Perder un estandarte a manos del enemigo es uno deshonor mayúsculo, más aun si el que pierde ese emblema, es un Imperio.
El Británico, era, para comienzo del siglo XVIII, uno de los mayores imperios sobre el planeta, conquistando tierras en cada continente. Implementando para ello todos los medios a su alcance para conseguir tal fin, para imponer su religión, sus costumbres y su sistema político y económico.
Durante las frustradas Invasiones Inglesas al Virreinato del Río de la Plata los españoles capturaron seis banderas y un banderín a los británicos, los que continúan en poder de nuestro país hasta la actualidad.
El 27 de junio las tropas inglesas, que desembarcaron en Quilmes, llegaron a la ciudad el 28 de junio y la bandera británica es izada en el fuerte porteño, asumiendo como gobernador el Brigadier General Beresford, quien intenta ganar el apoyo de los sectores más poderosos de la ciudad, pero la instalación del libre comercio provocó la reacción de los comerciantes de la ciudad y del Cabildo.
Mientras desde Córdoba el virrey Sobremonte intenta organizar un ejército, en Buenos Aires varios grupos planean la resistencia. Mientras tanto, en Montevideo el gobernador Ruiz Huidobro colabora con el capitán de fragata Santiago de Liniers, quien reúne 1.000 hombres y desembarcan el 4 de agosto en el puerto de Las Conchas (Tigre actual).
En su camino hacia el Fuerte de Buenos Aires, pasan por la Chacarita y acampan en los corrales de Miserere. Al paso de estos hombres se suman nuevos voluntarios llegando a 4.000 combatientes en total. El 10 de agosto ocupan Retiro y al día siguiente avanzan sobre la Plaza Mayor. El 12 de agosto inician el ataque entrando por la calle Reconquista que por entonces era conocida como de la Merced y la calle San Martín llamada de la Catedral. Liniers logra rodear a los ingleses quienes se repliegan sobre la Recova y el fuerte. Juan Martín de Pueyrredón toma la bandera del Regimiento 71, al verse rodeado Beresford decide capitular.
Ese día los soldados del virreinato capturaron cuatro banderas de las tropas británicas y un guion o banderín. Mantenidos en carácter de trofeos de guerra hasta la actualidad, las cuatro banderas se conservan en el Convento de Santo Domingo (en Defensa y avenida Belgrano) y el guion en el Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo, ambos en Buenos Aires.
El Banderín Británico es del 71 Highlanders Regiment, del norte de Escocia. El dato anecdótico es que desde esa fecha, dicho regimiento, desfiló varios años sin bandera, y para sumarle más dramatismo al orgullo escoces, este fue el primer escuadrón que alguna vez perdió un estandarte en una batalla a manos del enemigo. Condenados a la deshonra para siempre, el Regimiento 71 realizan las paradas y los desfiles sin estandartes, al pasar frente a la reina debían bajar su mirada en señal de vergüenza y marchaban solo con el asta. Para la tradición británica: «las banderas rendidas, deben recuperarse en combate».
En ese momento, la Iglesia Católica fue la columna vertebral de la resistencia, los invasores traían su religión para imponerla, como lo hicieron en el resto del mundo, así la cruz y las armas se alzaron contra el imperio.
El Convento de Santo Domingo, se transformó en el segundo intento de dominio, en un baluarte en la defensa de la ciudad en julio de 1807, el edificio se transformó en el sitio de los mayores combates, actualmente serían las calles Balcarce, Venezuela, Perú y avenida Belgrano.
El convento había sido tomado por tropas que comandaba el general Craufurd y donde participaba el teniente coronel Dennis Pack, un veterano de la primera invasión y miembro del regimiento 71. Se alistó por el solo hecho de recuperar las banderas y volvió a fracasar. El combate en la iglesia fue durísimo: los defensores de la ciudad disparaban desde Defensa y Moreno, donde estaba la casa de Francisco de Telechea. Las marcas de los cañonazos (fueron rellenadas con bolas de madera, simulando la munición real) todavía se ven en la torre izquierda de la iglesia, la única que había entonces. Tras la rendición de los invasores, las banderas quedaron en su lugar. Y el regimiento 71 Highlanders sigue desfilando sin su símbolo.
Luego de desembarcar en Ensena, los ingleses tenían como objetivo llegar a la Plaza Mayor, para luego emprender la avanzada hacia adentro del Virreinato. El 5 de julio los ingleses tratan de entrar en la ciudad y reciben desde las azoteas y casas todo tipo de proyectiles (desde armas caseras, piedras a cargas de fusil). Al llegar a Santo Domingo reciben el ataque de los patricios y los ingleses no pueden resistir. El 7 de julio finalmente Whitelocke acepta la rendición.
Durante la Segunda Invasión Inglesa las fuerzas británicas capitularon en Buenos Aires el 7 de julio de 1807, perdiendo dos días antes dos banderas que se exhiben en el camarín de la virgen de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, en la parte superior de la basílica de Santo Domingo, en la ciudad de Córdoba.
En el lapso en que Buenos Aires estuvo en manos de los ingleses, hubo un hecho importante: el 1° de julio de 1806 se prohibió la ceremonia del culto al Santísimo Sacramento. Por eso Liniers prometió que si recuperaba la ciudad, ofrendaría a esa Virgen las banderas que le capturara al enemigo.