas características es rayana en la infinitud, y mi disponibilidad de tiempo es escasa. Doy por concluido entonces (al menos temporalmente) el análisis anunciado en el titulo de las lucubraciones que arriba expongo.

Carlos A. Balbi

Con el objetivo de generar un «testimonio de este tiempo vivido», el muralista Martín Ron puso en marcha junto a un grupo de artistas y curadores el «Primer concurso independiente de puertas intervenidas durante la cuarentena», iniciativa que a lo largo de casi dos semanas convocó a más de 320 artistas que se animaron a intervenir creativamente sus espacios.

Se trata de un proyecto independiente y de autogestión que arrancó el 26 de abril y fue convocado a través de Instagram con la intención de descubrir «hasta qué público se podía llegar manteniendo el espíritu independiente y tendiendo puentes solidarios a otros artistas», asegura Martín Ron en diálogo con Télam. 10-05-20 ARTE

La Puerta del Paraíso (Porta del Paradiso, en italiano) es el nombre con el que se conoce popularmente a la puerta este del Baptisterio de Florencia. Se encuentra ubicada frente a la catedral de Santa María del Fiore. Es obra del escultor y orfebre italiano Lorenzo Ghiberti, quien la comenzó en 1425 y la finalizó en 1452.

La Puerta del Infierno (en francés La Porte de l’Enfer) es un grupo escultórico monumental creado por el artista francés Auguste Rodin, con la colaboración de la escultora francesa Camille Claudel,1 entre 1880 y 1917. La obra está compuesta por distintas figuras inspiradas principalmente en la Comedia de Dante Alighieri, Las flores del mal de Charles Baudelaire y por el libro Metamorfosis del poeta latino Ovidio.

Puerta inca de ingreso a Huánuco Pampa. Huánuco-Perú.

Fuerte de Samaipata, de antecedentes preincas y ocupado por los Incas. Departamento de Santa Cruz-Bolivia.

Conocido también como Huánuco Viejo. Es un importantísimo centro de más de 2 km² (kilómetros cuadrados) ubicado sobre una explanada a 4000 m (metros) de altura. Fue establecido allí porque marcaba el punto medio del camino entre el Cuzco y Tomebamba. Alrededor de una gran plaza que contiene un ushnu o estructura sobre la cual se ubica una especie de asiento, se distinguen cuatro diferentes sectores: uno de depósitos al sur, uno de confección de tejidos al norte, uno de viviendas comunes al oeste, y otro de residencia del inca durante sus visitas al sitio. En total habría unas cuatro mil construcciones dedicadas a funciones militares, religiosas y administrativas.

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