Por Amor al Arte
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En el Nombre del Padre
Pablo Benedini: Muestra su Obra de la Serie Gauchos
En el Nombre del Padre

Nací en un pueblo costero de Argentina en 1963, donde evidentemente, el mar afectaron mi corazón para siempre dándole un tono melancólico y supremo a lo cotidiano.

Actualmente Vivo en Brasil desde hace 4 años, donde continúo trabajando en la temática de GAUCHOS y otros personajes.

En Gauchos, planteo la relación cultural estrecha que existe entre nuestros países más allá de las fronteras. El gauchaje aparece en el reflejo del “puestero”. Diosgracias, trabajador rural que poseía la sabiduría del que conoce su tiempo y su lugar.

Es una muestra virtual donde muestro obras de la serie gauchos.

Porque los gauchos?

Un sábado de otoño por la mañana mi padre interrumpió mi jornada de juego matutino. Me llevo al patio y señalo una pila de ladrillos arrumbados contra el tapial del fondo y preguntó, ¿que ves acá?. Con la inteligencia que me caracteriza conteste…”ladrillos”…

El con su extremada paciencia me marcó la punta de uno de los ladrillos diciéndome: acá … acá …

Entonces vi… por primera vez  mis ojos se abrieron a una pequeña manchita verde de musgo…

– Ves,  me dijo,  esto es lo que explica la existencia de Dios, ahora anda y seguí jugando…

“si podes” le faltó decir… (Risa)

Nadie podía crear en ese lugar tan inhóspito,  semejante perfección.

Crear para lo imperceptible?
En secreto?
para nadie …?

Por el mismo hecho,  fuimos Un padre y un hijo, una molécula de humanidad , fuimos protagonistas del universo

eterno,
sabio,
justo,

Perfecto…

En el fondo de aquel patio.

Quizás,  por haber entendido esto,  es que crecí jugando.

Vivo si demasiada formalidad;  con la seguridad de que el Creador, elige manifestarse tan claramente, que es oculto para ojos cotidianos.

Aprendí a buscar por las periferias, por lugares invisibles e imperceptibles…  en lo secreto y en los ínfimos rincones,  detrás de las puertas de las cocinas a la hora de la siesta.

Ahí,  siempre habitaba lo perfecto.

Desde que observo lo invisible… creo en lo que no se ve…

Dejó su obra reservada para aquellos que buscan, en lo pequeño, en lo desapercibido…

Solo Juega con buscadores,  que no van por veredas obvias.

En galpones de patios entre perros de yeso arrumbados  y azadas rotas, esperaba lo inaudito  con esa sonrisa fresca y privada de niño.

Dios estaba en esos lugares inhóspitos, inobservables.

Pintando de un mismo trazo lo mínimo y lo máximo, que es lo mismo.

Por eso la “gauchosidad” supera al personaje, no pinto  gauchos de la “tradición”, habitantes de mapitas de manual… veo personas,

Galopando por silencios,  arrieros de inmensidad, 

Con apariencia a la nada.

Domando un atardecer de rojo.

Los perros, negros  y sabios,
y caballos compañeros,
Cercanos a ranchos dulces como pequeñas tristezas.
Construyen mi pampa eterna.

En aquella, la llanura
En la sierra y en la selva …
Rodeados de verde oro y azules estrellados.
Van como marineros de puertos inseguros y guapos de milongas rantifusas.

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